La neblina de la montaña, visitante mañanera en las faldas del cerro, se mezclaba en una alegre danza con el humo que salía del fogón de la choza de la hacienda. El olor a café recién colao era el preámbulo perfecto para una productiva y larga faena de trabajo, Juancho estaba acostumbrado desde pequeño a hacerse cargo del cafetal de su padre, ahora que era suyo realizaba su trabajo con una renovada pasión.
La afanosa María le seguía el paso a su esposo. Como él, su jornada comenzaba a las cuatro y media de la mañana, al despuntar del alba, con un café, un intercambio de sonrisas y la promesa de un abundante y suculento desayuno. José o cheíto, como cariñosamente le llamaban sus padres, aún dormía, todavía faltaban unas tres horas para que se levantara pidiendo su tacita de café con leche y pan.
—En la comía quiero hablar contigo por lo del bautizo del muchachito, ya cumplió cuatro años, recuerda lo que nos dijo maíta. ¿hasta cuándo vamos a darle largas? —ripostó María a su esposo que ya se perdía en la densa niebla.
Desde que Cheíto nació la familia de María había martirizado a Juancho con el tema de que el niño había que bautizarlo cuanto antes.
—Recuerda que se lo pueden llevar los duendes Juancho —le advirtió su suegra en una oportunidad—, no te descuides con el carajito.
Pero para él, el tema de los duendes eran meras supersticiones de la gente del pueblo. A él nunca lo bautizaron, durmió muchas veces en el monte y jamás llegó a ver a los fulanos “enanos ensombrerados” esos.
Hereje le dijeron de chiquito, pero su pai le enseñó que en el monte a lo único que se le teme es a la culebra y al cunaguaro y pa´ eso siempre carga su machete al cinto.
—No joda, bajá a Carúpano nada más pá que le pongan un chorrito de agua y una cruz de aceite al carajito —reflexionaba mientras se abría paso por entre los bejucos— ¡y a ese padre que le gusta pedí más quel carajo!, no joda, que se olviden de esa vaina.
De repente, un espeluznante y agudo silbido atravesó como frio puñal la cortina de ruido que tendían las chicharras, grillos, ranas plataneras y guacharacas del bosque, un escalofrío recorrió todo el espinazo de Juancho erizándole los pelos del cuerpo, mientras “algo” le hacía sentir la necesidad de devolverse para su choza.
—¡Verga!, ¿Qué ruido er coño jué ese? —preguntó para sí, el aterrado campesino.
Primera vez en su vida que había sentido algo que no conocía. Él que se había criado recorriendo todas y cada una de las trochas y picas de este cafetal, que era capaz de caminar en luna nueva por el oscuro monte sin perderse, se sentía ahora como un extraño, como ajeno a lo que lo rodeaba. Una sensación de estar y no estar al mismo tiempo, como si “algo” lo miraba desde el monte, lo sentía adelante, atrás, lo sentía cerca y a la vez lejos. Pero no lo veía.
—¿Entonces Juancho, te vas a cagá después de viejo?, eso es por andar pensando en las pendejadas de las mujeres —se alentó a sí mismo, mientras decidía si seguir adentrándose en el bosque o apurar el desayuno.
—Coño, como que me está dando hambre —pensó— aunque sabía que no era más que una pobre excusa para abandonar la faena, por lo menos por un rato y alejarse del lugar. Pero los hombre no huyen, no puede llegarle a María con cuentos de “aparecios” que no se ven o de chirridos, de quien sabe que animal del monte. Pero quería irse, el frio en la nuca lo forzaba a regresar.
—Ya deben ser como las siete, mejor me regresó a comé y se devolvió.
El farol en la puerta de la choza le servía como guía dentro de tanta niebla, quizá por eso le permitía a María dejar una “luz prendía” dizque para ahuyentar los espantos por la noche.
—Mujer, ve sirviendo que tengo hambre. —se anunció Juancho al llegar— pero solo obtuvo silencio por respuesta.
—María. ¡María!, ¿mujer que haces? —zarandeó a su mujer tratando de obtener una respuesta— ¡Habla mujer que pasa!, ¿por qué tas pálida? y ¿el carajito?.
