Siempre he entendido y sentido de manera intuitiva que el optimismo es una cualidad invaluable y necesaria para todos los seres humanos, ya que nos permite hacer frente a los desafíos de la vida con una actitud positiva, creativa, valiente y esperanzadoras. Gracias a ello, he entendido además que sonreírle a la vida, es importante, porque si le sonreimos a la vida, la vida nos devolverá la sonrisa; y ese por sí mismo nos ayudará a hallar lo bueno dentro de cada circunstancia por adversa que parezca.

Esto significa que en cada situación seremos capaces de ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío, lo cual nos permiriá percibir soluciones ante cada problema que se interponga en nuestro camino; en vez de quedarnos rezagados considerando los obstáculos y problemas como cosas insalvables.

El optimismo y sus efectos en torno al estrés y la ansiedad

El hecho es que el optimismo mejora además la calidad de vida de quienes lo adoptan, en el sentido de que también tiene grandes e innegables beneficios para la salud mental y física de las personas que lo practican. La ciencia médica ha demostrado sobradamente que el optimismo reduce el estrés, el agotamiento y la ansiedad, por lo que las personas optimistas tienden a tener una visión más clara y equilibrada de las situaciones problemáticas, lo que les ayuda a afrontarlas con mayor calma, tranquilidad y de una manera más precisa o eficiente.

Este hecho es muy fácil de explicar, debido a que al mantener una actitud positiva, las personas optimistas liberan en sus cuerpos serotonina y endorfinas, que son dos substancias orgánicas (dos hormonas) que les hacen sentir llenas de felicidad y bienestar. Todo esto tiene un efecto positivo, relajante y saludable en el cuerpo y mente de las personas.

Por si esto fuese poco, el optimismo promueve nuestra capacidad resiliencia, que en pocas palabras es la capacidad de recuperarse exitosamente de las adversidades y problemas. Y esto es posible debido a que las personas con actitud optimista logran percibir los obstáculos y problemas como oportunidades reales de expansión, crecimiento, evolución y aprendizaje, en vez de considerarlos como fracasos irreparables. Y dicha mentalidad les permite vencer los contratiempos y obstáculos más fácilmente y seguir adelante en la persecución de sus objetivos y sueños.

El optimismo, la longevidad y las relaciones personales

No puede sorprendernos entonces que el optimismo también esté ligado con una mayor longevidad; de hecho, siendo más enfáticos, estudios científicos han demostrado que las personas con una actitud positiva frente a la vida gozan de mejor salud física y mental; y esto es trascendental porque se traduce nada menos que en una mayor esperanza de vida. Así que sonreírle a la vida, puede ser considerado como una estrategia efectiva para disfrutar de una vida plena, tranquila, saludable y feliz.

Además, el optimismo fomenta relaciones personales más plenas, saludables y satisfactorias, debido a que las personas optimistas suelen ser más amables, empáticas y comprensivas, lo que facilita la creación de vínculos sólidos y duraderos con los demás. Esta actitud positiva contribuye a su vez a resolver conflictos de una mejor y más constructiva manera, fortaleciendo la calidad de las relaciones interpersonales y fomentándolas de manera efectiva.

Otra de las cuestiones positivas respecto al optimismo es que puede resultar contagioso, debido a que al sonreírle a la vida y mantener una actitud positiva, las personas optimistas podemos inspirar a los demás a mantener la misma actitud, lo cual es como una especie de efecto en cadena.

Y esta proliferación de optimismo creará entonces un ambiente positivo continuo que beneficiará a todos cuantos nos rodean. Así que en líneas generales, el valor del optimismo subyace y opera en su capacidad para convertir nuestra propia realidad en algo mejor, y es una transformación cualitativa de las circunstancias que hace nuestras vidas sean más felices y plenas.

¿Es posible ser siempre optimistas en la vida?

En lo personal, creo que no siempre será posible lograrlo, ahora bien, también pienso que es necesario y útil intentarlo al menos. Es cierto que a veces la vida nos pone obstáculos que minan nuestras ganas de salir adelante, pero es en esos momentos cuando precisamente más debemos apoyarnos en el optimismo, como si de un bastón se tratara, porque esto puede marcar la diferencia entre rendirnos o seguir luchando hasta conseguir los objetivos que nos hemos propuesto como metas de vida.

Una magnífica forma de lograr ser optimistas es sentirnos siempre agradecidos por las muchas bendiciones de las que gozamos diariamente; tales como estar al lado de nuestras familias y también por el hecho de tener comida, techo, ropa, trabajo y todas las muchas otras cosas buenas de las que gozamos en la vida. Quienes así lo hacen, lograrán sentirse optimistas, plenos y felices con mayor frecuencia, y tendrán un sentido positivo y pleno en casi cualquier situación.

Porque ser pesimista no es una opción válida, además, cualquier persona puede ser pesimista, ya que es muy fácil serlo; pero preguntémonos: ¿Qué gana alguien al ser pesimista más que dificultar o empeorar sus circunstancias específicas?

Porque el pesimista no solo se siente mal en el momento, también se siente ansioso, con miedo y paralizado ante las circunstancias que le toca vivir; lo que le lleva a errar, en el sentido de que no verá las mejores opciones o soluciones a sus problemas ni aunque las tenga al frente. Lo que simplemente le hará actuar por impulso o de manera exagerada, o incluso peor, puede que ni siquiera se atreva a hacer nada por mejorar su situación en ningún sentido.

Pero el optimista es precisamente todo lo contrario del pesimista, y en ello yace su grandeza personal; esa que le llevará finalmente al éxito en todo cuanto se proponga en la vida.

En fin, ¿qué opinan ustedes sobre el tema tratado hoy? No olviden comentar...

Hasta la próxima.

Artículo escrito por José Quintana.