Despierto
Primera parte de un relato que será preludio a una novela en la que estoy trabajando, espero que lo disfruten. Autoria de la imagen,https://co.pinterest.com/jessielconner/
Desperté. Sentí cada parte de mi cuerpo y supe que, si lo ordenaba, estas me obedecerían. Pensé y escuché lo que pensaba. Pero los limites de mi existencia estaban aún más lejos. Cuando hube repasado cada función de mi cuerpo, cuando tomé consciencia de todo mi ser y no me sorprendió, entonces reparé en el resto.
El peso sobre mi espalda, el calor, el dolor. Ordené y obedecí. Sincronizados a la perfección, sin apenas esfuerzo, mis miembros se movieron. Noté el calor de mis músculos, el crujir de mis huesos y la fuerza de mi propio peso. Mi horizonte se extendía a cada movimiento que hacía. Aprendí que sabía lo que hacía, sin haberlo hecho antes. Cuando mi cuerpo terminó de erguirse, noté una suave caricia. Una parte que creía propia se desprendía de mi cuerpo empujada hacia el suelo.
Abrí los ojos ¿por qué? Lo creí oportuno. Ese fue el mayor de mis descubrimientos. El mundo se abrió ante mis ojos. Luz y oscuridad que dibujaban formas. Miré al suelo y por alguna razón reconocí lo que lo cubría. Ceniza, fruto del Fuego, destructor de vida. Una curva se formó en mis labios. Alcé la mirada y vi por primera vez. La luz de las llamas, las sombras que se escondían de ellas, las formas, que eran árboles, cuerpos y montañas.
Mis ojos miraban, mi mente veía y algo en mi interior daba nombre y reconocía.
Me moví y recorrí aquel oscuro paraje. Muchos despertaban, se levantaban y se sacudían las cenizas. Adiviné en ellos mi forma, mi aspecto. Mi sombra iba tras de mí, confirmando mis sospechas. Seguí avanzando sin saber si sabía a donde iba. Un cuerpo que confundí con una montaña se alzaba amenazante sobre todos nosotros. Más oscuro que la más negra de las sombras que yo había visto. Más caliente que la ceniza que abrazó mi cuerpo durante los primeros momentos de mi existencia. Más… Era más que todo. Superior a nosotros. Lo miré y por primera vez una verdad se forjó en mi mente. Yo era yo y Él me había creado.
Sus llameantes ojos se adentraban en mi mente. Cada mirada me revelaba más acerca de la realidad. Estaba aquí para servirle en un único objetivo, destruir. Y eso me llenaba de júbilo.