Rigoberto tenía un importante cargo en una empresa de prestigio, vivía de reunión en reunión y viajes de negocios, habla y trato formal con todos. ¡Ay! pero cuando llegaba a casa: se soltaba la corbata y la tiraba en el sofá de la sala, allí mismo dejaba el saco y el maletín, entraba a la cocina y dejaba el reloj en el mesón, luego pasaba al cuarto y con los pies se quitaba los zapatos y los dejaba donde quedaran, se terminaba de desvestir y se tiraba a la cama, detrás venía María, con el saco, la corbata y demás accesorios y los acomodaba en su sitio y le ofrecía una ropa cómoda que el agradecía con un puchero y hablándole como si tuviera cinco años.
El habla infantil, en algunos hombres, en la intimidad, parece ser una constante, que se da incluso en los dos íntegrantes de la pareja: «bebecita tráeme un cafecito», «sí, mi mol», eso es indicio, entre ellos, de que la relación está bien. Cuando hay un disgusto Rigoberto aplica la ley del mutis y no habla por varios días y le da la espalda en la cama, hasta que una madrugada cualquiera, despierta a María porque él «no aguanta más» y deben hablar, no importa que sean las cuatro de la mañana y ella deba madrugar para alistar los niños para el colegio. Allí aparecerá el manipulador, narcisista a exigir atención, mostrando sus carencias afectivas arrastradas desde la infancia. A las ocho de la mañana estará en su oficina ejerciendo su rol de empresario y atendiendo su programación como un hombre hecho y derecho, pero en casa volverá a ser el crío malcriado.
Palabras más palabras menos, quizá a alguien les recuerde la forma de ser de Rigoberto, algún ex, un hermano, cuñado, o su propio caso. Es bastante frecuente este comportamiento. Conocí amigas que no asistían a alguna reunión, después de la hora de trabajo, porque su Romualdo se molestaba sí ella no estaba en la casa en el horario acordado. Él podía llegar tarde y no pasaba nada, pero ella tenía que hacer su papel de esposa abnegada, que incluía además de su trabajo en la calle, en el caso de que lo tuviera, las labores habituales del hogar y atención de los niños, donde el esposo era el hijo mayor.
Tener una pareja adulta es un regalo divino, alguien que asume las responsabilidades, que no siente que ayuda en el hogar sino que es parte de su entrega al hogar para que todo marche bien. Que tiene el hombro dispuesto y sabe recibir y es parte del equilibrio, que sabe que lo que se da es lo que se recibe, sin imposiciones ni exigencias, ni voz de mandó, un líder situacional que conoce sus fortalezas y debilidades y sabe ocupar o ceder espacios, en armonía y comunicación. ¿Existe? Sí
Con este tema, pienso que los padres tenemos gran responsabilidad cuando creíamos a nuestros hijos varones y le inculcamos comportamientos machistas. Las hermanas cocinan y hasta les lavan la ropa, creo que es un grave error tanto para la mujer como para el hombre. Ellos deben aprender a cocinar, a arreglar su ropa, ordenar su habitación y hacer el aseo del hogar igual que las damas. Entender que hay diferencias y que las labores más fuertes deben asumirlas ellos, y aprender a valorar la sensibilidad femenina, no como un defecto, sino una característica eventual por los cambios hormonales. Con respeto todo se logra.
Esta es mi participación para la invitación de @rosahidalgo: Cómo se comporta un adulto en la relación.
Gracias por tu amable lectura.
Mi contenido es original
He utilizado el traductor de Google.
Imágenes de pixabay, con su respectiva fuente.
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English Version
Rigoberto had an important position in a prestigious company, he lived from meeting to meeting and business trips, he spoke and treated everyone formally. Oh! But when he got home: he would loosen his tie and throw it on the living room sofa, he would leave his jacket and briefcase there, he would go into the kitchen and leave his watch on the counter, then he would go into the bedroom and with his feet he would take off his shoes and leave them where they were, he would finish undressing and throw himself on the bed, Maria would come behind him, with his jacket, tie and other accessories and she would arrange them in their place and offer him some comfortable clothes that he thanked with a pout and speaking to him as if he were five years old.
Intimate childish talk, in some men, seems to be a constant, even in the two members of the couple: "baby, bring me a coffee," "yes, my love," that is an indication, between them, that the relationship is going well. When there is a disagreement, Rigoberto applies the law of silence and does not speak for several days and turns his back on her in bed, until one morning, when he wakes Maria because he "can't take it anymore" and they have to talk, no matter that it is four in the morning and she has to get up early to get the children ready for school. There, the manipulator, the narcissist, appears to demand attention, showing his emotional deficiencies carried over from childhood. At eight in the morning he will be in his office exercising his role as a businessman and attending to his schedule like a grown man, but at home he will return to being the spoiled brat.
More or less, perhaps someone will remember Rigoberto's way of being, an ex, a brother, brother-in-law, or their own case. This behavior is quite common. I knew friends who did not attend a meeting after work hours because their Romualdo would get upset if she was not at home at the agreed time. He could arrive late and nothing would happen, but she had to play her role as a self-sacrificing wife, which included, in addition to her work on the street, if she had one, the usual household chores and caring for the children, where the husband was the eldest son. #
Having an adult partner is a divine gift, someone who takes on responsibilities, who doesn't feel like they're helping out at home but rather that it's part of their dedication to the home so that everything goes well. One who has a willing shoulder and knows how to receive and is part of the balance, who knows that what is given is what is received, without impositions or demands, or voice of command, a situational leader who knows his strengths and weaknesses and knows how to occupy or give up spaces, in harmony and communication. Does it exist? Yes
On this subject, I think that parents have a great responsibility when we raise our sons and instill sexist behavior in them. Sisters cook and even wash their clothes, I think it is a serious mistake for both women and men. They should learn to cook, fix their clothes, tidy their room and clean the house just like ladies. Understanding that there are differences and that men must take on the most difficult tasks, and learning to value female sensitivity, not as a defect, but as an eventual characteristic due to hormonal changes. With respect, everything can be achieved.
This is my participation for the invitation by @rosahidalgo: How an adult behaves in the relationship.
Thank you for your kind reading.
My content is original
I have used Google translator.
Images from pixabay, with their respective source.