Sigo en twitter a un bot que retwittea los posts que mencionen a Felix Guattari. Hace unos días reposteó un tweet muy curioso en el que encontré una teoría conspiracionista anticomunista que no conocía:
En primer lugar Guattari era un psiquiatra y psicoanalista, no un lingüista, como esta persona, Alexis, dice. Por otro lado, todas las teorías de Guattari son filosóficas, no estrategias de guerrilla. La filosofía puede motivar estrategias de guerra/guerrilla, claro, pero en este caso se pone como si Guattari hubiera diseñado las estrategias de fuerzas armadas guerrilleras o incluso los movimientos sociales en Brazil de los 80s y posteriores. Guattari sólo analizó su época y teorizó filosóficamente. Los movimientos en Brazil ya venían desde antes de Guattari. Es absurdo atribuirle tanto impacto a un pensador como él. Si vieran la historia y la realidad se darían cuenta que este tipo de pensadores nunca son escuchados en masa. Escuchan más a alguien con discursos populistas, simples o superficiales, no a un teórico profundo y críptico como Guattari. Ese fantasma de "la izquierda" es mostrado como algún tipo de monstruo que quiere destruir algo y que hay que matar. Es un chivo expiatorio, y justo por eso esta teoria conspiranoica es fascista, por que busca a quién culpar de los males de la actualidad y busca proteger a la nación y a alguna gloria pasada. Más que un neomarxismo lo que estos conspiranoicos sostienen es un neo-anticomunismo, con la misma violencia de el anticomunismo de latinoamérica en el siglo XX. Estos chilenos patrióticos que están platicando sobre esta teoría conspiracionista parecen querer con fervor un nuevo Pinochet que venga a aplastar esas supuestas amenazas.
Ahora, no niego que su modelo conspiracionista tenga algún éxito para describir una interpretación, sesgada, pero interpretación al fin. Tras la muerte de dios, del humano, de los grandes relatos, lo que nos va quedando es una desesperación por narrar la realidad y una serie de crisis económicas, sociales, ecológicas, y humanistas que se ven como una desintegración social, es aquéllo de que "todo lo sólido se desvanece en el aire". Y no es que Marx tuviese un cañón de futuro para desvanecer cosas en el aire; de nuevo: son sólo pensadores con la suficiente sensibilidad para notar este tipo de cosas. Que esos pensadores promovieran el uso de sus teorías para fines revolucionarios no tiene en realidad mucha vinculancia. Si mucho estuvieron en el lugar adecuado en el momento adecuado. A Marx talvez sí le atribuyo un impacto considerable, pero a Guattari no mucho pues en mi experiencia no es muy conocido o es conocido superficialmente. Incluso he visto izquierdosos que prefieren a Deleuze y hablan pestes de Guattari ( lo ponen como más flojo, pero para mí es un impresionante filósofo con cosas muy importantes para decir).
Evidencia de eso es que Marx al final estaba equivocado y la dictadura del proletariado no produjo al final una disolución del estado y su burocracia militarizada ni el fin de las clases. El progreso colonial no trajo una clase proletaria fuerte capaz de producir revoluciones duraderas en latinoamérica. A pesar de lo persuasivo que fue Marx y de que sus teorías aún ganen adeptos y describan con éxito algunas cosas, resultó ser una narrativa más, con sus errores y reduccionismos. Hay algo de pensamiento mágico en eso de atribuir a un pensador movimientos históricos masivos. Y dudo mucho que a Guattari se le pueda atribuir el desvanecimiento de la sociedad moderna, el posmodernismo ya estaba cantado desde hace siglos, con Espinoza, Hegel, Kant, y en realidad otras personas no registradas en la historia. Todos podemos analizarlo y verlo con nuestros propios cerebros.
