Hay experiencias de la vida que nos arrinconan y nos obnubilan, llevándonos con propósito a la imprecisión y la vaguedad. Vivencias que calan con hondura y entorpecen con sorna nuestros sentidos, entre ellos está la incertidumbre, como la emoción beligerante que nos invade, sembrando inseguridad, dando valor y refuerzo a lo fortuito. Si ahondamos en los hechos del diario vivir, nada es seguro en su totalidad, es utopía, el control absoluto, vivimos perennemente en incertidumbre, es dinamismo en una cotidianeidad que nos sacude, casi siempre a ritmos inesperados e impredecibles. La pandemia del Covid-19, aportó a mi vida, considerables enseñanzas, muchas de ellas generadas en el más aguerrido y tormentoso caos, socavando mis más sublimes sentimientos. Fue precisamente lo caótico e incierto, lo que aportó nuevas miradas para tratar de destilar y aceptar que es necesario fluir en lo inesperado, porque me libera del miedo y la ansiedad de lo que “pudiese ocurrir” mañana. Recorro el caos evidente, acicalado por su complejidad, veo la incertidumbre desde los ojos de la oportunidad de la comprensión, mi aviso para no desaprovechar el tiempo, y porque no, la posibilidad de un cambio beneficioso y positivo.
Gracias @palabras1 por traer a la socialización esta temática discursiva. Salud y bienestar para Usted y los suyos !LUV !LOTUS