Sofía era una niña autista con una imaginación desbordante y una perspectiva única del mundo. Desde muy pequeña, desarrolló una afinidad especial por los lentes, y no se despegaba de ellos ni un solo momento.
Para Sofía, los lentes no solo eran un accesorio, sino una ventana mágica a su propio universo. Al ponerse los lentes, las imágenes se volvían más nítidas, los colores más vibrantes y cada detalle cobraba vida de una manera maravillosa. Sofía amaba observar el mundo a través de sus lentes porque le permitían apreciar las cosas de una forma que nadie más parecía entender.
Un día, mientras caminaba por el parque con su madre, Sofía se detuvo frente a una flor colorida. A través de sus lentes, podía ver los intrincados patrones de los pétalos y las pequeñas gotas de rocío que reflejaban la luz del sol. Se quedó maravillada y sonrió, sintiéndose conectada con esa pequeña flor de una manera especial.
En la escuela, Sofía a veces se sentía abrumada por el bullicio y la actividad constante. Pero cada vez que se sentía así, solo tenía que ponerse sus lentes y el mundo parecía calmarse a su alrededor. Le ayudaban a enfocarse en los detalles que le traían paz: la forma en que el sol se filtraba por las ventanas, el sonido de las hojas moviéndose con el viento, y los colores de las crayolas en su mesa de arte.
Sofía también disfrutaba dibujar, y siempre llevaba consigo una libreta y lápices de colores. Sus dibujos eran un reflejo de cómo veía el mundo a través de sus lentes: llenos de detalles y colores vibrantes. Dibujaba flores, árboles, y hasta sus amigos, siempre con una sonrisa en el rostro.
Sus padres, al ver cuánto ella disfrutaba de sus lentes, le regalaron unos con monturas especiales para su cumpleaños. Las monturas tenían pequeños detalles que representaban sus cosas favoritas: estrellas, corazones y flores. Sofía estaba encantada con su regalo y se sentía aún más conectada con su propio mundo.
Cada día, Sofía encontraba nuevas maravillas a través de sus lentes. Descubría patrones en las nubes, formas en las sombras y detalles en los rostros de las personas que la rodeaban. Aunque su mundo era diferente, era un lugar lleno de belleza y significado.
Así, Sofía seguía explorando y disfrutando de la vida, con sus lentes siempre a su lado, viendo el mundo de una manera única y especial.
Me ha encantado la hostia de Sofía.
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Se te dan muy bien estos relatos decirte fantástico. Ahora cada vez que use mis lentes trataré de conectarme con esa imagen grandiosa y su forma de ver la vida a través de los cristales.
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Hola, @hector077. @hector077, te ánimo a seguir produciendo está clase de escritura. Ya llevas varias entregas. Te sugiero que dejes los links de las anteriores para que vayas construyendo un camino de historias fantásticas de las que todos podamos disfrutar. Saludos y gracias por escribir en @mundo.autismo.