Cuando nací, fui una sana y hermosa bebé que pesaba tan sólo 2.800kg, cuento esto, para que sepan ustedes cómo las exigencias de una sociedad, y la influencia de unos medios de comunicación, pudieron influir de forma consciente o no en esa pequeña bebé que fue creciendo hasta convertirse en la mujer adulta que soy ahora.
En mi época de infancia, fui la típica niña adorable que todos querían abrazar cual peluche, bastantes disgustos se llevó mi mamá con más de una vieja imprudente y desconsiderada que apretó mis mejillas sádicamente como si fuesen de caucho, sin mencionar los apelativos que con aparente dulzura me decían, tales como: gordita, cachetona, etc.
Por supuesto en el colegio algunas de mis compañeras, me decían gorda, o cachetes de marrana flaca. Cómo les parece que de adulta, busqué mis fotos de infancia y descubrí que yo no fui una niña gorda, simplemente comía de manera adecuada, y tenía un peso acorde con mi talla, sin embargo a esa edad no lo sabía, y es ahora que recuerdo que más bien mis amiguitas eran algunas muy flacas, y por eso me consideraban pesada.
Sin embargo el tema no termina aquí, les cuento que apenas estoy empezando, pues en la adolescencia fui víctima del anhelo inalcanzable que tenía todo muchacho de tener una novia bella y delgada como Christina Aguilera o Britney Spears. Por lo tanto, imaginarán que la cosa no me quedó fácil, pues al igual que en mi niñez, mis compañeras eran bastante delgadas, además me desarrollé casi a los 14 años, y fue como si de una noche para otra, hubiese despertado con unas caderas de 100cm sin saber por qué. Empezó obviamente el calvario, pues mis amigas pesaban 40 o 45 kg como máximo, yo en cambio, tenía 14 años, y pesaba 60kg. A partir de ahí, el espejo y la sociedad empezaron a gritarme que era una gorda.
Me convertí en el estereotipo de la gordita simpática, bella y agradable, a la cual le costaba conseguir un novio de su edad(Los viejos me perseguían) Me convertí en la gordita que le costaba conseguir empleo, y para colmo de males, cuando se nace en un país de reinas como Venezuela, la presión aumenta mucho más, y si eres hija de madre colombiana y has heredado unas piernas voluminosas, es peor, pues vas a buscar ropa, y te encuentras con que la ropa de tu talla, tiene diseño adecuado para una mujer de 35 años, no para ti que tienes 16.
Pasaron los años y dada la circunstancia de que a mi familia ni a ningún adulto le incomodaba mi peso, aprendí no a aceptar mi cuerpo, sino más bien a resignarme con el.
Crezco…me caso…y tiempo después a los 24 años se me diagnostica hipotiroidismo subclínico, lo cual indicaba mi capacidad para engordar casi sin darme cuenta y dada la vida sedentaria que siempre había tenido, mi peso fue aumentando paulatinamente, y no sólo a causa de mi problema hormonal, sino también por estrés, lo que hizo que en cuestión de diez años, pasara de tener un peso de 60kg, adecuado a mi talla, pues mido 1.61cm, y terminara pesando 101 kg y sintiéndome fatal.
Tuve un esposo, que nunca mostró interés en que yo rebajara, pues según él, yo era hermosa estando gorda o flaca, pero créanme, mi espejo no me decía lo mismo. Mi espejo me gritaba que estaba tan gorda, que al parecer mi cuerpo no correspondía con mi cara. Caminaba unas cuantas cuadras y ya me cansaba, mis tobillos lucían hinchados, terminé usando ropa horrible, incluso de embarazada, porque la que me parecía bonita no me quedaba. Me costaba todo, desde agacharme o pararme en la punta de mis pies para mirar un mostrador, hasta el hecho de tener sexo.
Recuerdo que en una ocasión, alguien tocó nuestra puerta, y por emergencia mi ex esposo me dijo que me pusiera un short suyo, fue impactante que me quedara casi perfecto, pues a él le quedaba apretadito, ya que él pesaba 140kg. Ahí fue cuando decidí que debía hacer algo para cambiar, pues mis rodillas y tobillos ya no soportaban tanta injusticia.
Fueron muchas las interrogantes: ¿Cómo hacer ejercicio en un gym como a mí me gusta, si no tengo el dinero para pagarlo? ¿Cómo hacer dieta dirigida por un médico y un nutricionista, si en Venezuela vivimos de comer lo que podemos, si tenemos suerte?
La cabeza me daba vueltas, no sólo por lo mal alimentada que me hallaba, sino por los comentarios de la gente, sobre todo de mi madre que de un momento a otro,en medio de su angustia, me ofreció ayudarme para que me hicieran un bypass gástrico, intervención a la cual le tengo bastante miedo y que desde un primer momento me negué rotundamente a realizar.
Un buen día cómo un ángel, llegó una amiga que había sido bastante gordita, y me dijo que se había hecho la banda gástrica virtual(Por hipnosis) me explicó que no le prohibieron comer nada, que no tuvo que inyectarse nada, ni consumir ningún suplemento aparentemente milagroso. Quedé maravillada al ver cuánto había adelgazado, a pesar de que le encanta comer chucherías y toda clase de postres, lo cual me hizo pensar, que si a pesar de ese defecto ella lo logró, pues yo también lo lograría.
De modo que me puse las botas para iniciar este camino, y ha sido realmente hermoso. Me ha servido para comer mejor, para encontrarme a mí misma, para darme cuenta lo equivocada que estuve al creerme gorda cuando no lo fui, y sobre todo para recordar con mucha dignidad mis tiempos de gordita, sabiendo como lo dije antes, que no es fácil ser gordita en un país de reinas, sobre todo si eres joven y aún no has tenido hijos.
He bajado 35kg de peso, me veo y me siento saludable, proporcional a mi estatura, siento que si mis rodillas y tobillos me pudiesen hablar, me dirían lo dichosos que son. Sin embargo, me muestran su gratitud al dejarme disfrutar mis días sin los dolores que sentía antes.
Hoy mi espejo me refleja el respeto que me he ganado al decidir que quería cambiar mi vida, cuando me miro en el, recuerdo que estos son los kilos que le sientan a mi cuerpo y a mis años. Me siento joven, saludable, hermosa y sobre todo agradecida con Dios y muy feliz.