Hola querido hiver.

La Agenda del diario para estoicos me recuerda esta semana que cada día que escribo mis reflexiones estoy siguiendo los pasos de los grandes estoicos. Al igual que ellos, después del desayuno y mientras mantengo las ventanas de la casa abiertas para ventilar aprovecho esos momentos de renovación del aire para preparar mi mente. Es cuando leo la página diaria, reflexiono por unos momentos y dejo por escrito mis conclusiones o ideas.

Esta forma de despertar me proporciona mayor claridad. Anticipo los pensamientos que me pueden asaltar o tomo conciencia de lo que me hicieron sentir y sus consecuencias. Es un trabajo lento pero constante y del que solo te das cuenta de los resultados cuando te sorprendes a ti misma reaccionando de manera muy diferente a lo que solías hacer tiempo atrás. Mejor. Mucho mejor.

Mens sana in corpore sano
Juvenal. Sátiras

Pero además de una mente tenemos un cuerpo. Y lo tenía bastante abandonado, lo debo reconocer. Es cierto que me he quitado paulatinamente algunos vicios: dejé de fumar hace tres años, doy paseos casi diarios y he reducido mi consumo de azúcar y grasas. Sin embargo, sentía que no era suficiente. Paso demasiadas horas sentada, ya sea frente al ordenador o en el sofá con la tablet. Mi espalda y, sobre todo, los hombros y el cuello me estaban pidiendo atención a gritos.

Durante unos meses logré mantener una rutina de estiramientos que ignoro por completo por qué dejé de seguirla. Supongo que perdí la racha un par de días seguidos y al siguiente me dio pereza y al otro tenía algo que hacer… ¡excusas! Siempre hay excusas. Así que esta vez he decidido tocar un aspecto extra: mi bolsillo. Me he suscrito a una aplicación para hacer yoga en casa. De este modo añado un punto de presión a la ecuación. Saber que he pagado un dinero tirará de mí en esos días difíciles en los que las excusas intentarán hacer de las suyas. ¡Y no me gusta despilfarrar!

La idea que tengo es hacer sesiones cortas, de unos quince o veinte minutos, todas las tardes. No necesito pruebas de la eficacia de la repetición continuada, y tal como funciona para la mente lo hará para el cuerpo. De este modo estiro y relajo los músculos para liberarlos de la tensión a la que les he sometido durante el día. Los minutos de relajación con la que terminan las sesiones, además, me preparan para dar por finalizado el día. Es como cerrar el círculo que comencé en la mañana.

No exagero si te digo que ya me siento diferente, tanto en el plano físico como en el mental, después de dos días. Es muy poco, por supuesto. Pero lo suficiente como para saber que he tomado una buena decisión.

Hasta la próxima publicación. Mientras tanto, ¡cuídate!

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Hi dear hiver.

The Diary Agenda for Stoics reminds me this week that every day that I write my reflections I am following in the footsteps of the great Stoics. Like them, after breakfast and while keeping the windows of the house open to ventilate, I take advantage of those moments of fresh air to prepare my mind. This is when I read the daily page, reflect for a few moments and write down my conclusions or ideas.

This way of waking up gives me more clarity. I anticipate the thoughts that may assail me or I become aware of what they made me feel and their consequences. It is a slow but constant work and you only realise the results when you surprise yourself by reacting in a very different way than you used to do some time ago. Better. Much better.

Mens sana in corpore sano
Juvenal. Satires

But as well as a mind we have a body. And I had quite neglected it, I must admit. It's true that I have gradually kicked some vices: I gave up smoking three years ago, I go for almost daily walks and I have reduced my intake of sugar and fat. However, I felt it was not enough. I spend too many hours sitting, either in front of the computer or on the sofa with the tablet. My back and especially my shoulders and neck were crying out for attention.

For a few months I managed to keep up a stretching routine, but I don't know why I stopped. I guess I lost the streak a couple of days in a row and the next I got lazy and the next I had something to do... excuses! There are always excuses. So this time I decided to touch an extra aspect: my pocket. I have subscribed to an app to do yoga at home. This way I add a pressure point to the equation. Knowing that I've paid money will pull me through those tough days when excuses will try to do their thing. And I don't like to splurge!

The idea I have is to do short sessions, about fifteen to twenty minutes, every afternoon. I don't need proof of the effectiveness of continuous repetition, and as it works for the mind it will work for the body. In this way I stretch and relax my muscles to release the tension I have put on them during the day. The minutes of relaxation at the end of the sessions also prepare me for the end of the day. It's like closing the circle I started in the morning.

I am not exaggerating if I tell you that I already feel different, both physically and mentally, after two days. It's very little, of course. But enough to know that I have made a good decision.

See you next time. In the meantime, take care!

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