Donación de órganos y tejidos (Parte I)

Hace poco más de un año tuve la oportunidad de participar en un pequeño congreso organizado por mi universidad y este fue el tema que decidí abordar, ya que la manipulación de componentes anatómicos humanos y donación de los mismos para efectos de trasplante, es un tema actual y muy polémico tanto desde el punto de vista médico y científico, como desde el punto de vista legal. Todo esto sin contar los riesgos que este procedimiento puede representar para el donante y para el que recibe el órgano, que incluyen: rechazo al tejido trasplantado, infecciones post-operatorias y la inmunosupresión inducida por el proceso.

El trasplante de órganos se convirtió en una realidad en muchos países, con resultados satisfactorios y cada vez más exitosos, y uno de los factores que más influyó para avanzar en ese campo fueron los progresos alcanzados por la cirugía, que perfeccionaron cada vez más sus técnicas quirúrgicas, además de los avances en inmunosupresión y que permitió la realización de trasplantes de riñón, hígado, pulmón y corazón con una significativa reducción de riesgo de infecciones post-operatorias y rechazo.

Aunque el índice de supervivencia de 1 año para el trasplante varía según cada país y la procedencia del órgano (persona viva o cadáver), generalmente el 75% de las intervenciones tiene éxito. Claro está que las tasas de morbilidad (relativas a infecciones por falta de controles eficaces que eviten el libre e indiscriminado comercio de órganos sin las especificaciones mínimas) son por ejemplo, considerablemente más elevadas en países como la India y China donde generalmente se emplean órganos de personas vivas.

A pesar de esos problemas los trasplantes salvan vidas en todo el mundo.

Sin embargo, el alcance y la rapidez de la difusión de la tecnología han acrecentado varias preocupaciones graves: La oferta no avanza al mismo ritmo que la demanda. Durante los últimos 5 años, salvo algunas excepciones (en particular Austria, Bélgica y España), ningún país dispone de los órganos suficientes para cubrir las necesidades de sus ciudadanos. A pesar de tener uno de los sistemas nacionales de distribución nacional mejor organizados, de haber realizado una serie de campañas de publicidad minuciosamente estructuradas y de contar con una Ley por la que se estipula que los hospitales pueden solicitar la donación de órganos de familiares, para 2004, la lista de personas en espera de órganos alcanzaba las 40.000 personas.

Este desequilibrio entre la oferta y la demanda es todavía más evidente en países donde las consideraciones de la índole religiosa o cultural obstaculizan la donación. En oriente, los preceptos religiosos se oponen y, en algunos lugares, prohíbe la donación de órganos procedente de cadáveres. En la doctrina islámica se destaca la necesidad de mantener la integridad del cuerpo al sepultarlo, y aunque muchas autoridades religiosas han dado el visto bueno a la donación de órganos calificándola como un “regalo de vida”, otras continúan oponiéndose a esta práctica.

No obstante, otros rechazan el principio de la muerte cerebral (equiparándola a un asesinato), dado que no ven la terminación de la vida de aquella persona como natural puesto que algunos órganos continúan en "funcionamiento" y ellos se niegan a aceptar el deceso, haciendo casi imposible la recuperación de los órganos. Los conceptos asiáticos de integridad corporal, de respeto a los ancianos y las objeciones contra los criterios de muerte cerebral eliminan prácticamente la donación de órganos procedentes de cadáveres en países como Japón.

A pesar de haber adoptado la mayoría de las tecnologías médicas y de la tradición profundamente arraigada de ofrecer presentes, el trasplante de órganos procedente de cadáveres sigue siendo poco frecuente aun en la actualidad. El trasplante de corazón no se practica en absoluto y es reducido el número de riñones donados procedentes de parientes vivos.

No va en contra de tu religión...

Las barreras culturales con respecto a la donación no son menos importantes en los países occidentales. En los Estados Unidos, por ejemplo, un 53% de las familias se ha negado a permitir que un pariente fallecido se convierta en donante. Los tabúes contra el desmembramiento de un cuerpo muerto son mucho más frecuentes de lo que se cree. Además, la insuficiente disponibilidad de órganos ha originado su búsqueda desesperada. Muchos pacientes están dispuestos a viajar por el interior del país o al extranjero para beneficiarse de un trasplante y su decisión es tan firme que algunos no tienen reparos en dejar de lado las cuestiones relativas a la obtención del órgano.

Esa misma penuria ha incitado a médicos, directores de hospitales y funcionarios gubernamentales de algunos países, a poner en práctica estrategias éticamente dudosas a fin de obtener órganos, siendo sus propósitos guiados más por la posibilidad de obtener ingresos extranjeros que por el deseo de cubrir las necesidades de los pacientes en sí. En concreto, no hay lugar donde la escasez mundial haya favorecido tan claramente la venta de órganos como en Asia, especialmente en la India.

Otra característica que favorece estas prácticas es el costo de las intervenciones, el cual es sustancialmente más bajo que en centros médicos occidentales. Desde el punto de vista del paciente, los ahorros no son tan importantes como la disponibilidad de un órgano, pero desde el punto de vista de un centro sanitario indio o chino, los ingresos que genera este tráfico son sustanciales.

Por último, esta escasez ha dado lugar a acusaciones, especialmente en Sudamérica, acerca de bebés y de niños secuestrados y asesinados para recuperar sus órganos. Mucha gente tiene la convicción de que la fácil salida de órganos ha estimulado estos abusos.

En cuanto a nuestro país:

En Venezuela este tema recibe mucho apoyo (dentro de lo que se puede) tanto a nivel social como jurídico, e incluso existen reformas que lo apoyan como el código de deontología médica venezolano en su título II capitulo quinto del enfermo terminal y título V capitulo quinto del trasplante de órganos, así como también, la ley sobre donación y trasplante de órganos, tejidos y células en seres humanos. Se han hecho además ciertos avances a nivel institucional, debido a que existe una organización denominada organización nacional de trasplantes en Venezuela (ONTV), que tiene como objetivo promover la actividad de donación y trasplante en Venezuela en beneficio de los pacientes cuya única esperanza depende de un trasplante.

A pesar de la situación actual, dicha organización continúa por su parte con sus labores de apoyo a pacientes mediante charlas y sesiones de apoyo en temas de mucha importancia tanto para quien dona el tejido como para quien va a recibirlo y sus familiares. De igual manera actividades educativas en el tema de la donación y el trasplante para estudiantes y la comunidad en general. Además de la significativa falta de recursos (los trasplantes de tejidos representan un grupo de procesos costosos, desde el preoperatorio hasta que el paciente se ha recuperado por completo), la disminución en la calidad de los centros hospitalarios, y la falta de información con lo referente a los aspectos médico-legales que estos procedimientos engloban son sólo algunos de los contratiempos a los que la organización le toca enfrentar.

Les dejo un vídeo de la campaña de la ONTV "Enamorado de la vida"

La información plasmada en esta publicación fue sacada casi en su totalidad del trabajo que entregué para mi participación en el congreso, para el cual me apoyé en muchas bibliografías destacando:
http://www.ontv-venezuela.org/
https://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/5tdln5.htm
http://www.medicrit.com/Revista/v2n4_05/V2_N4_57.pdf

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