It's very easy to blame others / Es muy fácil culpar a los demás (eng-esp)

Hello, my friends.

Among the many things that are difficult for us humans is recognizing our mistakes. Of course, it's always easier to do nothing or, if we err, to blame others. And this is something I have very little tolerance for.

First and foremost, there's something very simple and practical: we learn from our mistakes. It's a basic mechanism of progress.

When you make a mistake and acknowledge it, you open the door to analysis: What did I do wrong? How can I avoid it next time? This process allows you to correct your course and improve.

However, by refusing to acknowledge your mistake and blaming someone else or an external circumstance, you are closing that door. You are denying yourself the opportunity to learn, to correct yourself, and therefore, to grow.

You remain stuck in the same place, condemned to repeat the same mistake because you refuse to see it as such.

Nobody likes, nobody enjoys having their mistakes pointed out. Yet, let he who has never made a mistake raise his hand.

This attitude (blaming others for your mistakes) is especially difficult for me to tolerate. Especially when it comes from adults. As adults, we are supposed to be responsible. We have obligations and must answer for what is under our care and control.

That is part of the basic contract of life in society. When someone, fully aware of their actions, refuses to accept the consequences of a mistake and quickly looks for an external culprit, they are violating that fundamental principle of responsibility.

They are not only failing in a specific act; they are failing in their basic duty as an adult and autonomous person. It is a childish and cowardly attitude.

And this last point is what bothers me most. Refusing to acknowledge a mistake is wrong; but blaming others: that is an act of absolute cowardice.

That is running away from the discomfort generated by one's own failure and projecting that discomfort, transformed into an accusation, onto another person. That is an act of profound disregard for the accused, who must now bear not only the consequences of the original mistake, but also the injustice of being singled out.

It is a double offense: first, the mistake is made, and then someone is morally attacked to evade responsibility. It is behavior that erodes trust and respect in any relationship, whether personal, professional, or familial. Courage lies not in never making mistakes, but in having the strength to say, "I was wrong, it was my responsibility, and I will work to ensure it doesn't happen again." Anything other than that is simply a way of deceiving oneself and harming others.

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Versión en español

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Hola, amigas mías.

Entre las muchas cosas que se nos hacen difíciles, a nosotros los humanos, es reconocer nuestros errores. Claro, siempre es más fácil no hacer nada o, si erramos, echarle la culpa a los demás. Y esto es algo que tolero bastante poco.

Ante todo, hay algo muy simple y práctico: de los errores se aprende. Es un mecanismo básico del progreso.
Cuando cometes un error y lo reconoces, abres la puerta a un análisis: ¿qué hice mal? ¿cómo puedo evitarlo la próxima vez? Ese proceso te permite corregir el rumbo y mejorar.
Sin embargo, al negarte a reconocer tu error y al echarle la culpa a otra persona o a una circunstancia externa, estás cerrando esa puerta.
Te estás negando a ti mismo la oportunidad de aprender, de corregirte y, por lo tanto, de crecer.
Te quedas estancado en el mismo punto, condenado a repetir el mismo fallo porque te niegas a verlo como tal.

A nadie le gusta, nadie disfruta que le señalen los errores. Sin embargo, que levanté la mano aquel que nunca se ha equivocado.
Esta actitud (la de culpar a los demás de tus errores) me resulta especialmente difícil de tolerar. En especial, cuando viene de adultos. Se supone que, como adultos, somos responsables. Tenemos obligaciones y debemos responder por lo que está bajo nuestro cuidado y nuestro control.
Eso forma parte del contrato básico de la vida en sociedad. Cuando alguien, teniendo plena conciencia de sus actos, se niega a asumir las consecuencias de un error y busca rápidamente un culpable externo, está faltando a ese principio fundamental de responsabilidad.
No solo está fallando en un hecho concreto; está fallando en su deber básico como persona adulta y autónoma. Es una actitud infantil y cobarde.

Y esto último es lo que más me molesta. Dejar de reconocer un error, está mal; pero echarle la culpa a otros: es un acto de cobardía absoluta.
Eso es huir de la incomodidad que genera la propia falla, y lanzar esa incomodidad, convertida en acusación, sobre otra persona.
Eso es un acto de profunda desconsideración hacia el inculpado, que ahora debe cargar no solo con las consecuencias del error original, sino también con la injusticia de ser señalado.

Es una doble falta: primero se comete el error, y luego se agrede moralmente a alguien para evadir la responsabilidad. Es un comportamiento que erosiona la confianza y el respeto en cualquier relación, sea personal, laboral o familiar.
La valentía no está en no equivocarse, sino en tener la entereza de decir "me equivoqué, fue mi responsabilidad, y voy a trabajar para que no vuelva a pasar".
Cualquier cosa diferente a eso es, simplemente, una forma de engañarse a uno mismo y de dañar a los demás.