La Burbuja
La luz había desaparecido hacía horas. Era el momento de los ladrones y los locos, el amanecer de los que no veían la luz del sol. En una sociedad estamental, donde la moral gobernaba, la noche era el refugio de la clase más baja. Calles desiertas... un silencio que sonaba a peligro.
Y allí estaba él, bajo la seguridad y protección que la burbuja le proporcionaba, observando, con la intensidad con la que solo un psicópata mira a la muerte, algo apenas visible. Una figura fugaz, una sombra aquí y allá, unas ágiles zancadas...
Era una chica de tez morena y cabellos oscuros la que corría por las calles con la tranquilidad que solo la ignorancia te podía proporcionar. Iba saltando, como si fuese un privilegio que nunca había tenido.
Sin embargo, esta figura inofensiva no descuadraba tanto en la noche. Desde hacía unos cuantos años, el crepúsculo también escondía a los inocentes de las garras del Parteiadler.
Él no podía dejar de mirarla, sentía que si se marchaba no volvería a verla.
El brillo de esos ojos, hacía sentir a nuestro protagonista el amor más puro que jamás había experimentado.
Quizás haya llegado el momento de contaros su historia...
Primero he de presentaros, nuestro chico es -X- y su dulce amada -Y-. Si los nombres importaran, lo que os voy a contar ahora no valdría nada.
Para -X- esta historia comienza hace dos semanas cuando se encontraba en clase, disfrutando de la indiferencia con la que trataba a su profesor de historia.
Años antes, con la invención de la burbuja, la historia se había convertido en la asignatura favorita de muchos niños. Pero este no era el caso de -X-. En las repetidas ocasiones en las cuales había visitado el pasado con su clase y su profesor, se había entretenido más jugando con los errores del sistema que contemplando la vida de sus antecesores. Como os imaginaréis, esto iba a cambiar...
-Chicos, para el próximo mes, y con relación a lo que hemos estado viendo durante estas últimas semanas, el centro ha puesto en vosotros sus ojos y su confianza, y seréis los primeros a los que se les proporcionará el equipo de Oculus-Prisc, bajo ninguna supervisión directa, con el objetivo de que realicéis un trabajo de investigación sobre la ciudad de Berlín durante la Segunda Guerra Mundial. La realización del trabajo es obligatoria y contará para la media.-
En clase se formó un revuelo, muchos comentaban sobre la irresponsabilidad del instituto al dejar en manos tan inexpertas e impredecibles equipos tan caros. Pero todos estaban maravillados. Tendrían un cursillo para aprender a usar la burbuja, y después podrían navegar por siglos anteriores como si lo que les separara fuera únicamente la distancia. Para estos chicos, con la colonización de Saturno, la burbuja era el mayor acontecimiento que habían vivido ¡Y ahora estaba al alcance de sus manos!
Con una semana de retraso, -X- sin demasiadas esperanzas comenzó a preparar su trabajo, gracias a su habilidad con la tecnología, no le fue demasiado difícil aprender a usar la burbuja. Encendió el sistema y todo se tornó de un azul eléctrico muy claro.
-Bienvenido a Oculus-Prisc, le deseamos que su viaje al pasado le abra puertas en el futuro...
El instituto había otorgado a cada estudiante de la clase participante en el trabajo, una clave de usuario que le permitía únicamente acceder al abanico de años comprendido entre 1930 y 1945, y la ciudad de Berlín como aspecto geográfico. Tras introducirla , la pantalla te mostraba una interfaz bastante intuitiva. donde podías seleccionar fecha, hora y lugar. Este ultimo aparecía bloqueado como "Berlín". El primer impulso de -X- fue introducir una fecha reciente; sabía, por ley, que no se podía acceder a imágenes de una antigüedad menor a 50 años, y además, su clave solo le permitía ver la etapa de la Segunda Guerra Mundial, pero tenía que intentarlo. Como había esperado, en la pantalla apareció "Fecha no válida". Con cierto desánimo, se dispuso a empezar su trabajo.
La burbuja era un pequeño habitáculo que se volvía totalmente transparente cuando realizabas un viaje. Una vez comenzaba la acción, no había interfaz ni controles, la burbuja seguía unas ordenes de voz, tanto para el movimiento sobre el espacio como para el tiempo interno del momento al que había viajado. -X- se sentía extrañamente cómodo en aquel lugar.
Comenzó a vislumbrar una ciudad muy diferente a las que él conocía, todo estaba sobre tierra; edificios, coches, personas... No había nada suspendido en el aire, convirtiendo a la ciudad en un porcentaje muy reducido de lo que podía ser, concentrando todo en un único plano, le parecía casi inverosímil como lograban encajar todas las piezas en una superficie horizontal, teniendo aún espacio para moverse entre ellas, incluso con animales.
