[ESP-ENG] Amar más allá de la ilusión - Amar es una madurez continua || Loving beyond illusion - Loving is a continuous maturation

En esta oportunidad, vuelvo a retomar la publicación politemática de nuestro columnista, @emiliorios. Y esta vez me enfocaré en desarrollar el tema sobre el amor. Amor necesitamos todos: hay para dar y para recibir. Pero sucede que el amor a veces es maniatado y mediatizado.

Muchas personas me han mencionado varias veces: “Yo no creo en el amor, el que se enamora pierde.” Pero esta afirmación, que en mi entorno resuena con clara vehemencia en el eco urbano, proviene de experiencias de parejas cuyas relaciones han estado marcadas por la manipulación, la inestabilidad emocional y el resentimiento.

Lo que también me conlleva a pensar con delicado detenimiento varias cuestiones. Por ejemplo, hace poco, una amiga me había comentado que la selección de pareja es muy importante porque define la calidad emocional de nuestro futuro o porque una mala elección puede definir años de sufrimiento. Nadie quiere estar con una persona que genere daño; eso es simple de entender. A pesar de ello, es algo que ocurre, lo cual resulta paradójico. Es decir, se produce un resultado indeseable que conduce a la compleja situación emocional que había mencionado anteriormente, en la que la posibilidad de una ruptura o separación definitiva se contempla como una opción tentadora para la persona que se siente herida.

Hay otros casos, por ejemplo: “vivimos juntos, pero separados”; “Nos peleamos, pero nos entendemos (luego de una discusión fuerte)”; “A pesar de todo lo que ha hecho, lo quiero (apego ansioso)”; “No quiero sentirme sola o solo (mantener el status quo)”; “no nos separamos por los niños (estabilidad ficticia)”. Son partes de esas expresiones que he escuchado en variadas ocasiones, donde cada una de ellas tiene una carga narrativa compleja en la que los tres elementos manipulación, inestabilidad y resentimiento se encuentran presentes.

Luego de escuchar parte de las anécdotas que me han compartido muchas personas, en algunas ocasiones, les he realizado preguntas sobre el amor. Y cuando intentan conceptualizarlo, lo hacen desde una perspectiva negativa o titubean. Y de hecho, sino les prestamos atención, pareciera que fuera parte de una expresión inocente. Pero, es complicado oír de una madre o de un padre decirles a sus hijos de una forma cínica: “cuidado te enamoras”. Y otras personas se inclinan por el lado extremista materialista: “mientras tanto, aprovecha”. No es por la pasión o la efervescencia hormonal manifiesta o el interés genuino, sino que proviene desde las heridas.

Entonces, parte de estas enseñanzas, que se puede presentar como una medida preventiva (eso es peligroso) y otra enteramente materialista (extracción unilateral de recursos), conlleva que, una vez que la próxima generación establezca vínculos afectivos, cargarán con estas dos visiones distorsionadas del afecto: el miedo al dolor y la mercantilización del otro. Pero, de lado, se deja el crecimiento en pareja la creación de un futuro mutuo, el apoyo emocional y el desafío constante a ser mejores. Entonces, más que lograr una sinergia entre dos seres, se convierte en un tira y afloja emocional o un contrato de mutua conveniencia y lo que realmente corresponde al “ámbito” amoroso se difumina, se ofusca y se pierde en medio de la neblina compuesta por el resentimiento, las heridas no sanadas y de patrones dañinos.

Debemos comprender que amar no es la ilusión de un final feliz, sino la madurez continua de un vínculo sin contratos. No esta demás entenderlo como la elección diaria de dos seres que deciden crecer juntos.