La desintegración posmoderna de la sociedad de hecho está más asociada al capitalismo. "La izquierda" no ha gobernado a sus anchas en las últimas décadas, o al menos sólo en Cuba y China. La mayoría de países tiene regímenes bastante neoliberales y socialdemocráticos. Es el capitalismo el que produce un nihilismo poshumanista en el que todo se reduce a dinero, consumo, venta, oferta y demanda, econometría reduccionista, deuda con crecimiento exponencial, brutalidad policial para mantener el control estatal, etc. Es de esperar que con tal nihilismo, con tal destrucción y obsolescencia de la institucionalidad y el humanismo moderno, vengan ahora crisis identitarias, todo tipo de desviaciones de los relatos conservadores que antes se ocultaban en el closet por el inmenso poder conservador, es de esperar que venga una descentralización del pensamiento dadas las condiciones de la tecnología ubicua y avanzada y el control social que tenemos a través de tecnologías panópticas.
Que un pensador como Marx o Guattari lo prediga, lo comprenda o lo teorice, y hasta le deposite esperanzas revolucionarias, es de hecho algo secundario. La realidad se impone sin importar mucho la filosofía y las esperanzas de un humano. Los movimientos comunistas ya venían desde antes de Marx. Atribuirle a Marx toda la historia es absurdo también. El momentum social ya venía creciendo, no por el pensamiento de una o algunas decenas de personas sino simplemente por las crisis producidas por el capitalismo. Trabajadores en condiciones de vida deplorables se iban a rebelar, con o sin un Marx que teorizara sus situaciones filosóficamente y les escribiera un manifiesto o El Capital. ¿Han leído El Capital? Pasar del primer tomo es una tortura. Dudo que los trabajadores de inicios del siglo XX lo leyeran en masa. Y lo gracioso es que estos nuevos autores que en realidad dejan obsoleto a Marx sean llamados neomarxistas, en todo caso serían posmarxistas.
Dar mucha importancia al marxismo construye una plataforma imaginaria sobre la cual un "neomarxismo" es conceptualizado sobre un pedestal del marxismo original. El neomarxismo es más marxista, es peor, es un lobo más feroz, para estas narrativas fachas. Es un espectro más espectral que el comunismo del manifiesto. Sobre ese pedestal Guattari es puesto para caricaturizarlo y exagerar su papel en los movimientos socialistas actuales, construyendo así una piñata bien llamativa para que reciba los palos.
Para no aceptar los fallos y crisis económicas y sociales del capitalismo se hace necesario ese chivo expiatorio, ese enemigo público que debe ser crucificado, esa fantasía, narrativa potente que pueda mover a las masas histéricas fascistas. De hecho el nacionalismo que están promoviendo estos fachos es algo que el socialismo en latinoamérica intentó promover, el nacionalismo ayudaría mucho a nuestros países latinoamericanos, pero nunca le convino a los EEUU permitir el proteccionismo nacionalista. En este caso, no tengo idea si las pretensiones de estos fachos es un nacionalismo proteccionista de la economía local o si sólo promueven un patriotismo superficial y estético sin soluciones reales a los problemas económicos que enfrentamos.
Lo que noto yo es un giro del capitalismo conservador que busca sostenerse. Se sabe que hay crisis en la psique individual y colectiva, en las instituciones sociales conservadoras e incluso en la ecología no-humana que es devastada por el capitalismo, se sabe que estamos realmente atorados en una situación insostenible. Pero antes de reconocer los errores de los regímenes neoliberales que dominan en muchos países, prefieren inventarse una teoría conspiracionista que despierte un fervor fascista.
Mi pregunta es: ¿cómo enfrentamos estas tendencias conspiracionistas de estas personas? ¿Se podrá debatir? ¿Valdrá para algo una discusión con argumentos y toda la cosa? ¿Tendrán la capacidad cognitiva para comprender los fallos del capitalismo y que no necesitan inventarse un fantasma izquierdoso para echarle la culpa?
Si el capitalismo logra reconducirse sin caer en el fascismo anticomunista, esto es, sin producir otro lamentable período de terrorismo estatal, a lo mejor eso terminaría por refutar a Marx y a otros teóricos de la izquierda.
¿Se imaginan eso? Es lo que ha dicho Feinmann en varias de sus presentaciones en TV: Que el capitalismo no resulte ser una total pérdida como se ha teorizado que es. Eso sí dejaría callada a esa "izquierda" que tanto temen y en la que depositan la culpa que no quieren atribuirle a su amado dios ideológico. "La izquierda" dejaría de tener un sustento en su modo de existencia anticapitalista si llega a suceder que el capitalismo logre superar aquellos fallos que tanto se le critican.