Hoy fue un día muy especial para mí, ya que fue el último día de entrenamiento como tal, centrado principalmente en la plancha. Decidí aprovechar al máximo esta última sesión de plancha, así que me enfoqué en hacer una rutina bastante exigente pero gratificante. Comencé con ejercicios de empuje, buscando fortalecer los músculos que más trabajo requieren, y luego me adentré en una serie de ejercicios enfocados en la resistencia, realizando una plancha prolongada para mejorar mi aguante y capacidad de concentración. Sentí que estaba desafiando mis límites, pero al mismo tiempo disfrutando mucho del proceso, que es lo que más me motiva.

Después de terminar con la plancha, decidí no parar y continuar con algunos ejercicios básicos para asegurarme de trabajar todo el cuerpo. Realicé flexiones, que son fundamentales para fortalecer el pecho y los tríceps, y también ejercicios para la espalda y los bíceps. A pesar de que no fueron rutinas muy largas, traté de realizarlos con la mayor intensidad posible para que fueran efectivos. No se trata de la duración, sino de la calidad de cada repetición, y sentí que cada ejercicio me dejaba una gran sensación de haber trabajado profundamente en cada zona muscular.

Este tipo de entrenamientos, aunque exigentes, me hacen sentir muy bien y son los que me impulsan a seguir adelante. La calistenia tiene esa magia que te reta constantemente a mejorar, a desafiarte a ti mismo y a aprender de cada sesión. A veces los entrenamientos son más difíciles que en otras ocasiones, pero siempre hay algo que aprender en cada uno de ellos.

Sin más que agregar por ahora, quiero desearles a todos un excelente fin de semana; que lo disfruten al máximo. Agradezco mucho su apoyo y compañía; siempre es un placer compartir un poco de mi día con ustedes. Nos veremos muy pronto en un nuevo post, lleno de más historias y aprendizajes. ¡Hasta luego, amigos, y cuídense mucho!