El concepto de juventud, según la Real Academia Española, deriva del vocablo latino iuventus, permite identificar el periodo que se ubica entre la infancia y la adultez.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha definido a la juventud como la etapa que comienza a las 15 años y se prolonga hasta los 25 años de edad en todo ser humano, aunque no existen límites precisos al respecto. Según este organismo en la juventud, el individuo se encuentra desarrollando su nivel sexual pero carece de madurez emocional.
La condición juvenil dependiendo de la época histórica de la sociedad en la cual nos encontramos, la cultura, el género, clase social, etc., es una construcción social.
Según Margulis, en su trabajo “La juventud es más que una palabra”, dice que el concepto de juventud es esquivo, que no es una mera condición de edad sino que es una construcción histórica y social. Cada época y sector social postula formas diversas de ser joven, por esta razón se habla de juventudes y no de juventud. Las diferencias económicas, sociales, políticas, étnicas, raciales, migratorias e inclusive de genero marcan profundas desigualdades en la distribución de recursos, causando que se altere la condición de ser joven en cada sector social.
Como por ejemplo: En los sectores populares se comienza a trabajar más tempranamente, ya sea en trabajos manuales o de no mucha especialización, también suele ser más temprana la construcción de su propia familia y la reproducción de la misma. En cambio en los sectores de clase media/alta, los jóvenes tienen generalmente la oportunidad de estudiar, de postergar su ingreso a la responsabilidad de la vida adulta, se casan y tienen hijos más tardíamente, gozan de menor exigencia durante el periodo de juventud, gracias a la moratoria social.
En los sectores populares la realización de la mujer pasa casi exclusivamente por su condición de madres potenciales. En este mismo sector suelen estar obligados a trabajar desde edades más tempranas, para ganar independencia económica o para ayudar al grupo familiar.
Los jóvenes de clase popular no están marketinizados, no salen en series de televisión ni en películas ya que estas apuntan a los jóvenes de clase social media y/o alta, solamente aparecen como trabajadores, empleadas y empleados domésticos, vendedoras y vendedores, constructores, etc.
En los sectores populares se “adultiza” a los jóvenes por necesidad de ingresar al mercado laboral para ayudar a los padres en la economía del hogar o por mandato social y de género que por ejemplo, “presionan” culturalmente a las mujeres adolescentes a la maternidad. Estas suelen ser más perjudicadas y vulnerables a las relaciones sociales capitalistas y del patriarcado. Los varones, en cambio, al empezar a trabajar tempranamente, en algunos casos sin terminar el secundario hacen más propensos que caigan en la violencia, marginalidad, drogas y alcohol. Pues la inclusión en el sistema educativo es la clave para disminuir estos índices.
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