Con cuaderno en mano, estudió con detenimiento las estructuras, las calles y a las personas que las recorrían. Llegó a la conclusión de que nada que el pudiese anotar no estaría ya en libros de texto o internet, muchas personas habían pasado por esta importante ciudad en esta época no menos relevante, gente más preparada que él y sobretodo, con mas motivación.
Las calles comenzaban a oscurecer, según el momento que había elegido, se encontraba en invierno, así que no serían más de las ocho de la tarde. Por un momento, algo distrajo la atención de nuestro protagonista, un deseo de salir de la monotonía lo invadió, se acercó al marco de la ventana de un edificio que suponía viejo, incluso para el tiempo en el que se encontraba.
Allí estaba ella, -Y-, mirando con cautela, temerosa del peligro que tenía justo enfrente, como solo un condenado a muerte mira a su destino desde el final del pasillo. Posicionando la burbuja justo delante, se encontró cara a cara con la chica. -X- en sus contados viajes, nunca había sentido la humanidad de la gente a la que observaba, simplemente allí estaban, vistiendo las ropas de la época, como actores de una gran obra muy fiel a los libros de texto, como únicamente imágenes. Pero en ese momento sintió que esos ojos, eran lo más vivo que había visto nunca, que tras esa mirada se escondían tantas historias, anécdotas, instantes, que ni con la burbuja podría revivir.
Y mientras él, inmóvil, observando el brillo de unos ojos que ya se habían apagado, pero que parecían tan reales en ese momento. Nunca tuvo problemas al hablar con chicas, no sufría de esos bochornosos ataques de timidez que muchos tienen a su edad, su discurso era fluido incluso frente a la chica más guapa de la clase. Pero ahí estaba, enmudecido por lo que una chica mayor que cualquier persona viva en su tiempo, le hacía sentir.
Durante las dos semanas siguientes, la vida de -X- giró en torno a sus viajes a aquella olvidada época. No se había molestado en conocer la historia de la chica ni su porvenir, únicamente la observaba desde el momento que la conoció sin alterar el tiempo, como si su vida fuera simultanea a la de él. Había aprendido mucho, su familia, junto con otras, se escondía en el piso más alto del bloque de un hostelero que había demostrado gran empatía con las familias perseguidas. A -X- le había costado darse cuenta de que la razón por la cual se escondían no era que tuviesen procedencia judía, esto fue gracias a que una noche observó cómo rezaba toda su familia, alejados del resto con los que compartían escondite, al dios cristiano. Estaba confuso, en su época, solo se le daba importancia a la opresión que el pueblo judío sufrió, pero tras investigar un poco, descubrió que -Y- pertenecía a otro colectivo destrozado por el Tercer Reich, el pueblo gitano.
-Y- era una chica callada, encerrada en aquella casa, sus únicas aficiones eran dibujar y cuidar de sus hermanos. Llevaban dos años viviendo allí y las cosas no mejoraban, el dueño tenía miedo por su familia y casi con seguridad que los echaría en menos de un año. Cuando la ciudad se oscurecía un poco, le encantaba mirar por la única ventana que había e imaginar las miles de cosas que haría cuando saliera.
Cuando -X- se dio cuenta de que en menos de una semana no podría volver a verla, su único instinto fue el de correr a la burbuja. Nada más verla todas sus preocupaciones desaparecieron, en este momento supo que estaba enamorado. Cuando una sonrisa es capaz de acabar con una tempestad, te percatas del verdadero poder que tiene. Y asustado, pensó en lo que haría si no pudiese volver a verla.
-Ya no existe- Se dijo.
Fue entonces cuando tuvo su gran idea, viajaría hasta el momento de su muerte, entonces podría olvidarla. Para no perderla, tenía que avanzar el tiempo rápidamente , pero no podía saltar directamente treinta años en el futuro. De repente, la imagen se congeló, y en la pantalla aparecieron las letras: "Fecha no válida", había olvidado que su usuario solo le permitía viajar a hasta el año 1945. En la imagen congelada, -Y- estaba tirada en el suelo, era de noche...
Había avanzado cuatro años desde el momento en que la conoció, tenía que saber qué había ocurrido, el corazón se le aceleraba cuando pensaba en las posibilidades. Revivió las horas antes, -Y- se encontraba en una casa pero no era la que él conocía, estaba mayor, más guapa, estaba increíble o eso pensaba él. Había visto esa escena mil veces, -Y- jugaba con sus hermanos pequeños y los intentaba distraer de lo que les rodeaba. Pasó una hora según el indicador de la burbuja, pero -X- no lo había notado, estaba maravillado con la imagen de una -Y- mayor.
