Controlling the uncontrollable

Un par de semanas de historia escritas con sangre de las #cryptos por viejas y manoseadas palabras de dos imperios, demasiadas veces repetidas en vano en la, corta en tiempo y larga en camino, trayectoria del #bitcoin y de toda su corte.

Y, así, palabras, se han dignado éstas en escalar hasta el techo máximo del mercado, que llegando casi a la luna un dos de septiembre a las dos y veinte UTC, con 179.710 millones de dólares de capitalización, para bajarlo dos días después al piso menos veinte (%) en un correctivo ante el rally con su vocerío veloz en torno a la ilegalización de las ICO en China por parte del People's Bank of China, por un lado, y dos días después también de los exchanges alojados en su territorio (una cuestión de mucho más peso, ya que casi un cuarto del volumen movido en el mundo se desarrolla en China, donde además están los mayores centros de minado de bitcoin), para luego presumiblemente desmentir la primera noticia cuatro días más tarde, como era de esperar, y decir que sería una medida temporal pre regulatoria.

Sus #exchanges aún siguen ahí y no hay un comunicado oficial de cierre, creando la duda en el resto de la comunidad por si aquellas serias palabras de amenaza sería realidad o, más bien, prensa amarilla para manipular a la masa. Who knows, lo veremos en las próximas semanas, pero BTCC sigue ahí, Huobi sigue ahí y por supuesto OKCoin sigue ahí: ninguno de ellos ha recibido un comunicado oficial ordenando el cierre de sus servicios. Y es así, de la mañana a la noche de una semana, y tras el humo mágico con que en todo cuento chino que se precie se diluye el incienso en el alma, que se ha creado con la duda, el miedo y, con éste, las ventas (reduciendo la capitalización de mercado 43.000 millones de dólares en apenas tres días), generando una doble oportunidad extraordinaria para meter grandes volúmenes de fiat y penetrar las cryptos hasta bien adentro con un gran yuan (por poner un ejemplo acertado), como la diversión sexual premiando unas confusas horas locas de drogas asiáticas y rock&roll norteamericano para caer bajo las enaguas de una preciosa mujer cuyos pechos ya están de buen ver y que en sus largos cabellos rubios el oro empieza a florecer.

No hay que olvidar que todo comenzó con la SEC.

Y ahora, tras el revuelo del otro gran imperio oriental, el CEO de JP Morgan Chase, Mr. Jamie Dimon, aprovecha el Barclays Investment Conference y sus palabras en la CNBC para decir que el Bitcoin es un fraude y que él echaría de su empresa a cualquiera que tradeara Bitcoin, ya que sería estúpido.

Una pregunta muy simple: Teniendo en cuenta que el bitcoin y el resto de altcoins están basados en una tecnología revolucionaria que elimina la necesidad de intermediarios (como los bancos), abaratando costes, reduciendo tiempos y eliminando mediante criptografía la posibilidad de controlarlo externamente, ¿alguien se imagina por qué el director general de uno de los bancos más grandes del mundo manifiesta públicamente su descontento con el bitcoin? Respuesta simple: la palabra del poder blandiendo entre sus letras la esencia del miedo que esconden todos ellos bajo sus propios huesos financieros.

Escondidos tras toda su literatura, los números hacen sus propias cuentas y aportan cemento real, en el avance generacional, al diseño imaginario: cualquiera de esos estúpidos traders que comprase 100.000 dólares en Bitcoins en 2.010, hoy tendría cuatro veces la fortuna del billionaire Jamie Dimon, mientras éste último esnifase Cocacola subido en un yate que parecería de segunda ante el del idiot-trader.

Ya en 2.015, Jamie Dimon dijo -al igual que hoy- que el bitcoin no iría a ninguna parte. Veamos lo que es "ir a ninguna parte": Bitcoin ha multiplicado 40 veces su valor desde octubre de 2.015; es decir, si en ese momento hubiéramos comprado, por ejemplo, 3.000 euros en Bitcoins, hoy (sus mismas palabras, menos de dos años después) tendríamos 120.000 euros. O lo que es lo mismo, más sencillo pero permitiendo comprar unas cuantas cervezas más: si el bueno de Jamie hubiera puesto su fortuna actual en Bitcoins hace dos años, hubiera pasado de mil millones de dólares a cuarenta mil millones de los mismos dólares americanos. Dos años.

Además, en el mismo periodo (2.015-2.017), el ecosistema total de criptomonedas ha pasado de tener una capitalización de mercado de unos 4.000 millones de dólares a alcanzar casi los 180.000 millones hace unas semanas. Un dato clave de la adopción de bitcoin y las criptomonedas: enero de este mismo año había invertidos menos de 16.000 millones, un crecimiento del mercado x10 (1.000%) en nueve meses.. hay niños que tardan más en nacer desde su concepción tras una noche loca.

Todo esto sumado a lo esencial: cientos de empresas construidas bajo su tecnología clave y respaldadas por financiaciones de varios miles de millones de dólares creciendo cada año y creando valor real bajo la utilidad de los nuevos avances que comienzan a implementar, así como el volcado de las principales tecnológicas del mundo migrando rápidamente al nuevo paradigma: Blockchain, probablemente la mayor innovación tecnológica en décadas y por muchas décadas venideras. Por supuesto que la especulación es siempre atraída ante la extrema volatilidad, pero no por ello se queda todo ahí: aquí se genera un valor de cambio evolutivo tremendo. Eso sí, en un salvaje oeste llamado crypto-land, que poco a poco empezará a estar más regulado, para bien o -probablemente- para mal, y es que el poder siempre tratará de tomar el control y llenarnos las cuentas de comisiones, impedimentos e ineficiencia.

Mi recomendación personal: quienes aún no tenéis bitcoins, es un gran momento si queréis entrar; quienes tenéis, templanza y manos frías. Hold On for Dear Life: HODL!

Poco más que añadir.. de momento.