Como dice @marian5pacheco, cuando en Venezuela a uno lo atienden buen en un negocio, del tipo que sea, uno se sorprende.
Padecemos de un mal que trasciende ideologías políticas y, por desgracia, si no se corrige, no importa quién gobierne estaremos muy pero muy mal.
Los negocios trampean con los productos (vencidos, defectuosos, etc), hacen publicidad engañosa, no se aseguran de que los empleados tengan un mínimo de entrenamiento y en el caso de los negocios individuales (vendedores ambulantes, bodegas, etc.) carecen a veces de las más básicas normas de cortesía.
Hay excepciones, obviamente, y uno las celebra y las aplaude, pero la mala atención al cliente no debería ser la regla.
La falta de.leyes e instituciones que protejan a los consumidores (existen solo en el papel) favorece el antiparabolismo de los negocios. Si tu decides no comprarles más, a ellos le importa poco. Alguien. Más vendrá a comprar por ti.
Esa hasta ahora ha sido la mentalidad (al menos en los sitios donde me ha tocado ser consumidor; Cumaná es particularmente notoria por su pésima atención al cliente en términos generales).