Acababa de acostar a los pequeños, su madre había delegado en ella ya muchas responsabilidades respecto a sus hermanos, parecía cansada de luchar, ella la entendía. Se acercó a la ventana, seguía siendo su sitio favorito, aún recordaba aquella otra vieja ventana en la que se apoyaba, cuando aún era una inocente niña que pensaba que todo acabaría pronto. Con la mirada en la calle, notó aquella sensación de seguridad, de alivio, que no había notado desde hacía años, cuando era más pequeña se había inventado un amigo imaginario, pero había desaparecido junto con esa sensación. Pero aquí estaba de nuevo, y esta vez era mayor como para pensar en amigos imaginarios. Esto le dio fuerzas para hacer lo que llevaba años pensando, se agarró al marco y saltó por la ventana. Lo había imaginado mil veces, era como coser y cantar, un pie aquí otro allá, y listo, estaba abajo. Sabía que por esas calles andaban maleantes en busca de problemas, pero también personas huidizas como ella, pero eso no la amedrentaba. Iba corriendo por las calles, saltando, escalando, ¡Jugando! como no recordaba haber hecho. Era increíble.
Llevaba un rato yendo de aquí para allá, se sintió mal al pensar en sus padres, podrían estar preocupados. Se decidió a volver, pero entonces el sonido de una explosión la sobresaltó, seguido de disparos, y pronto toda la ciudad estaba despierta, corrió como si le fuese la vida en ello, solo pensaba en su familia, tenía que llegar. Corría y veía correr a otros, todo era un caos, intentaba pasar entre la multitud, pero iba contracorriente, solo cuando soldados del imperio avanzaban podía ir tras ellos, las explosiones se sucedían continuamente, solo veía fuego y casas calcinadas, su terror se acrecentaba, no paraba de preguntarse por su familia, llevaba bastante tiempo corriendo y esquivando a la muerte, pero todo pasaba como si fueran pequeños instantes, de repente más tiros, y el sonido de coches y camiones, estaba ya muy cerca, era girar la esquina, pero un camión por la urgencia de la guerra, atravesó su misma calle, empujándola al suelo... Yacía sobre el frío pavimento mas sin una gota de sangre.
La imagen se había vuelto a congelar, el corazón de -X- se le salía del pecho,
-No puede ser- Se repetía.
Desde ese día, nuestro chico buscó mil y una formas de saber más acerca de -Y-. El poco tiempo que le quedaba de realización del trabajo, lo empleo para revivir una y otra vez, desde distintos sitios y personas, las últimas horas de -Y-, buscando cualquier pista. Pero al acabar el periodo de uso no pudo seguir viajando, su familia no podía permitirse el equipo de Oculus-Prisc, su búsqueda se basó en censos, historias, cualquier dato que revelara aquello sobre lo que él estaba seguro: -Y- no había muerto ahí, había tenido una vida plena tras su dura infancia y había muerto rodeado de sus hijos y nietos. Ese era su más firme anhelo.
Diez años más tarde, -X- se había licenciado en historia, sabía mil datos sobre lo que ocurrió aquel día, la cantidad de personas que habían muerto, sin embargo, seguía manteniendo aquella corazonada. Tras un largo tiempo de ahorros, consiguió hacerse con un equipo de segunda mano, el mismo modelo que había usado de pequeño, que ahora se encontraba bastante obsoleto.
Ese día se había dispuesto a hacerlo. Volvería a aquel momento y descubriría al fin el desenlace de esta historia...
-Bienvenido a Oculus-Prisc, le deseamos que su viaje al pasado le abra puertas en el futuro...
Esta vez, disponía de la contraseña de administrador, la cual le permitía viajar a su antojo. No le hizo falta buscar la fecha ni la hora, las tenía grabadas en la cabeza, 2 de mayo de 1945 a las 3 am en la ciudad de Berlín.
Estaba tumbada, el caos la rodeaba, seguían cayendo bombas y oyéndose disparos, y -X- daba gracias a Dios por cada una de ellas que no acababan con -Y-. Siguió esperando, con el objetivo centrado en la chica, y pasó una y dos horas, hasta cuatro.
No se levantaría...
Apagó el equipo, y salió a la calle, era ya de noche pero necesitaba aire fresco. Estaba caminando cuando torció una esquina y se topó con una mujer, estaba todo oscuro, apenas la veía. Cuando alzó la mirada, bajo la luz de aquella farola, reconoció el brillo de aquellos ojos.
-Perdona, ¿nos conocemos?- Le preguntó ella.
-Esto... no, no lo creo, ¿Qué hace una chica caminando por una ciudad a oscuras?
-¿Es una frase para ligar? Es solo que me gusta la noche, desde niña.
Y la oscuridad se convirtió en día para nuestro protagonista...
Dicen que los ojos son las ventanas del alma, y que esta sobrevive a cuerpos y generaciones.
(Imagen original, sed libres de usarla)
Interesantes tus escritos, solo una cosa muy importante, las imágenes sin son tuyas, debes indicarlo y si no lo son , debes poner la fuente de donde las tomas, por el tema de derechos de autor,etc, ya que el post puede ser remunerado, gracias. Si tienes alguna duda más puedes entrar en el canal de discord de Cervantes.
¡Muchas gracias! En este caso la imagen es mía. Aun así agradezco el consejo, lo aplicaré al resto de mis posts :)