Hay palabras que son claves en la vida. Compartir, comprender, amar, agradecer. Esta última se ha convertido para mí en una religión, como dirían por ahí en el argot de los refranes. Agradecer cada día, cada instante, cada suspiro y cada oportunidad de ser feliz o si no lo soy, al menos intentarlo.

La vida se ha vuelto muy corta y en los últimos años hemos vivido cosas impredecibles. Muchos cambios y situaciones que nos sacaron de nuestra zona de confort y nos hicieron ver más allá de la burbuja de nuestro hogar y nuestro entorno.

Muchos seres queridos que se fueron inesperadamente, dejando un vacío muy grande, pero a la vez haciéndonos un llamado de atención en cuanto a lo efímera que puede ser esa vida, esa que muchas veces no apreciamos en su justa medida.

Vivir puede resultar tan difícil si nos enfocamos en el lado feo de la vida. Sin embargo, muy a pesar de ese lado feo que a veces escogemos vivir, están las lindas cosas, esos pequeños detalles que la mayoría de las veces pasan inadvertidos por el pensamiento trillado de que no son importantes, cuando en realidad son lo más importante y esencial pues, a través de ellos, se construyen los sentimientos positivos que nos impulsan hacia la felicidad.

Ayer fue un día algo agitado y diferente. Muy a pesar de que solo compartimos la mesa mi hijo y yo, tratamos en lo posible de que fuera bonito y se respirara alegría, amor y agradecimiento, pese a las ausencias que siempre duelen.

Some words are key in life. To share, to understand, to love, to be thankful. This last one has become for me a religion, as they would say in the slang of sayings. To be thankful for every day, every moment, every sigh, and every opportunity to be happy, or if I am not, at least try to be happy.

Life has become very short and in the last few years, we have lived unpredictable things. Many changes and situations took us out of our comfort zone and made us look beyond the bubble of our home and surroundings.

Many loved ones left unexpectedly, leaving a very big void, but at the same time making us a wake-up call as to how ephemeral that life can be, the one that we often do not appreciate in its rightful measure.

Living can be so difficult if we focus on the ugly side of life. However, despite that ugly side that we sometimes choose to live, there are the nice things, those little details that most of the time go unnoticed because of the trite thought that they are not important, when in fact they are the most essential because, through them, the positive feelings that drive us towards happiness are built.

Yesterday was a somewhat hectic and different day. Even though only my son and I shared the table, we tried as much as possible to make it beautiful and to breathe joy, love, and gratitude, despite the absences that always hurt.