Cuando eres mamá, desarrollas en tu interior otras dimensiones que te hacen crecer como persona. En mi caso, una de las que más valoro es el instinto maternal. Es aquella voz interna que te habla, que te guía. Apenas unos días después del nacimiento de mi hija, comencé a reconocer sus llantos: de dolor, de hambre, de sueño...
Foto por: Erika Briceño
Poco a poco fue creciendo el vínculo de conexión madre-hija. Y contrario a aquellas creencias arraigadas que siempre hay quien “me las recuerde”, mi instinto me ha ido conduciendo por caminos diferentes:
“No la cargues tanto, se va a acostumbrar a los brazos”; dentro de mí, escuchaba la voz de mi pequeña, necesito de ti, me hace falta tu calor.
“Déjala que llore, te quiere chantajear” y la otra vocecita me decía, no me siento bien, cuento contigo.
Y así una lista larga. A los meses de haberme estrenado como mamá, por recomendación de una amiga comencé a investigar y conocer sobre crianza respetuosa o crianza positiva. Me sentí identificada, comencé a practicarla al tiempo que seguía mi instinto maternal. De eso tengo muchas experiencias que contarles, por ahora quiero rescatar una, la importancia del amor y el respeto en la crianza de nuestros hijos.
Quiero compartir con ustedes un texto que leí, entre tantos, este me encantó, refleja otros modos de crianza, el poder de la palabra amorosa y confirma que hay modos respetuosos y efectivos para corregir:
Tu Canción, costumbre de los Himba
En las regiones del norte de Namibia y en las orillas del Río Kunene vive una tribu nómada conocida como el pueblo Himba. Para el pueblo Himba, (una tribu africana), la fecha de nacimiento de un niño o de una niña no es el día en que nació, ni el momento de su concepción, sino el día en que fue “pensado” por su madre.
Cuando una mujer decide tener un hijo, se sienta sola bajo un árbol y se concentra hasta escuchar en su interior la canción del niño que quiere nacer. Luego de escucharla, regresa con el hombre que será el padre de su hijo y se la enseña.
Entonces, cuando hacen el amor con la intención de concebirlo, en algún momento cantan su canción, como una forma de invitarlo a venir.
Cuando la madre está embarazada, enseña la canción de ese hijo a las comadronas y las ancianas de la aldea, para que cuando nazca, ellas se la canten y le den la bienvenida.
Cuando el niño o la niña recién nacida crece, se enseña su canción a otros aldeanos. Si se lastima o se cae o cuando hace algo bueno, como forma de honrarlo, la gente del pueblo canta su canción.
Si comete una falta o algo que está en contra de las normas sociales, los Himba le llaman al centro de la aldea y la comunidad forma un círculo a su alrededor. Y le cantan su canción.
La comunidad sabe que la forma de corregir un mal comportamiento no es el castigo, sino el amor y la canción para recordarle su identidad. Cuando reconoces tu propia canción, no deseas ni necesitas hacer nada que dañe a otros.
Y así, toda su vida. Cuando contrae matrimonio, se cantan las canciones juntas, la de él, la de ella.
Y cuando esta persona va a morir, los hombres y las mujeres de la aldea le cantan su canción, por última vez, en su memoria.
Y cuando esta persona va a morir, los hombres y las mujeres de la aldea le cantan su canción, por última vez, en su memoria.
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Simplemente hermoso, conmovedor. Y eres una gran madre, pues Ohana es una niña maravillosa y eso demuestra el amor y educación que ha recibido. Ojalá Dios me permita tener la dicha de tener un bebé propio en mis brazos.
Gracias por este post, @erikabriceno.
Gracias, Lenys Carolina. Sigo aprendiendo todos los días y me gusta compartir mis experiencias como mamá.
Excelente post!!!
Gracias, Andrea
Excelente relato Erika, sin duda, el amor de madre es el valor más que tenemos. Gracias por compartir tan increíble y bonita experiencia.
Gracias por comentar, Héctor. Ser mamá es una experiencia maravillosa.
Qué dulzura de historia. Tanto la tuya como la tradicional. Estoy interesado en la crianza respetuosa como tío y por mis intereses personales. Me has iluminado. Gracias.