Poder ver la sonrisa de un niño es el mejor regalo de amor, de magia y de luz de este mundo. Porque cuando un niño se divierte, se siente bien y se sabe querido ilumina al resto de la humanidad guiñándole un ojo a la esperanza…
Por eso, protejamos a los niños de aquello que resulta innecesario, que les hace crecer con miedo y no les ofrece oportunidades. Porque ellos son nuestro anclaje, los artífices de nuestro futuro, las semillas de nuestra historia…