Hay un instante que llaman la chispa. Solo le ocurre a algunas personas y se dice que en ese instante en que el cuerpo, la mente y los dispositivos viven un shock de sensaciones, emociones y procesamientos, la persona se convierte en guerrera. Esta es una creencia particular de las zonas fortificadas de los niveles de la defensa. En ese nivel subterráneo pero un poco más para el lado de los suburbios vive Anwar.
Más arriba de la ciudad fortificada están las ruinas de los tuneles, un lugar poco accesible y poco visitado porque ahí no funciona la realidad aumentada. Para reconocer los peligros de derrumbe, las alimañas, los explosivos y robots que amenacen hay que afilar la percepcion, algo que Anwar nunca quiso dejar de entrenar. Por eso su lugar siempre fueron esas ruinas.
Mientras más lejos del sol más se esmeran por tener una iluminacion artificial que simule el ciclo día-noche a la vez que tienden a preferir vivir en los mundos imaginarios de la realidad virtual. La integracion del revestimiento de organismos bioluminiscentes bajo comando de la realidad virtual, siempre le pareció una mala idea. Le aburrían esos paisajes dinámicos en las paredes. Por eso Anwar prefería los aerosoles de nanobots más rudimentarios, de los cuales se preocupaba más por programar sonidos que luces. Muchas veces solo escribía nombres de martires con luminiscencias muy bajas y sonidos que inventaba en el momento.
Un dia que andaba grafiteando se cruzó con una maquina tuneladora autónoma que abrió un camino tapado por un derrumbe. Dejó su exoesqueleto y desconecto las gafas de su cabeza. Sus pupilas parecían más grandes que sus ojos, la bioluminiscencia de su cuerpo apenas se activaba para iluminar los pasos. El tunel tenía su altura, la ventilación todavía funcionaba, avanzó por el camino, a través del polvo que había levantado la máquina. En una de las tapas de metal de un viejo vertedero de agua leyó una inscripcion bastante nítida hecha con un fibrón de tinta:
La muerte es el cereal que yo muelo
En mi tormento
Y me encamino al horno de la revolución
Y a los arcos de la prisión
Nidaa Khoury (1959)
Ese momento fue la chispa de Anwar.