Catorce años después de la original, Pixar regresa al mundo superheróico de la familia Parr con Los Increibles 2 ¿Valió la pena tanta espera?
A los muchachos en internet cansados de que el tío Walt cuente historias que no involucren los héroes machos que tanto aman, y arruine su cultural pop con ideas feministas liberales, Los Increíbles 2 les va a dejar girando la cabeza. Solo unos minutos luego de comenzar, y retomar la historia de Los Increíbles exactamente donde la habían dejado década y media atrás, Brad Bird y Pixar deciden separar a los Parr. Esta vez es el turno de Elastigirl (Holly Hunter) de salir de la casa y poner el pan en la mesa haciendo cosas superheróicas, mientras Mr. Increíble (Craig T. Nelson) se queda en casa cuidando a los chicos.
Desarrollando las dos lineas argumentales en paralelo para finalmente hacerlas converger hacia el final, la película funciona como un mecanismo con muchas piezas en movimiento, es el film más largo producido por Pixar y un raro ejemplo de una animada de Disney que dure dos horas. El resultado, me alegro poder decir, es otra victoria más para el estudio con mejor historial de Holllywood.
Con su casa destruida en la batalla contra Síndrome, la opinión pública en contra y un gobierno que finalmente les soltó la mando, los Parr se encuentran viviendo en un motel luego de salvar al mundo. Por esta razón la oferta realizada por los hermanos Winston (Bob Odenkirk) y Evelyn Deavor (Catherine Keener), es demasiado buena para ser rechazada. En un intento por cambiar la percepción pública sobre los super, Elastigirl será patrocinada por DevTech para realizar actividades heróicas filmadas por una cámara, mientra que el lobby político de la empresa empuja en el senado por vetar la ley que los prohíbe.
La sección de la película que enfrenta a Helen Parr contra el villano Screenslaver funciona como una aventura de superhéroes, más que nada que podamos encontrar en la cinta original. Narrativamente esto permite volver a demostrar que tan buena es Elastigirl en su trabajo, y jugar con sus poderes de manera visualmente atractiva, como por ejemplo el concepto de la Elastimoto.
Las secuencias de acción son diagramadas con experticia, recordándonos que Bird también dirigió una de las Misión Imposible. La persecución del tren maglev, el rescate del convoy de helicópteros y el enfrentamiento final prueban que en Pixar siguen siendo los amos del storyboard, con batallas que son puro momentum.
Además se usan los superpoderes de sus protagonistas de maneras ingeniosas y siempre entretenidas. Esto es particularmente cierto en el caso del elenco de nuevos supers, entre los cuales se destaca Void (Sophia Bush), o Viajera para quien la mira doblada, quien posee la capacidad de abrir portales y teletransportarse a través de ellos de manera similar que la mutante Blink.
El giro de la trama superheróica se ve venir de lejos, aunque esto no hace que la resolución sea menos satisfactoria. Esto es mayormente porque el corazón de Los Increíbles, la razón por la cual nos enamoramos de los Parr en primer lugar, siempre estuvo en otro lugar: en la familia y sus interacciones tan humanas que casi parece que no fueran animados.
Con Helen teniendo aventuras en la gran ciudad, a Bob le toca ponerse en rol de amo de casa y cuidar a los chicos. Esto implica lidiar con la adolescencia de Violet, las complicadas tareas de matemáticas de Dash (“¿Cómo puede ser que hayan cambiado las matemáticas?”), y para su sorpresa, los nuevos y múltiples poderes del bebé Jack-Jack.
Si la acción y la aventura están en la otra mitad de la película, en la trama doméstica se encuentra concentrado el humor, con un Mr. Increíble claramente desbordado por ese trabajo hogareño (que recien ahora nuestra sociedades occidentales están comenzando a considerar trabajo). Sin sueño pero con la mejor voluntad, el padre trata de sacar a la familia adelante y acapara los chistes, llevándose la mayoría de las risas todo lo que tiene que ver con Jack-Jack.
Como en la primera parte, lo mejor de Los Increíbles es el eje emocional de la relación de Bob y Helen. En particular la manera en que se muestra como salir al mundo revitaliza y valida a Elastigirl, y como Mr. Increíble se queda en la casa lidiando con un ego masculino herido por no ser el elegido para salvar el día. Con un Hollywood desbordado de superhéroes, y plagado por fanatismo tóxico, es refrescante ve como Bird toma la posta y usa la secuela para deconstruir la masculinidad del protagonista de manera crítica pero sin perder su humanidad.
Solo por meterse en ese tema espinoso, tan nodular hoy al fanatismo en la cultura pop, Los Increíbles 2 debe ser encomendada. No solo justifica su existencia como una secuela, sino que prueba ser tan relevante como la original y se sostiene por méritos propios.
La única crítica que uno podría hacerle a esta película del estudio pionero de la animación CGI, que parece vuelto a una buena racha después de trastabillar un poco esta pasada década, es que cuando uno sale del cine no siente la misma satisfacción y resonancia emocional a la que llega el mejor Pixar.
Si bien este es un descanso bienvenido luego que Coco nos deshidrata a todos hace unos meses, al no lograr que salgamos llorando de la sala Los Increíbles 2 se queda en mi opinión un escalón debajo de las mejores producciones de los genios californianos. Aunque en términos de la altísima calidad a la que nos tienen acostumbrados, esto signifique solo ponerla apenas por debajo de obra maestra, como una película muy, pero muy buena.
calificación: 8.8