La mujer que era el mar

in #fiction7 years ago

Quemaba las fotos, todas, la rabia me consumía o quizás era la tristeza, no sabia bien lo que sentía pero quería que terminara, que terminara todo aquello que me hacia sufrir. Vi las fotos destruirse con el fuego, volverse cenizas, ver el fuego consumiendo las fotos se me hizo extraño, aquellas fotos que solo significaban mar para mi; verlas siempre había sido evocar esas sensaciones, olor a agua salada, sol resplandeciente, brisa fuerte, sonido de las olas golpeando las rocas, llegando a la arena...y ella, ella era la protagonista de todas las fotos, decir mar era hablar de ella, oler el mar era olerla a ella, si quería pensar en su voz solo podía pensar en el sonido de las olas. Eso solo me hizo enojar más, patee la caja que se quemaba con las fotos y se regaron con el fuego que ya era mucho para apagarse.
Quedaban varias sin quemarse, aunque con el fuego avanzando no por mucho, pero entre esas vi una que no pude evitar agarrar y me hizo caer de rodillas, "la primera", era vieja, tenia arrugas y el papel se sentía suave, estaba borrosa, solo se veía la figura de una mujer a contra luz. ¿hace cuanto había ocurrido eso? unos 10 años. A pesar que vivíamos en un pueblo cercano a la playa mi padre nunca me llevo, fui por primera vez cuando aprendí a usar mi bicicleta, esa playa no era muy concurrida, el oleaje era muy fuerte por lo que era peligroso bañarse allí y sin esa motivación eran pocos los que iban.
Mi primera vista del mar me maravillo, era inmenso, parecía no tener fin y tan asombrosamente hermoso, nunca había pensado en el agua como algo hermoso hasta que lo vi, aunque claro, solo tenia 7 años y como los tenia recién cumplidos cargaba conmigo la cámara que me regalo mi padre, de esas que soltaban fotos instantáneas; la vi por el lente, a la distancia, una mujer hermosa, su silueta parecía pertenecer al mar, su vestido se movía con la brisa al igual que su cabello, solo veía su perfil y fue allí que le saque la foto. Luego de eso corrí, tenia la misma sensación que cuando en una fiesta de cumpleaños de un niño robe una gran trozo de torta antes de picarla, y corrí con el trozo en la boca, era
como haber hecho una travesura que debía ser ocultada pero que no sentía culpa.
Guarde cuidadosamente la foto fuera del alcance de mi padre, luego de eso se hizo rutina ir al mar de vez en cuando, siempre la encontraba allí, nunca deje de ir por más de dos semanas y siempre le tomaba una foto. Tantas fotos, tantos años. Su piel era morena, sus ojos marrones, su cabello oscuro y rizado, largo hasta su cadera, toda su figura transmitía fragilidad y a pesar de ser una mujer no dejaba de parecer inocente, para mi no hubo nunca visión más hermosa que la de su silueta paseando en la arena con un vestido que bailaba con el viento como sus cabellos sueltos y el sol sobre su piel, para mi era como una ilusión, la podía ver pero era de alguna manera inalcanzable, por eso era mi secreto. Ana, mi novia y mejor amiga desde niños era la única que lo sabia, había encontrado las fotos hurgando en mi habitación.
¿Quien es esa mujer? me decía
No lo se. Contestaba yo
¿Por que tienes fotos de ella?
Porque es hermosa.
¿Más que yo?
Es distinta a ti, no es hermosa como una mujer, es hermosa como el paisaje a sus espaldas.
No lo entiendo.
Yo tampoco.
¿La amas?
Como se ama a la belleza, pero no como se puede amar a una persona.
Ana no volvió a hablar de ello, quizás porque entendió que yo no entendía, pero ahora entendía menos que antes aunque sabía más; ya la mayoría de las fotos estaban quemadas y yo seguía con esa en mi mano, pero sentí a alguien sujetarla, Ana estaba allí tras de mi. La amaba tanto, era solo una chica sencilla como yo, pero que aceptaba mis excentricidades y que no se perdía en las suyas.
Era importante para ti, te conozco desde los diez y siempre has atesorado tus fotos.
Ya no puedo conservarlas.
¿Porque ahora sabes quien sale en ellas?
Si, ya no son lo mismo para mi.
No le había contado a Ana, pero mi padre debió hacerlo, así como me lo contó todo a mi. Justo ese día en la mañana me llamo a que buscara mis cosas, iríamos a la ciudad, solía ir con Ana o mis amigos de vez en cuando pero nunca vi a mi padre ir, él no salia del pueblo; la situación solo se hizo más extraña cuando lo vi en traje y me pidió que usara uno, muy costoso. Llegamos a un sitio apartado de la ciudad, me di cuenta que era un funeral pero la expresión en el rostro de mi padre era tal que me contuve de preguntarle a que estábamos allí. El olor del incienso me producía un poco de alergia, eso sumado a la incomodidad de estar en ese lugar sin saber por qué me hacia querer irme, vi a mi padre hablando con
una mujer ¡Espera! ¿una mujer? ¡era ella! empece a sudar, mi padre la conocía, la mujer del mar.
Vieron en mi dirección y temblé, mi padre me llamo y mis piernas empezaron a caminar en su dirección sin mi consentimiento; cada vez que me acercaba notaba ligeras diferencias en la mujer, tenia el cabello recogido pero parecía más corto, claro eso podía solo ser efecto del moño, parecía tener ligeros cambios en los rasgos faciales pero podía ser fácilmente atribuido al hecho que era mi primera vez estando tan cerca, pero lo que me hizo dudar fuertemente de si era ella o no es que al verla no pude percibir esa inocencia, esa mística que había construido todo ese tiempo sobre ella.
-Se que esto sera extraño para ti pero ya tienes edad suficiente para entenderlo, y es necesario debido a las circunstancias. Las palabras de mi padre me hicieron fruncir el ceño.
