Cabe aclarar que la Iglesia NO condena a las personas homosexuales, es muy importante el saber distinguir entre el pecado y el pecador, pues lo que la Iglesia condena ya que dicen que es un acto que ofende a Dios, es el acto homosexual, es decir, las relaciones homosexuales. Y esto es pecado, de la misma manera que lo es para un hombre casado el serle infiel a su esposa, y como lo es la masturbación como un acto egoísta y estéril que desfigura el concepto del amor.
Con esto quiero decir que el acto homosexual es “uno” de los tantos pecados contra la pureza y la castidad que a fin de cuentas no permite una valoración plena del amor verdadero de Dios y del plan que tiene para cada uno de nosotros.
Lo que sucede, y hay que decirlo, es que actualmente la sociedad ha llevado a niveles extraordinarios el sentimentalismo por encima de la razón, haciendo mucho daño sobre todo a las personas homosexuales y sirviéndose de ellas para promocionar ideologías nefastas.
Ser homosexual no tiene nada de malo.
exacto amigo yo no lo soy pero tengo muchos amigos y aunque no tuviera esos amigos critico cualquier acto discriminatorio o racista.
Por muy bonito que intenten ponerlo, condenar las relaciones homosexuales sí supone discriminar a los homosexuales.
Tratar de privar a un colectivo del derecho a amar, tener sexo, y las ventajas legales del matrimonio no se puede llamar de otro modo. Culpabilizarlos, amenazarlos con el infierno, hacerles creer que pueden convertirse en heterosexuales y someterles a terapias de aversión pueden provocar severas secuelas psicológicas, que pueden llegar al suicidio.