La desesperación y sosobra, se apoderó de todos los habitantes, era algo insolito pues se supone que eso no debería de suceder, la sorpresa se reflejaba en las caras de los vecinos que observaban estupefactos, como sus rejas –que se supone deberían protegerlos- había sido sustraídas por delincuentes, “¡¿si se llevan las rejas, que otra cosa se llevarán ahora?!” –exclamaban mientras se colocaban las manos en la cabeza- pues la verdad era una situación desesperada ya que había visto como esto sucedía en otros sitios pero NO EN MI VECINDARIO.