Yo me enamoré de lo que él se convirtió al estar conmigo. Yo me enamoré de lo que él me muestra y demuestra. Me enamoré de la calidad de persona que es conmigo y de la gran confianza que me tiene.
Me enamoré de su escritura, de su poesía y de su manera de pensar…
De esa manía extraña que tiene de mover el labio cuando hay algo rondando en su cabeza y de la forma tan bonita en que entrecierra los ojos mientras se le dilatan las pupilas cuando tiene alguna idea.
Hablando de sus ojos; sus ojos son una locura… Son impresionantes, el color de sus ojos no es lo que sorprende (aunque el color café frío de ellos es precioso) lo que sorprende es el misterio que trasmiten. Su mirada no se iguala o compara con nada, tal perfección no se ve en cualquier cosa. Tiene esa calidad de mirada que inspira a escribir poemas y canciones, esa calidad de mirada que ¡wow! Es una total desquisia.
Y su sonrisa, su sonrisa es la de un ángel. Su sonrisa fue de lo primero que me enamore puesto que lo conocí mientras sonreía y -para ser mas clara- me sonreía sólo a mí.
Me enamoré de una persona muy distinta a mí.
Me enamoré de un polo opuesto; me enamoré como de verdad se enamora.
Me enamoré de sus letras, versos, detalles e inteligencia.
Me enamoré de un guerrero que me acompaña y apoya en mi lucha.
Me enamoré de él y con él es que quiero compartir lo que me queda por vivir.