Siempre voy al reencuentro de la obra de Alicia en el país de las Maravillas de Lewis Carroll, cuando pienso en mi esencia, en mi infancia y también en mi futuro.
Llegué a este mundo, al igual que ella, a un lugar donde salvaría mi identidad y lidiaría con las fantasías que había a mi alrededor.
Mi muchosidad gira en torno a lo que de niña quería y lo que he conquistado al lado de mis amistades y de mi familia. Valores inculcados, una personalidad única e irrepetible, para suerte de muchos…
Cada instante se convirtió en un hermoso recuerdo que viaja aún en el tiempo y en los años. No hay nada más gratificante que pasar el tiempo con mis seres queridos; encuentro la paz y la serenidad que necesito.
Como en la Casa de las palabras de Eduardo Galeano, probé desde pequeña y relamí con el dedo a amor, confianza y amistad, con las que he viajado a lo largo de mi vida y con las que mi familia decidió confiarme los primeros pasos; es por ello que tuvieron un rol primordial en mi desarrollo y en el de mi hermana, y lógicamente, ahora de mis sobrinos y de mi hijo.
Recuerdo bien la etapa en que ya salía con mis amigas, a las fiestas de quince años y en Cuba, se hacía de gala y con todo el cariño que cada cual llevaba consigo al baile y a las felicitaciones.
También disfruté de una fiesta bonita y llena de gente linda y que me quería mucho. Mis vestidos para los quince años, se dibujaban en el azul, mi color favorito y el color de mi mamá, el rojo. No faltaron muchas de las personas que quería, solo una que era como una hermana para nosotras y que la vida nos arrancó siendo muy joven.
Nuestra historia con ella nunca terminó, porque era después de nuestra madre, la mujer más alegre y buena que hemos conocido; su manera de ver la vida, de aproximarse a nosotras, de cuidarnos y de atender a mis padres como a los suyos propios, son hoy parte indisoluble de mi vida; me enseñó a forrar mis libros, a colocar mi nombre en ellos, a llenar las postales del día de las madres, a comprar los regalos del día de las madres y el de los padres, y muchas otras cosas que sé hacer.
Mis fotos fueron al aire libre. Me gustaban las que tuvieran un lugar para mis alas de quinceañera y no espacios fríos e impersonales, y no es que no admire las fotos de estudio, por lo contrario, me encanta ver esos álbumes coloridos, pero en lo particular; disfruto más de la naturaleza, las piscinas y las playas.
Parte de mi muchosidad la debo a mi mamá, por los abrazos y las meriendas que preparó para mis largos viajes hacia mis escuelas en las que estudié, hasta ser lo que soy hoy y a mi papá, gracias por compartir y por enseñarme a montar en bicicleta, y a tener una mejor letra. Y a mi hermana, por ser mi compañera y por alegrar mis días tristes.
Siempre supe, desde pequeña, de mi vocación por ser maestra y en mi interior, lo que quería, lo que hago, lo que amo y en lo que creo es en eso.
A diferencia de Alicia, me quedé pensando en la esperanza de conocer un día un aula donde fuera yo la que enseñara. Nunca perdí el sentido de mi camino, ni ese sueño. Solo se pierde la ilusión cuando la abandonamos y nunca lo hice; nunca fue un imposible, como ella nunca dejé de creer, de imaginar, ni de soñar.
Mi “muchosidad”, ha estado siempre ahí, en un mundo real en el que he aprendido de las maravillas del mundo irreal. Nunca la he perdido, ni mi capacidad de asombro, ni el poder de soñar...Mi locura no es una enfermedad... ¡Es mi súper poder!
My manyness
I always go back to the work of Alice in Wonderland by Lewis Carroll, when I think about my essence, my childhood and also my future.
I came into this world, just like her, a place where I would save my identity and deal with the fantasies that were around me.
My passion revolves around what I wanted as a child and what I have achieved alongside my friends and family. Values instilled in me, a unique and unrepeatable personality, fortunately for many…
Each moment became a beautiful memory that travels through time and years. There is nothing more gratifying than spending time with my loved ones; I find the peace and serenity I need.
As in Eduardo Galeano's House of Words, I tasted and licked with my finger love, trust and friendship, with which I have traveled throughout my life and with which my family decided to entrust me with my first steps; that is why they played a fundamental role in my development and that of my sister, and logically, now of my nephews and my son.
I remember well the time when I went out with my friends to fifteenth birthday parties in Cuba, it was a gala and with all the affection that each one brought with them to the dance and the congratulations.
I also enjoyed a beautiful party full of lovely people who loved me very much. My quinceanera dresses were drawn in blue, my favorite color, and my mom's color, red. Many of the people I loved were there, only one who was like a sister to us and who life took from us when we were very young.
Our story with her never ended, because she was, after our mother, the happiest and kindest woman we have ever known; her way of seeing life, of approaching us, of taking care of us and of looking after my parents as if they were her own, are today an inseparable part of my life; she taught me to cover my books, to put my name on them, to fill out Mother's Day cards, to buy Mother's Day and Father's Day gifts, and many other things that I know how to do.
My photos were taken outdoors. I liked the ones that had a place for my quinceanera wings and not cold and impersonal spaces, and it's not that I don't admire studio photos, on the contrary, I love looking at those colorful albums, but personally, I enjoy nature, swimming pools and beaches more.
Part of my happiness I owe to my mother for the hugs and snacks she prepared for my long trips to the schools where I studied until I became what I am today, and to my father, thank you for sharing and for teaching me how to ride a bike and to have better handwriting. And to my sister, for being my companion and for brightening up my sad days.
I always knew, since I was little, that I had a calling to be a teacher and that, deep inside, is what I wanted, what I do, what I love and what I believe in. Unlike Alicia, I kept thinking about the hope of one day knowing a classroom where I would be the one teaching. I never lost the sense of my path, nor that dream. The illusion is only lost when we abandon it and I never did that; it was never impossible, like her I never stopped creating, imagining, or dreaming.
My “madness” has always been there, in a real world where I have learned about the wonders of the unreal world. I have never lost it, nor my capacity for wonder, nor the power to dream... My madness is not a disease... It is my superpower!
Nota: Fotos tomadas con mi Redmi 9a e mágenes tomadas de images.google.com y de Pexels (pexels.com)
Note: Taken with my Xiaomi Redmi 9a and images taken from images.google.com and Pexels (pexels.com)
Siempre es bueno mantener ese niño interior que llevamos dentro, eso nos ayuda a enfrentarnos a la vida a con alegría, entusiasmo y esperanza, pues como tú misma dices aferrarse a nuestro niño interior es un gran superpoder, muy bonitas las fotografías. Saludos y feliz noche.
Muchas gracias por leerme.
Me gustó mucho este post. Bienvenida a Hive
Gracias por la acogida.