(Español)
Nadie quiere alejarse de sus seres queridos. Es un sentimiento que motiva al ser humano a permanecer en grandes grupos, en familia, cerca de nuestra gente, de nuestros amigos y, con el pasar del tiempo y las experiencias, deseamos ir agregando a esa lista una gran cantidad de personas que llegan a ocupar un lugar muy bonito en nuestros corazones.
También, en muchos casos, se cultiva un apego por las mascotas. Llegamos a recibirlos con tanto cariño y afecto que llega un punto en que ya no las vemos cómo nuestras mascotas, sino como parte de nuestras familias.
Un lorito, un perrito, gatos, peces, cabras, tortugas y un sinnúmero de estos bellos acompañantes también nos roban gran parte del cariño que tenemos para compartir, y es que esa forma de compartir las disfrutamos mucho.
Lamentando mucho, la vida ha llegado a una etapa muy cambiante. En los últimos años, y en muchos países del mundo, las condiciones de nuestro agradable entorno fraternal se han visto afectados por las necesidades físicas del seno familiar, obligando a algunos integrantes (o a todos en algunos casos) a migrar hacía otros países, con un lema en mente: "Mejor es estar en cualquier lado, menos aquí en mi país" y qué triste son las consecuencias de todo esto.
Cómo resultado, hay muchos que quedan extrañando a quien se ha ido, con la esperanza de que volverán. Otros mantienen la esperanza de irse hasta donde están sus seres amados que han migrado.
Pero hay otras víctimas que se quedan esperando bajo la sombra de la soledad y el frío, y van cayendo a pedazos mientras los espectadores pasan mirando y meneando la cabeza por tan trágico final.
Nos referimos a aquellos sitios que sirvieron de terruño para brindarle calor y abrigo a las familias que vivían felices, reunidas en una de sus habitaciones o salas, compartiendo risas y llantos, triunfos y fracasos, alegrías y tristezas, nacimientos y muertes.
Las casas, que cuando están habitadas las llamamos "hogar" una palabra que cuando muchos la leemos y recordamos el "cómo era" se nos llenan de lágrimas los ojos.
Hoy, muchos hogares que se han desintegrado por el inmdetenible fenómeno de la migración, solo se han convertido en casas desoladas, agrietadas, sedientas de calor humano, cansadas de esperar a que regresen los que se han ido con una idea de regresar "algún día", pero que pasan muchos Abriles y nadie llega.
Se rompen. Se caen. Solo quedan las historiad, algunas paredes rayadas con nombres que, a lo mejor están a miles de kilómetros de ellas.
En mi país hay una creencia muy arraigada, y es que las personas que se van, pueden separarse de cualquier cosa que pudieran tener, y en eso incluyen muchas veces hasta a las mascotas; pero en el caso de su vivienda, nunca están dispuestos a deshacerse fácilmente de ellas, porque el tenerla en su sitio de origen le mantiene viva la esperanza de regresas.
Lo que no toman en cuenta, en este sentido, es que aunque éstas sean solo una estructura de concreto y metal, necesitan el calor de una familia para mantenerse en pie. Necesitan sentir vida en su interior, tal como una madre en gestación, para mantenerse erguidas por alguien, y para alguien.
!Que triste es ver lo desolado que está quedando gran parte de mi país!, y que muchas viviendas que un día fueron cálidos hogares, ahora son solo una pila de escombros que afean el paisaje y no sabemos cuándo volverá a ser un refugio para albergar a una familia feliz...
!!!Que lastima!!!
(Quiero dedicar está publicacion a todos mis familiares que se han ido del país, en especial a mis hijas, y recordarles que aquí están sus casas, aquí aún tienen a alguien y a algo que las esperan con mucho amor y lágrimas de tristeza, con muchas ganas de volverlas a ver y darle calor a esas casas para que vuelvan a ser unos hogares)
Aquí está su casa mis hijas
(English)
Nobody wants to be away from their loved ones. It is a feeling that motivates human beings to stay in large groups, in family, close to our people, our friends and, with the passing of time and experiences, we want to add to that list a large number of people who come to occupy a very nice place in our hearts.
Also, in many cases, an attachment to pets is cultivated. We come to receive them with so much love and affection that there comes a point when we no longer see them as our pets, but as part of our families. No
A parrot, a puppy, cats, fish, goats, turtles and countless of these beautiful companions also steal much of the affection we have to share, and that way of sharing we enjoy them very much.
With much regret, life has reached a very changeable stage. In recent years, and in many countries of the world, the conditions of our pleasant fraternal environment have been affected by the physical needs of the family, forcing some members (or all in some cases) to migrate to other countries, with a motto in mind: "It is better to be anywhere, except here in my country" and how sad are the consequences of all this.
As a result, there are many who are left missing the one who has left, with the hope that they will return. Others keep hoping to go to where their loved ones who have migrated are.
But there are other victims who are left waiting in the shadow of loneliness and cold, falling to pieces as onlookers look on and shake their heads at such a tragic end.
We refer to those places that served as terroir to provide warmth and shelter to families who lived happily, gathered in one of their rooms or halls, sharing laughter and tears, triumphs and failures, joys and sorrows, births and deaths.
The houses, that when they are inhabited we call "home" a word that when many of us read it and remember "how it was" our eyes fill with tears.
Today, many homes that have disintegrated due to the unstoppable phenomenon of migration, have only become desolate houses, cracked, thirsty for human warmth, tired of waiting for the return of those who have left with the idea of returning "someday", but many years go by and no one arrives.
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They break. They fall down. Only the histories remain, some walls scratched with names that, perhaps, are thousands of kilometers away from them.
In my country there is a deep-rooted belief, and it is that people who leave, can part with anything they might have, and in that they often include even pets; but in the case of their home, they are never willing to get rid of them easily, because having it in their place of origin keeps alive the hope of returning.
What they do not take into account, in this sense, is that even if they are just one of their pets, they will never be able to get rid of them easily because having it in its place of origin keeps the hope of returning alive.
What they do not take into account, in this sense, is that even if they are just a concrete and metal structure, they need the warmth of a family to keep them standing. They need to feel life inside them, just like a mother in gestation, to stand up for someone, and for someone.
How sad it is to see how desolate much of my country is becoming, and that many houses that were once warm homes, are now just a pile of rubble that disfigure the landscape and we do not know when it will again be a shelter to house a happy family ....
What a pity!
(I want to dedicate this publication to all my relatives who have left the country, especially my daughters, and remind them that here are their homes, here they still have someone and something that awaits them with much love and tears of sadness, eager to see them again and give warmth to those houses to become homes again).
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Amo a la familia rubiaceae, super lindas ornamentales que seguramente en algún punto de cualquier cuidad encontrarás.