Many recognize human trafficking as the slavery of the 21st century, a form of exploitation before which everyone, without distinction of age, sex, race, nationality or social origin, is exposed, and that affects the different nations, either as country of origin, transit or destination.
Recently, international media published several reports on the rescue of victims, the capture of traffickers and the dismantling of criminal networks. However, the United Nations (UN) warns that for each complaint, another 20 people remain in danger.
Also, the International Labor Organization (ILO) indicated that until 2017 more than 40 million people in the world were subjected to various forms of modern-day slavery.
The UN identifies trafficking as a serious violation of human rights, a crime that includes the recruitment, transport, transfer, reception or reception of persons through threats, the use of force or other forms of coercion, in addition to abduction, fraud , deception or abuse of power.
This exploitation can be manifested through child begging, domestic servitude, illegal adoption, forced marriage, the extraction of organs for transplants, as well as forced and sexual labor, the most common practices among reported cases.
A global report on trafficking in persons prepared by the United Nations Office on Drugs and Crime indicated that approximately 30 percent of victims are children and more than 50 women and girls.
The document notes that women and girls are the main victims of forced marriages and sexual exploitation, while men and boys are used in forced labor such as mining and military purposes.
Specialists in the field estimate that only in Europe every year about 70,000 victims of this business are reported, and identify Spain as one of the main countries of the destination and transit region.
Experts also point to Bulgaria, Romania, Hungary and Poland among European countries of origin, where traffickers mainly target those who suffer social exclusion.
Irina Todorova, a specialist on the subject for the International Migration Office (IOM), identified hopelessness as a determining factor in victim recruitment.
On the other hand, several studies warn that the migration and refugee crisis in Europe increased the risk of vulnerability to this practice, considered the third most lucrative illegal business in the world, after arms and drug trafficking.
Since 2010, the General Assembly of the United Nations adopted an action plan to combat human trafficking and urged governments to work together on security and identification to defeat this scourge.
International humanitarian aid organizations and specialists advocate for greater measures against the people who benefit from this business, both traffickers and consumers.
The United Nations Sustainable Development Goals propose by 2030 the eradication of forced labor, trafficking, child labor and the elimination of violence against women and girls, including trafficking and other forms of slavery
Muchos reconocen la trata de personas como la esclavitud del siglo XXI, una forma de explotación ante la cual todos, sin distinción de edad, sexo, raza, nacionalidad u origen social, estamos expuestos, y que afecta a las diferentes naciones, ya sea como país de origen, tránsito o destino.
Recientemente, medios internacionales publicaron varias informaciones sobre el rescate de víctimas, captura de traficantes y desmantelamiento de redes criminales. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte que por cada denuncia, otras 20 personas permanecen en peligro.
Asimismo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indicó que hasta 2017 más de 40 millones de personas en el mundo fueron sometidas a diversas formas de esclavitud moderna.
La ONU identifica la trata como una grave violación de los derechos humanos, un delito que incluye la captación, transporte, traslado, acogida o recepción de personas mediante la amenaza, el uso de la fuerza u otras formas de coacción, además del rapto, fraude, engaño o abuso de poder.
Esta explotación puede manifestarse mediante la mendicidad infantil, la servidumbre doméstica, la adopción ilegal, el matrimonio forzado, la extracción de órganos para trasplantes, así como el trabajo forzoso y sexual, las prácticas más comunes entre los casos reportados.
Un informe mundial sobre la trata de personas elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito indicó que aproximadamente un 30 por ciento de las víctimas son niños y más del 50 mujeres y niñas.
El documento señala que las mujeres y niñas son las principales víctimas de matrimonios forzados y explotación sexual, mientras los hombres y niños son utilizados en trabajos forzados como la minería y con fines militares.
Especialistas en el tema estiman que solamente en Europa cada año se reportan unas 70 000 víctimas de este negocio, e identifican a España como uno de los principales países de la región de destino y tránsito.
Los expertos señalan también entre los países europeos de origen a Bulgaria, Rumania, Hungría y Polonia, donde los traficantes captan principalmente a aquellos que sufren exclusión social.
Irina Todorova, especialista en el tema para la Oficina Internacional de Migraciones (OIM) identificó la desesperanza como un factor determinante para la captación de víctimas.
Por otro lado, diversos estudios advierten que la crisis migratoria y de refugiados en Europa aumentó el riesgo de vulnerabilidad ante esta práctica, considerada el tercer negocio ilegal más lucrativo del orbe, después del tráfico de armas y drogas.
Desde 2010 la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó un plan de acción para combatir el tráfico de personas y exhortó a los gobiernos a trabajar de manera conjunta en materia de seguridad e identificación para derrotar este flagelo.
Organizaciones internacionales de ayuda humanitaria y especialistas abogan por mayores medidas contra las personas que se benefician con este negocio, tanto los traficantes como los consumidores.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas proponen para el 2030 la erradicación de los trabajos forzados, el tráfico de personas, el trabajo infantil y la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas, incluida la trata y otras formas de esclavitud