Y yo como no soy llorona, no lloré! Que bonito post, un homenaje merecido para todos esos guerreros que día a día crecen con sus estudiantes. Mi memoria histórica no recuerda a un sólo maestro calificado como "malo" todo lo contrario fueron excelentes. Desde el trato hasta su don de mantener siempre paciencia. Ser maestro(a) se dice fácil pero, en la práctica no lo es.
Desde mi experiencia como docente afirmo que somos guardianes, amigos, confidentes, psicólogos, negociadores, enfermeros, motivadores y más. Nuestra profesión nos enseña a convivir con los dicentes, a estar en sus zapatos y lo confieso, con ellos nos apropiamos de estrategias y herramientas para tratar a nuestros propios hijos es decir, los alumnos también son grandes maestros de culturas modernas.