Se aprecia la honestidad, especialmente porque es preferible a escuchar a Carrey fingiendo que el guion de Sonic (y sus secuelas) era más artisticamente de lo que en realidad es, aún así, como amantes del buen cine, es difícil no arquear la ceja un poco ante el cinismo.
Su discurso es "dudoso", pero puede pasar desapercibido porque es un comediante, pero sin duda debe tener problemas económicos y busca papeles puramente comerciales.