¡Hoy vamos a hablar de algo que me fascina: un término holandés llamado "niksen". ¿De qué se trata? Pues, simplemente, de no hacer nada. Así de claro: no hacer nada con un propósito.

Los holandeses han convertido el niksen en una disciplina, lo cual me parece gratificante e interesante. Yo comencé a practicarlo hace un mes, durante una situación de salud que me obligó a desacelerar. No hacer nada con propósito me permitió descansar de verdad. En lugar de leer para aprender, leía por puro placer. Me dedicaba a mirar por la ventana, observar el cielo y respirar.

La crianza influye mucho en cómo percibimos el niksen. Para mí, no hacer nada era impensable. Relajarme era difícil, casi imposible, porque en mi familia, el descanso podía ser motivo de crítica. Y uno termina auto criticándose por no hacer nada. Crecí con la idea de que siempre hay que estar haciendo algo productivo, y el simple acto de relajarse se sentía como un lujo que no podía permitirme.

Aceptar y disfrutar del niksen lleva tiempo. No sentirte incómodo o culpable por no hacer nada es un proceso. Puedes estar afuera limpiando, estudiando o trabajando, pero date una hora o dos para no hacer nada. Aprovechar esos momentos de inactividad consciente puede ser increíblemente reparador.

Algunos de ustedes pueden sentir esa incomodidad, esa sensación de no estar aprovechando el tiempo. Pero no se trata de aprender, ganar algo o buscar aprobación. Se trata de disfrutar el momento sin estrés. Es un tiempo para conectar con uno mismo, para reflexionar y simplemente ser.

Cuando practicamos el niksen, nuestras mentes y emociones se calman. En esos momentos de relax, mi energía se equilibró y la prosperidad fluyó de una manera inesperada. Proyectamos esa energía positiva. A veces, la claridad que necesitamos en nuestras vidas surge en esos momentos de calma y quietud, cuando permitimos que nuestra mente descanse.

Conectarte con el niksen es un regalo. Permite que tu mente descanse y disfrute. Ríe, sonríe a un niño, mira a alguien atractivo sin engancharte en pensamientos críticos. Es un tiempo para ti. Es un momento para reconectar con la simplicidad y la belleza del presente.

Integrar el niksen en nuestras vidas es vital. Trabaja en tu equilibrio, crea ese espacio de diez, treinta minutos o incluso una hora para desconectar. Disfruta del simple acto de no hacer nada. Si te provoca bailar, baila. Si te provoca dormir, duerme. Escucha a tu cuerpo y a tu mente, y permítete ser.

Todo esto nos lleva a una conclusión: necesitamos integrar en nuestra mente, cuerpo y espíritu una tranquilidad que muchos hemos perdido. La vida moderna nos empuja a estar siempre ocupados, siempre productivos. Pero el niksen nos invita a desacelerar y encontrar la paz en la inactividad consciente.

Regálate ese momento, siéntete emocionado por el niksen y compártelo con otros. Es una herramienta necesaria para el bienestar. Invita a tus amigos y familiares a probarlo. Comparte tus experiencias y descubre cómo el niksen puede mejorar tu vida.

Al final del día, el niksen no se trata de ser perezoso, sino de encontrar un equilibrio saludable en nuestras vidas. Nos ayuda a recargar nuestras energías, a ser más creativos y a enfrentar los desafíos con una mente clara y descansada. Así que, la próxima vez que te encuentres atrapado en el ajetreo diario, recuerda que está bien tomarse un momento para no hacer nada. Tu cuerpo y mente te lo agradecerán.

Coméntame tu experiencia si lo haz hecho o piensas hacerlo.
Todas las imagenes fueron diseñadas con bin.
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English

Today we are going to talk about something that fascinates me: a Dutch term called “niksen.” What is it? Well, simply doing nothing. Plain and simple: doing nothing with a purpose.

The Dutch have turned niksen into a discipline, which I find rewarding and interesting. I started practicing it a month ago, during a health situation that forced me to slow down. Doing nothing with a purpose allowed me to truly rest. Instead of reading to learn, I read for pure pleasure. I just looked out the window, watched the sky, and breathed.

Upbringing greatly influences how we perceive niksen. For me, doing nothing was unthinkable. Relaxing was difficult, almost impossible, because in my family, rest could be a reason for criticism. And you end up criticizing yourself for doing nothing. I grew up with the idea that you always have to be doing something productive, and the simple act of relaxing felt like a luxury I couldn’t afford.

Accepting and enjoying niksen takes time. Not feeling awkward or guilty about doing nothing is a process. You can be outside cleaning, studying, or working, but give yourself an hour or two to do nothing. Taking advantage of those moments of conscious downtime can be incredibly restorative.

Some of you may feel that awkwardness, that feeling of not taking advantage of the time. But it's not about learning, or earning something, or seeking approval. It's about enjoying the moment without stress. It's a time to connect with yourself, to reflect, and to just be.

When we practice niksen, our minds and emotions calm down. In those moments of relaxation, my energy was balanced and prosperity flowed in an unexpected way. We projected that positive energy. Sometimes the clarity we need in our lives comes in those moments of calm and stillness, when we allow our minds to rest.

Connecting with niksen is a gift. Allow your mind to rest and enjoy. Laugh, smile at a child, look at someone attractive without getting caught up in critical thoughts. It's a time for you. It's a time to reconnect with the simplicity and beauty of the present.

Integrating niksen into our lives is vital. Work on your balance, create that space of ten, thirty minutes, or even an hour to disconnect. Enjoy the simple act of doing nothing. If it makes you want to dance, dance. If it makes you want to sleep, sleep. Listen to your body and mind, and allow yourself to be.

All of this leads us to one conclusion: we need to integrate into our mind, body, and spirit a tranquility that many of us have lost. Modern life pushes us to always be busy, always productive. But niksen invites us to slow down and find peace in conscious inactivity.

Give yourself that moment, feel excited about niksen, and share it with others. It's a necessary tool for well-being. Invite your friends and family to try it. Share your experiences and discover how niksen can improve your life.

At the end of the day, niksen is not about being lazy, but about finding a healthy balance in our lives. It helps us recharge our energies, be more creative and face challenges with a clear and rested mind. So, next time you find yourself caught up in the daily hustle and bustle, remember that it's okay to take a moment to do nothing. Your body and mind will thank you.

Let me know about your experience if you've done it or are thinking of doing it.
All images were designed with bin.

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