La mayoría de las personas no deberían aventurarse a tener un negocio propio, aún cuando ese sea su sueño. Muy pocas personas tienen el coraje necesario para hacerlo y el estómago para soportar las tensiones diarias y el trabajo sostenido durante más de doce horas por día.
Muchas personas pelean una batalla diaria con la relación de dependencia, cualquiera sea el escalón de la pirámide corporativa en la que se encuentran, o la posición que ocupen en una pyme. Sin embargo están allí porque prefieren ese vínculo al de tener que enfrentarse al riesgo empresario. La fantasía de la empresa propia puede ser una vía de escape para las angustias de tener que soportar los malos tratos jerárquicos, las injusticias y los caprichos corporativos. O peor aún, la alienación que se siente al saberse parte de un sistema de engranajes que no se sabe bien para que sirven pero que la sociedad reconoce como "el sistema" indiscutible y aceptado.
Pero como contrapartida, muchas personas que salen de sus trabajos de relación de dependencia para armar su propia empresa o para comprar una franquicia, se encuentran con un mundo aterrador, en el que hay que pagar sueldos y aguinaldos, pagar impuestos, pagar luz y gas, pagar intereses altísimos a los bancos, pagar comisiones a las tarjetas de crédito y débito que pocos sabios de comarcas lejanas podría explicar su significado, buscar mejores proveedores, olvidarse de cobrar un sueldo fijo a fin de mes y de los fringe benefits a los que lo tenía acostumbrado la corporación, levantarse muy temprano y acostarse muy tarde porque todos los días surge algo nuevo en el negocio o la empresa, en fin, el mundo empresario. (De hecho, cómo sacar dinero del giro de la franquicia para uso personal es una de las cuestiones que más le cuestan aprender e interpretar a ex-ejecutivos acostumbrados al pago mensual riguroso de sueldos con aportes y otros beneficios).
"Entrepreneurship es un estilo de vida", escribí en Pasión Entrepreneur en 1991, no es el estereotipo del empresario con un habano en una oficina vidriada mirando el mar, o, en forma más tangible, el hombre o la mujer que es totalmente libre y hace lo que quiere porque es dueña de su empresa. Para llegar a hacer lo que quiere, tiene que pasar mucho tiempo hasta alcanzar la etapa de la construcción de marca y empresa que le de justamente algo de tiempo libre.
Entonces, diría el empleado en relación de dependencia, "¿Para qué sirve ser independiente?".
Justamente, no es que "sirva" para algo, es nada más que un estilo de vida.
Que no es para cualquiera.
Es cierto que una franquicia viene con el adjunto de una gran cantidad de problemas en cierta forma "resueltos", pero el franquiciante le hace un gran daño al potencial franquiciado y a su sistema en general, diciéndole que la franquicia resuelve todos los problemas de la vida empresaria porque eso es una flagrante mentira.
Franchising es un término que para algunos empresarios es excitante y atractivo y para otros es causa de temores y vacilaciones. Lo cierto es que el franchising es una de las estrategias de crecimiento más estables y sostenible que se hayan inventado en la historia de los negocios. Pero si no se la implementa con rigor, el crecimiento se puede venir en contra y causar una catástrofe.
Ese rigor debe empezar por la correcta elección de un franquiciado. Este es un punto crítico para el franquiciante.
Pero es más crítico aún para el potencial franquiciado, que es por lo general una persona que está en relación de dependencia y "sueña" con el fascinante mundo de la independencia financiera, argumento que utilizan muchos franquiciantes para vender sus franquicias. Ver ¿Existe el franquiciado "ideal"?, 10 rasgos del franquiciado existoso, y 13 preguntas para hacerle a un franquiciado actual de la marca que quiero comprar.
La persona insatisfecha con su empleo en relación de dependencia que piensa que su estilo de vida es empresario y que su vida va a cambiar para mejor comprando una franquicia, tiene que hacer un buen trabajo de due dilligence de la franquicia que piensa comprar. Este trabajo implica visitar a varios de los franquiciados actuales, con el objetivo de entender en qué consiste el trabajo independiente y verificar dentro suyo si está a la altura del requerimiento.
Al comprar una franquicia, nunca más se va cobrar dos veces el mismo sueldo. Nunca más una empresa, que no sea su franquicia, le va a pagar el seguro médico, ni las vacaciones, ni los aportes previsionales, ni aguinaldos, ni vacaciones, ni va a poder pedir un día para "hacer trámites" porque en todo caso se lo tiene que pedir a sí mismo, o un adelanto de sueldo, o un vale a cuenta. Ahora todo el riesgo es suyo.
Por supuesto, la ganancia también. Y todo lo que le va a contar a sus nietos.