-Padre me estas asustando, siempre has sido reservado pero esto esta siendo bastante extraño.
-No creo que esta sea la manera adecuada, siempre estuve en contra con lo que le hacían al muchacho, simplemente no fue correcto moralmente ni tampoco la manera adecuada de proceder legalmente. La voz de la mujer no fue nada como pudiese imaginar, sonaba rígida y grave, era atractiva, de mujer madura, pero ella no era, no podía ser.
Nos fuimos a sentar a un lugar apartado de los demás, y allí ella y mi padre empezaron a hablarme.
-Veras, este es el funeral de mi hermana, ella nació con una enfermedad muy grave así que es bastante sorprendente que haya vivido hasta la adultez, yo y mis padres vivimos en una ciudad muy agitada así que ella por su condición tuvo que vivir apartada de nosotros en el pueblo que es mas tranquilo y con aire limpio.
Yo la conocí de muchacho -interrumpió mi padre- era muy hermosa y bueno, ambos eramos niños ingenuos...
-Era mi madre ¿no? No puedo decir que no estaba sorprendido, en mi infancia me llegue a preguntar unas veces por mi
madre pero mi padre solo respondía con un "ella no puede estar con nosotros" así que asumí que había muerto y le era doloroso hablar de eso, si llegue a envidiar a niños que paseaban con sus madres pero mi abuela y padre siempre estaban conmigo por lo que no me sentí solo; no me sentía triste pero si un poco mareado y también mal porque debía sentirme triste ¿no?
-Ella no pudo estar con nosotros porque su enfermedad no solo la afectaba físicamente sino también mentalmente, no podía cuidarte, así que tus abuelos te han pasado una renta mensual para ayudar con tus necesidades. ¿estas bien hijo?
-Yo...entiendo lo que pasa, de verdad lo hago, es solo que es mucha información que digerir. Era extraño perder a alguien así, cuando apenas aparecía, o mejor dicho apareció cuando ya estaba perdida, pero ¿era una perdida? no se sentía así, nunca la tuve; se supone que debía amarla solo por ser mi madre pero esos sentimientos no nacían simplemente así, si algo me daba tristeza era pensar en su vida como algo triste y solitario.
Me acerque a la urna y observe su rostro, me helé; por supuesto que era así, por eso su hermana era tan parecida, era ella.
-¿Y por eso quemaste las fotos?
-Ana...Para mi había sido como perder lo que una vez ame, su belleza era ser el mar, aquella que ver a la distancia por temor a acercarme y se volviera espuma en mis brazos cual sirena; conserve su imagen para mi durante tanto tiempo, todas las imágenes ahora estaban cargadas con significado, ahora eran más que solo la imagen; toda su belleza radicaba en ser para mi el mar pero ahora era más que eso y por ende no era nada. Mi luto no fue hacia la perdida de la persona, mi luto fue por encontrarla y así perder lo mas preciado para mi y a la vez aquello que nunca lo pudo ser.
-Hace dos días, cuando te pregunte que harías si no la volvieras a ver, fue justamente ese día la ultima vez que la viste, me dijiste que llorarías inconsolablemente, pero solo si sabes que sera la ultima vez que la veas; pero ahora no estas llorando, estas enojado, sientes que te arrebataron su belleza y que por ello no podrás apreciarla nunca más en las fotos pero eso no es así; nosotros construimos pero necesitamos que la cosa tenga algo independientemente de nosotros que nos permita construirlo.
-¿A que te refieres con eso?
-Yo te amo, puede que lo que yo crea de ti es una mentira, que incluso en algún grado lo nuestro no sea amor pero en ti hay cosas que son independientes de lo que yo crea, que fueron lo que permitieron que yo en primer lugar pudiera hacer todas esas construcciones sobre ti. Si, puede que no sea esa figura mística sin rostro ni nombre, que ya no sea una especie de ser que solo estaba allí para que pudieras admirarla, pero esas son construcciones que tu hiciste de ella y lo hiciste porque ella, independientemente de lo que tu creas ahora o antes, fue hermosa y eso es algo que no le puedes quitar, no depende de ti, y lo que tu amaste siempre de ella fue su fragilidad. No puedes olvidarte de ella como mujer así como tampoco de tu madre.
Metí la foto en mi bolsillo, cogí la bicicleta y fui a la playa, por el camino vinieron todos los recuerdos de mi haciendo eso por todos esos años; si estaba aburrido, si estaba estresado, era como algunos que pintan o escuchan música, yo iba a tomarle fotos al mar, a ella en el mar; mi vida solo transcurría con normalidad, ese era mi único secreto, quizás era eso lo me enojaba, darme cuenta que no era solo yo, que ella era un otro que no dependía de mi, en mis fantasías su existencia siempre había sido no mas que aquella pieza puesta para mi que completaba el paisaje.
Llegue al mar, por primera vez siendo consciente de mi egoísmo, sentí la arena bajo mis pies, saque mi cámara y tome una foto.
Ya no estaba, pero si el mar, el mar junto a su recuerdo; sentir la brisa era como ver su vestido bailar con ella, mi madre nunca había estado, pero ella si y su existencia era solo para mi, así como el mar esta noche era solo mio.
aldorojas2.jpg

PD: Cuando vi este cuadro de Aldo Rojas me pregunte si se inspiró en algo, si es un retrato de alguien que observo y me pareció una imagen muy hermosa para dejarla escapar, pensé que sería maravilloso pintar esto si viese una escena así, pero que ya que no tengo esas habilidades al menos podría conservarlo si al estar en esa situación pudiese tomarle una foto.