A principios de año, el Gobierno venezolano anunció la reactivación del sistema de Divisas Complementarias (Dicom), pero para sorpresa de muchos, dijo que sería a través de un nuevo mecanismo que permita aceptar remesas del exterior.
El Dicom efectivamente fue activado. Sin embargo el tema de las remesas no ha sido tocado. De ser así, apunta a apoderarse de lo que algunos expertos han considerado puede ser el nuevo aparato productivo del país ante la escasez de divisas oficiales y la aguda crisis general.
Para ese momento, venezolanos en el exterior consultados por El Cooperante dijeron que no se prestarían para apoyar dicho mecanismo cuando fue por el desbarajuste económico y la corrupción con dólares preferenciales que generó su partida de la nación. “¿Tú crees que yo le voy a mandar las remesas a mi mamá por el Dicom? ¿Para que ella reciba dinero devaluado y no pueda comer?“, declaró un venezolano consultado que reside desde hace 4 años en República Dominicana. El joven, Diseñador Gráfico, que trabaja como barman en Santo Domingo, explicó que todos los meses de su salario envía 100 dólares a su familia que luego los cambia a bolívares a través de unos conocidos que tienen una agencia virtual.
En la nación petrolera, cuyo PIB está en picada, existen dos tasas de cambio, una oficial casi obsoleta para quienes quieren vender sus dólares y la paralela -para el Gobierno es el “dólar criminal”-, por la cual algunos sectores económicos rigen sus actividad. La última quintuplica la primera. Y es que en plena crisis, las remesas se han convertido en un importante sustento para quienes en Venezuela tiene un familiar en otro país, principalmente para cubrir necesidades básicas que un ingreso mínimo mensual de 392.646 bolívares, ni siquiera la cesta alimentaria que sobrepasa los 20 millones de bolívares (por lo menos 100 dólares a la tasa no oficial).
Y es que el bolívar se ha devaluado a extremos antes no vistos. La hiperinflación estrangula especialmente a los que adolecen de un ingreso en divisas. Con un día de salario mínimo solo es posible comprar un huevo. Hacer transacciones con monedas extranjeras es un malabarismo en el país porque desde 2003 existe un hermético control cambiario que restringe el acceso a las divisas.
Los envíos
Al menos un 59% de los venezolanos tiene un familiar directo en el exterior, según una encuesta de la firma DatinCorp publicada a finales de diciembre. No se trata de un éxodo solo de opositores al Gobierno de Maduro, el 46% de los chavistas también tiene un pariente en el exterior que ha huido de la crisis, especialmente la económica.
Pero también, quienes están en el exterior envían sus ingresos y los venden en el mercado negro para iniciar alguna actividad económica que bien pueda utilizar sus familiares o él mismo afuera. Ejemplo de ellos quienes compran en el país ropa u otros artículos para luego venderlos en la nación donde hacen vida porque allá son más costosos y pueden venderlos a un precio más bajo y recibir sus ganancias.
“Yo mando los dólares y mi hermana se encarga de comprarme la ropa. Ella se queda con un porcentaje y luego me envía la mercancía. Aquí una blusa la vendo en 40 dólares y un pantalón en 150. Recupero mucho porque apenas invertí 100 dólares. Eso luego lo destino para mi familia en Valencia. Es su salvavidas“, contó Alí González en un contacto telefónico.
Venezuela pasó a ser en los últimos tres años un país receptor de remesas luego que históricamente fuera un emisor. Según un artículo del editor de El Nacional, Miguel Henrique Otero, solo la mitad de los adultos que han emigrado de Venezuela, y que están trabajando en Europa, Estados Unidos u otros países de América Latina, envían a sus familias un promedio de 150 dólares mensuales, al menos 120 millones de dólares al mes ingresan a Venezuela con el objetivo de paliar el sufrimiento causado por la inflación, la escasez y los bajos salarios.
¿El futuro?
Luis Maturén, director de la encuestadora Datagroup, dijo que en un futuro el aparato productivo de Venezuela, dependerá de las remesas que se envían del exterior. Precisó que aproximadamente 3.000.000 de personas, lo que equivale al 40%, reciben dinero de sus familias que viven otros países.
Indicó que el 95% de los consultados en un estudio de opinión realizado arrojó que apenas le alcanza el dinero para comprar menos de la mitad de los productos que necesitan. “Lo interesante de esta encuesta es que la mayoría de las remesas provienen de Europa, con 42%, Estados Unidos, 40% y América del Sur, 12%. Lo más seguro es que empiece a subir el número de remesas que se envían desde los países del sur”, expuso en Éxitos FM.
El sondeo también desveló que cuatro de cada 10 venezolanos (profesionales y principalmente de las clases alta), se quieren ir del país: “Las personas que se quieren ir del país lo desean para progresar, buscar una mejor calidad de vida y los que se quedan, sobre todo los que tienen 65 años, esperan vivir de la ayuda de sus familiares del extranjero”.
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