Relato: Las alternativas de la vida

Cuando estás en un ambiente tóxico, muchas cosas pueden ocurrir, desde los pensamientos intrusivos hasta el insomnio.

De repente te duermes a las 10, 11 de la noche, despiertas a las 3 o 4:30 de la mañana. Tu ansiedad, tu estrés y puede que hasta tu depresión estén al límite, tu mente empieza a divagar en los "ojalá" y "¿qué hubiera pasado sí...?", como si quisieras que una máquina del tiempo estuviera a tu disposición para viajar en el tiempo y decirle a tu yo más joven que no cometiera los errores que ahora lamentas, que esté atenta a las señales que ignoraste y, ante todo, que fuera más prudente.

Pero tras un rato de introspección, te das cuenta de que no todo está perdido, que puedes empezar de nuevo. Pero para ello debes dejar ir las ataduras del miedo y la toxicidad, algo muy complicado porque ya te acostumbraste a ello, y requieres la ayuda profesional para ello. Le rezas a Dios y a la Virgen para que te envíen la ayuda, sí, pero también caes en cuenta de que tú también debes ayudarte. Te preguntas cómo puedes hacer eso, y la respuesta viene en forma de los consejos de los amigos y de la introspección interior.

Vamos, hasta viene en forma de tu charla con Dios en la soledad de la habitación, esa charla que de repente mantienes con él, revelándote como la persona vulnerable que eres. Esa charla que te responde con un llamado a la acción.

Y ahí vas, tratando de llamar a tu psicólogo, con el que agendas desde hace un mes y que en el mero día su secretaria te cancela por complicaciones. Te dice que hablará contigo directamente, pero sabes que tú eres la que debe tomar la iniciativa. Si no te contesta a las 7, intenta a las 8. Y si no, manda un WhatsApp.

Mientras eso sucede, buscas empleo a una edad en donde difícilmente te puedan aceptar sin experiencia en el área en el que buscas, con tal de salir volando del ambiente en el que te encuentras, aunque sea por un momento.

Si todo lo que sucede no es una señal de que ya es hora de moverse, pues MUÉVETE. Muévete, busca empleo o autoempléate, como siempre lo has hecho. El caso es permanecer alejada de ese ambiente, conseguir dinero, mudarte y empezar a sanar tu interior de modo que puedas dormir con tranquilidad, sin preocupación...

Confiando en que Dios te guie hacia un futuro brillante en medio del caos del mundo, floreciendo en la adversidad.