Hace muchos años, apenas tenía 23 años, se me ocurrió comprar un carro, casarme, comprar un apartamento, viajar y pasarla bien.

Todo eso fue maravilloso, muy rico y todo se pudo lograr gracias a un buen empleo, con un buen sueldo; vivía un hermoso sueño.

Era un muchacho, solo pensaba en divertirme y tenía una pareja que se acoplaba muy bien a mí; yo era muy feliz, hasta que cruce la línea y caí en los excesos.

Esto trajo como consecuencias que el dinero se iba más rápido que como entraba, aparecieron las deudas y como bola de nieve comenzaron crecer.

En algún momento perdí el norte y la alegría fue disminuyendo, la tristeza apareció y los días de diversión desaparecieron.

A todo esto se le sumaron problemas con mi esposa, el carro fue chocado, me atrasé con los pagos del apartamento, las tarjetas de crédito comenzaron a ser rechazadas en los comercios y mi estado de ánimo se fue a pique.

Una amiga, viendo el cómo me estaba degradando, me invitó a una charla que iban a dar en la compañía en que trabajaba; le permitían llevar a un conocido.

La charla trataba sobre el optimismo y como influía en nuestro entorno.

De la persona que dicto la charla solo recuerdo su nombre que era Griselda.

Esa mujer me cambio la vida y justo a tiempo porque yo estaba en etapa de desesperación por las deudas.

Salí de ese taller con otra visión, no con el dinero para pagar las deudas, pero si con otro pensamiento, con un peso menos sobre mí, me liberaron de unas cadenas invisibles.

Jamás le había dado importancia al ser optimista o pesimista; Griselda me abrió los ojos y comencé a ver la vida de otra forma, podría decir que con más responsabilidad para conmigo y quienes me rodeaban.

A partir de ese día comencé a tener un pensamiento en donde no había cabida para las lamentaciones, hice análisis de mi situación y busqué las posibles salidas para mejorar mi situación económica y a su vez los problemas en el hogar y en mi empleo; me organicé.

Todos los días me levantaba con ánimos, colocaba canciones alegres, preparaba el desayuno, agradecía al universo por ser tan amable conmigo y me esmeré por regalar una sonrisa a todos, comenzando con el espejo y mi esposa.

Lo fundamental fue darle la espalda a la tristeza, armarme de responsabilidad y valentía, hacer sacrificios y esforzarme mucho en mis labores.

No fue fácil, se presentaron días en que llegué a pensar que me estaba mintiendo, que todo lo que estaba haciendo no serviría para nada, pero no cesé en seguir adelante, sabía que lo podía lograr y no tuve miedo.

El ánimo me subía más cuando escuchaba de las personas que me rodeaban, que me veían diferente, como si una luz maravillosa rodeara mi ser.

Al escribir estas letras me emociono, siento esa buena vibra de aquel entonces.

Todo cambió, salí de las deudas, me fue mejor en mi empleo y mi relación con mi esposa fue más estrecha.

No les voy a mentir, no todo fue color de rosas, no todo es coser y cantar, pero aprendí a manejar los desafíos y doy fe de que si tienes los pensamientos alejados de la tristeza, del pesimismo, todo, todo, se moverá a tu favor.

Los desafíos, las circunstancias no amenas, son lecciones para corregir algo malo en ti y sirven como escalón para una mejor calidad de vida.

Solo hay que detenerse para analizar lo que nos está pasando, buscar la causa y corregir. Es posible que en algún momento debamos acudir a un especialista para que nos ayude, pero lo principal es poner de nuestra parte.

He pasado por depresiones, he caído en la ruina, pero con el amor de los míos y el recuerdo de la carga positiva que me dio Griselda, todo ha mejorado.

Otra cosa que me activa en el mundo de lo positivo es que si alguien necesita de mí o si veo alguna persona con los mismos problemas que yo viví, salgo en su ayuda. Al hacer esto, el universo me premia y la felicidad me embarga.

También práctico, que me alejo de las personas tóxicas, pesimistas, que no aportan nada bueno; mi entorno está lleno de personas maravillosas.

¿Soy positivo?

Claro que sí, porque confió en mis capacidades y estoy seguro de que con esfuerzo, amor, pasión, las recompensas serán muy gratas.

La fe está presente en mí todo el tiempo y las esperanzas nunca se pierden.

Nunca, nunca dejo de aprender algo nuevo, eso te lleva a buscar nuevas metas, nuevos horizontes y por ende llegan muchas satisfacciones.

Estoy full agradecido con @purrix por haberme invitado a esta iniciativa propuesta por @charjaim que me ha parecido genial, maravillosa; mis felicitaciones por ello.