One of the characteristics of surprise is that it is like a lightning bolt that appears with its light in the sky and immediately disappears, but leaves us with the emotion it produced for a longer period of time, whether it is good or not so good.

I am struck by that saying that many people echo: Nothing surprises me anymore, because I think that the capacity to surprise us is in each one of us, and even if we take everything “for granted” and an event confirms an expected reality, the confirmation that it happened as expected is still surprising.

So I will keep a second popular phrase: Let yourself be surprised by life, because it is a great sign that we are alive, that we are excited with what happens around us and above all that the surprise does not place in the present time.

Today, the truth is that I am not for stories, I have two hours in front of the screen trying to find beautiful anecdotes that have surprised me throughout my life, but no, no matter how much I rummage in my memory, I do not find any and my thoughts and emotions are somewhere else that paradoxically has me so surprised that I can not think of anything else.

I ask myself, is it appropriate to address this topic here? Finally, I come to the conclusion that this work of collecting my memories is intended as a future compilation for my children and granddaughters to know me better and the contexts that surround me. So yes, if it is appropriate to write to you as I have lived these last twenty-four hours.

Twenty-ninth of July 2024, I wake up around 4:00 a.m. looking for information on international portals about the results of the presidential elections of yesterday, Sunday, July 28th here in Venezuela, because last night I fell asleep past midnight waiting for that long awaited bulletin that did not arrive.

I am one step away from exercising my right and fulfilling my duty.

After a long and festive voting day when in the sharing with neighbors you could feel the optimism, the intention to vote and other signs that indicated that we were doing well, I went home confident and happy, even though there were many reports of delays in the process and irregularities in the procedures, everything seemed to be flowing well.

By the end of the afternoon, time for the closing of the voting centers for the counting of votes and transmission of the minutes, we began to see intimidation by the forces of public order wanting to get people out of the streets, people ignored them and everything was a party in the sector.

By ten to eleven o'clock at night, the results counted in the different centers of my region indicated the clear tendency of the opposition as the winner, however, information also began to circulate in the networks that the government party was setting up the stage as winners. Thus on standby, I fell asleep.

Surprise! When I opened the news portals the first official bulletin gave the government candidate as the winner, at the same time that in the networks I heard the opposition candidate together with his campaign leader declaring us winners. Days of uncertainty are coming.

But, what really surprises me? Apart from what we call here “caradurismo”, to define a person who is capable of telling a lie, looking the world in the face and without shame, I am still surprised by the dull and intense sound of silence, there is no celebration!

We are a happy people that in every celebration the rockets and drums resound, when there is a triumph, the caravans, the bugles and the stream of people that turns to the streets We are triumphant! And we make ourselves felt. None of this happened last night, there was no rocket to wake me up, no joy to be felt. Still so far this morning a deathly silence reigns, and this, to me, is a sign of the obvious.

It began to rain, and I will not say that the rain made me sad, the sadness came with the news of dawn and just like the sky, I cry and cry, but with the conviction that at any moment the sun comes out.

En Español

¿Cuáles han sido las mayores sorpresas de su vida?

Una de las características de la sorpresa es que es como un relámpago aparece con su luz en el cielo e inmediatamente desaparece, pero nos deja la emoción que nos produjo por un periodo más largo, sea este bueno o no tan bueno.

Me llama la atención ese dicho del que muchas personas se hacen eco: ¡A mí, ya nada me sorprende!, pues pienso que la capacidad de sorprendernos está en cada uno de nosotros, y aunque demos “por sentado” todo y un hecho confirme una realidad esperada, no deja de ser sorpresiva la confirmación de que se diera tal como lo previste.

Así que me quedo con una segunda frase popular: ¡Déjate sorprender por la vida!, pues es una gran señal de que estamos vivos, de que nos emocionamos con lo que sucede a nuestro alrededor y sobre todo que la sorpresa no ubica en el tiempo presente.

Hoy, la verdad es que no estoy para cuentos, tengo dos horas frente a la pantalla tratando de encontrar hermosas anécdotas que me han sorprendido a lo largo de mi vida, pero no, por más que jorungo en mi memoria, no encuentro ninguna y es que mi pensamiento y emoción se encuentran en otro lado que paradójicamente me tiene tan sorprendida que no me deja pensar en otra cosa.

Me pregunto ¿Será apropiado abordar este tema aquí? Finalmente, llego a la conclusión que este trabajo de recoger mis memorias está pensado en una compilación futura para que mis hijos y nietas me conozcan mejor y los contextos que me rodean. Así que sí, si es apropiado escribirles como he vivido estas últimas veinticuatro horas.

Veintinueve de julio de 2024, me despierto cerca de las 4 de la mañana buscando información en los portales internacionales sobre los resultados de las elecciones presidenciales de ayer domingo 28 de julio acá en Venezuela, pues anoche me quedé dormida pasada las doce de la noche esperando ese tan ansiado boletín que no llegaba.

Yo a un paso de ejercer mi derecho y cumplir con mi deber

Después de una larga y festiva jornada de votación donde en el compartir con los vecinos palpabas el optimismo, la intención de voto y demás señales que indicaban que íbamos bien, me fui a mi casa confiada y contenta, aun cuando había muchos reportes de retraso en el proceso e irregularidades en los procedimientos, todo parecía estar fluyendo bien.

Ya para el final de la tarde, hora del cierre de los centros de votación para pasar al conteo de votos y transmisiones de las actas se comenzó a observar intimidación por parte de las fuerzas del orden público queriendo sacar a la gente de la calle, la gente hizo caso omiso y en el sector todo era una fiesta.

Para las diez- once de la noche, los resultados escrutados dentro de los distintos centros de mi región indicaban la clara tendencia de la oposición como ganadora, sin embargo, también comenzó a correr en las redes información de que el partido de gobierno estaba montando tarima como ganadores. Así en espera, me quedé dormida.

¡Sorpresa! Al abrir los portales de noticias el primer boletín oficial da como ganador al candidato del gobierno, al tiempo que en las redes escuchaba al candidato de la oposición junto a su líder de campaña declarándonos ganadores. Nos viene días de incertidumbre.

Pero, ¿qué es lo que realmente me sorprende? Aparte de lo que por acá llamamos “caradurismo”, para definir a aquella persona que es capaz de decir una mentira, mirando al mundo de frente y sin vergüenza, no deja de sorprenderme el sonido sordo e intenso del silencio, ¡No hay celebración!

Somos un pueblo alegre que en cada fiesta retumban los cohetes y los tambores, cuando hay un triunfo, las caravanas, las cornetas y la corriente de gente que se vuelca a las calles ¡Somos triunfadores! Y nos hacemos sentir. Nada de esto ocurrió anoche, no hubo un cohete que me despertara, una alegría que se sintiera. Todavía en lo que va de la mañana reina un silencio mortal, y esto, para mí, es una muestra de lo evidente.

Comenzó a llover y no voy a decir que la lluvia me puso triste, la tristeza llegó con las noticias del amanecer y al igual que el cielo, lloro y lloro, pero con la convicción de que en cualquier momento sale el sol.