Tan blanca y fría como la misma niebla que la envolvía, la mirada desencajada, la boca seca y apenas un hilito de temblorosa voz, su mujer le contestó señalando debajo del camastro de cheíto.
—Juancho, mi niño se fue. Se lo llevó el duende, cogió camino pal monte. Ya no va a comé pan con café por las mañana, mi niño Juancho, mi niño.
Mi relato, esta basado en la leyenda del duende, pequeña y macabra entidad que se supone achecha a los niños no bautizados, en este particular la pagina guiaviajesvirtual.com nos reseña:
El Duende, Mito: Se dice que el duende es un personaje muy pequeño de estatura, que lleva un sombrero muy grande y que siempre busca la compañía de un niño que no esté bautizado, o lo que los pobladores denominan un niño hereje. Se cuenta que para espantar al duende hay que bautizar a los niños recién nacidos y tener una luz prendida en casa para que el duende no aparezca. Desde hace muchos años, los habitantes del municipio indican que los niños pequeños no deben dejarse solos, por que el duende se los puede llevar. Cuando esto ocurre, dicen que el duende abandona a la criatura en un monte o matorral. Hay quienes dicen que han visto a este personaje merodeando por los pueblos y cerca de los ríos.
Gracias a la invitación de mi paisana @andcabrera me uno, por primera vez, a esta interantísima y hermosa propuesta del equipo de @freewriterhouse, es un placer y un honor poder estar compartiendo con dos talentosísimas mujeres (@adncabrera y @evagavilan) este espacio y espero que antes que finalice el concurso se sigan sumando mas escritores, que nos ayuden a difundir las numerosas leyendas y mitos de nuestro folklore venezolano. ¿Que esperas?, ¡Animate!, aqui puedes ver las reglas del concurso.
Posteado desde mi Blog con SteemPress : https://karupanocitizenblog.000webhostapp.com/2019/05/steemzuela-ventest-semana-9-el-duende-by-karupanocitizen
Yo tambien quiero tajali, sabes que mi familia es de Monagas y cuanfo lleve a mi hijo no estaba bautizado y como iba al r io la gentd del pueblo me decia que np fuera hasta que no echara el agua al niño
Y como buena venezolana me imagino que no lo bañaste hasta no bautizarlo verdad? je je je
Muchas gracias por el apoyo, salvador... la verdad es que esa unión se parece a la liga de la justicia... un gusto tenerlos por aquí presentes.
Escalofriante relato, estimado @karupanocitizen. Los relatos de duendes del oriente son realmente estremecedores. Contar esa tradición es emocionante. Mientras más leo historias de este tipo, más me convenzo de que este concurso merece ser apoyado con nuestra participación.
Corrige, amigo: el usuario es @freewriterhouse
Un abrazo y gracias por tus generosas palabras.
Gracias por pasarte por aqui para apoyar el esfuerzo @adncabrera. Error corregido, te agradezco mucho el habérmelo señalado. Creo que mis palabras se quedan cortas para la dedicación y el esfuerzo que ustedes le ponen no solo a este concurso sino a todo lo que hacen por la plataforma. Cuenten conmigo para sumar mi granito de arena para dar a conocer las leyendas, mitos y fábulas de nuestro hermoso país. Un abrazo!
Muy sabroso el toque coloquial que impregna el relato, tiene la voz de sus propios protagonistas. Espero seguir leyéndote @karupanocitizen.
Muchas gracias por el apoyo @dranuvar, si algo caracteriza al oriental, en especial a los de la costa de Paria es su particular manera de hablar, eso fue algo que no podia omitir del relato porque a mi juicio le quita el "sabor" propio de este tipo de leyenda. Yo también espero poder seguir escribiendo. Saludos!
Congratulations @karupanocitizen! You have completed the following achievement on the Steem blockchain and have been rewarded with new badge(s) :
You can view your badges on your Steem Board and compare to others on the Steem Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word
STOP
Do not miss the last post from @steemitboard:
Vote for @Steemitboard as a witness to get one more award and increased upvotes!
Your 100% for this honorable mention https://steempeak.com/ventest/@freewritehouse/steemzuela-ventest-week-10-and-winner-announcement