Cambiando mi temática habitual me voy un poco a un repaso de un libro que leo actualmente llamado «La guerra secreta del petróleo». El libro está coescrito por Jacques Bergier y Bernard Thomas. Bergier fue un ingeniero químico, escritor y periodista francés, con distinción de la Legión de Honor y Bernard Thomas del que no logré conseguir mucha información.
Escribo esto por un espacio dedicado a Venezuela el cual citaré acá:
«No lejos de allí, en Venezuela, el petróleo salía a la escena en 1914 con la erupción fantástica del pozo Las Roasas, uno de los más célebres del mundo, bajo la dictadura de un siniestro personaje, para un film de espionaje de categoría B, de esos cuya acción no se cree del todo por lo muy caricaturesca que es. El hombre conservó el poder de 1908 a 1935, fecha en que murió en su lecho, pues sin duda contaba con la policía política mejor del mundo. Sus enemigos, o quienes él sospechaba que eran sus enemigos, fallecían al azar de penales y cárceles, con los grilletes puestos. Deterding, que visitó el país, regresó encantado. Declaró principalmente "El gobierno del general Gómez es sólido y constructivo". Aquella dictadura contribuyó efectivamente en buena parte a la fortuna de "Shell" y de la "Standard Oil". Gómez había comprendido tan bien que su interés personal podía coincidir con el de las grandes compañías, que les propuso que les redactaran ellas mismas las leyes petrolíferas. Esto se hizo en 1922.
Gómez distribuía personalmente las conseciones y percibía personalmente el canon, a la manera de los potentados del Oriente Medio. Ante una comprensión tal, los trust se apresuraron a impulsar la explotación al punto de hacer de Venezuela, a partir de 1928, el segundo país productor del mundo. El país es , por demás, tan rico en nafta que se se cita el caso de una sociedad de sondeos hidráulicos, la "Artesian Well Company of Maracaibo", obligada a declararse en quiebra por no haber encontrado más que oro negro en el curso de sus múltiples perforaciones. En cuanto a la miseria, al analfabetismo y el terror en que se consumía la población, mejor es no hablar. Pasemos por alto igualmente el lujo pasmoso que reinaba en Caracas, aquel Versalles construido por presidiarios.
La situación se hizo tan explosiva que no hubo más remedio que soltar lastre: en 1945, una revolución popular, apoyada por el Eejército, barrió los escombros del régimen de Gómez, llevando al poder a hombres que habían hecho sus estudios en sus prisiones, con Rómulo Betancourt al frente. Todo estaba por hacer. El país había sido literalmente saqueado. Un día que Betancourt, entonces, expatriado en Nueva York, visitaba el maravilloso museo de Arte Moderno ofrecido a la ciudad por el multimillonario Andrew Mellon, propuso que se pusiera una lápida a la entrada: "Donativo del pueblo venezolano."
Durante los tres años que conservó el poder, el partido Acción Democrática de Betancourt tuvo tiempo de imponer a los trusts un reparto más equitativo de los beneficios: 50-50. Algunos meses después de aquella victoria, en noviembre de 1948, estalló una contrarrevolución, naturalmente, encabezada por Jiménez, heredero espiritual de Gómez. Motines, rebeliones, matanzas: Betancourt volvió en 1958, hostigado a su derecha por incesantes tentativas de golpes de Estado fomentados por quienes le encontraban demasiado liberal, y a su izquierda por progresistas y comunistas que juzgaban sus reformas excesivamente tibias. »
Es interesante ver la visión del francés pero necesarias hacer algunas observaciones:
Desde el inicio existe un prejuicio sobre Gómez, sobre el cual existen argumentos sobre su condición de dictador o tirano, pero dista mucho de la visión del Oriente Medio que quiere darle el autor.
Afirmar que la policía gomecista era la mejor del mundo pasa a ser un poco exagerada, tomando en cuenta que los conflictos con la llegada de Gómez no eran mayores que los de otros países, que el país, aunque tuvo rebeliones, tenía un nivel de desarrollo bastante bajo, así como su población y tecnología. Tal vez pudiese medirse a nivel de efectividad en su contexto, pero esto sería omitir casos como el de Funes, en Guayana, donde Gómez no tuvo control real.
Reduce los acuerdos de Gómez como la búsqueda de interés personal pero obvia que Gómez fue quien pagó la deuda externa venezolana y que a diferencia de otros mandatarios, su dinero quedó dentro de Venezuela.
Cuando trata el «analfabetismo, la miseria y el terror» obvia el contexto. Gómez tomó un país que venía de levantamiento en levantamiento. No podía haber desarrollo y avances, cuando siempre se estaba en guerras internas. Su labor quedó en estabilizar, hasta cierto punto, disminuir a los caudillos, crear el Estado moderno venezolano, crear una ecnomía más sólida que dio paso a los siguientes gobiernos de trabajar en proyectos de mayor magnitud.
Gómez distribuía personalmente, como lo hicieron muchos andinos, ya que para entonces, Venezuela era un país muy pequeño y había posibilidad de tener más control. Además, eran de costumbres de atender directamente sus negocios. Cipriano, quien delegó en Gómez casi todo el gobierno, terminó fuera de la presidencia por el mismo Gómez, lo que demuestra que entregar el poder a otro, es algo de mucho riesgo en un país donde la fuerza es determinante.
«Caracas, el Versalles construido por expresidiarios», esa afirmación es una crítica al sistema de la época que ponía a los presos a realizar obras. Honestamente, ese sistema es mucho más efectivo que el actual, donde los presos hacen rumbas en las cárceles y representan una pérdida para el país.
Rómulo Betancourt no estudió en la cárcel, fue un bachiller, lo que implicaba un alto rango académico de la época. Ese afán de crear sabios de las celdas parace que les gusta a los escritores.
El trienio adeco es nombrado como un éxito, donde se logró el fifty fifty. No se puede negar que Juan Pablo Pérez Alfonso logró algo interesante con respecto al tema petrolero, pero mientras el escritor se centra en el gobierno tiránico de Gómez solo dice esto sobre el trienio. Durante ese periodo también hubo persecusión política y torturas. Su gobierno no llegó por un clamor popular, sino por un descontento en las FFAA con el gobierno de Angarita y con la repentina locura del candidato Diógenes Escalante.
La llegada Pérez Jiménez al poder no fue directamente el golpe del 48, producido por el descontento que seguía entre los militares con el gobierno de Gallegos. Pérez Jiménez tampoco era heredero de Gómez, en lo único que se podían parecer era en que eran andinos.
Betancourt tuvo grandes sublevaciones en su gobierno y tomó decisiones mucho más sangrientas que los militares que gobernaron antes de él, siendo un civil.
Una visión tan lejana, la de un francés, sobre la realidad venezolana, es evidente que tendrá muchas fallas de contexto ya que dificilmente puedan entender nuestra realidad. Lo que no se puede evitar ver es que a pesar de que en lo demás del libro, el autor no usaba tantos adjetivos, en este apartado de dos páginas hace uso abiertamente de ellos. Posiblemente su investigación del tema fue indirecto y usando la bibliografía que se impuso luego del año 1958 donde existe una tendencia clara en la forma en que se cuenta la historia.
Dentro de todo, no hay duda que hemos sido víctimas de la guerra secreta del petróleo y de los grandes trust.
Buen análisis, aunque a estas alturas, creo que Pérez Alfonso tuvo en parte razón al llamarlo el Excremento del Diablo, siendo sinceros, el petróleo, debido a la actitud histórica de los venezolanos y a la mala administración, ha sido un lastre para el desarrollo.
Sin duda, aunque no soy experto en petróleo. Me centro más en las afirmaciones históricas del francés. Saludos Arepa.
buen análisis de la realidad del petroleo en Venezuela, gracias por compartir.
Este post ha recibido un voto del proyecto de curación hechoscriollos, premiando la escritura, el arte y la investigación de la historia venezolana y sus costumbres. Esto es un Hecho Criollo.
Curiosa visión, sin duda un tanto, por no decir bastante alejada de la realidad y el contexto venezolano de la época, si embargo es interesante como relata entre lineas el poder de las compañías petroleras
Concuerdo contigo en la mayoría del articulo exceptuando desacreditar al esfuerzo de educación que hizo Betancourt cuando estuvo en la cárcel, si bien ser Bachiller era mucho mas en tiempos de antaño, no todo ellos estaban preparados para siquiera soñar dirigir una nación. Ojo, no es que diga que hizo un buen trabajo o defenderlo, pero tiene méritos por llegar a donde llego.
¿Betancourt se dedicó a estudiar en la cárcel? Hasta dónde recuerdo, podían pasar algún que otro libro pero no es que tenía una biblioteca. El punto es que siempre se usa eso de forma dramática. Hitler escribió "Mi lucha" en la cárcel, Leopoldo López aprendió a pintar, Rómulo "estudió" en la cárcel, Chávez preparó el desastre del siglo XXI en la cárcel.
Hay que ir a la cárcel a estudiar jeje.
Revelador analisis gracias por compartirlo