Llevo tu luz y tu aroma en mi piel...

in #cidiv7 years ago

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¿Los humanos nacemos condicionados a amar la tierra donde nacimos? o ¿Poco a poco nos vamos enamorando de ella?
Venezuela sin lugar a dudas actualmente vive momento de cambios, por lo que se hace imperativo que todos los días los venezolanos nos hagamos la pregunta de ¿Qué hacer? Desde que abrimos los ojos y nos levantamos para ir a nuestro trabajo, mientras estamos al frente de la computadora, al escaparnos del trabajo para retirar efectivo en el banco, mientras conversamos con el viejito de la cola acerca de la situación del país, todas nuestras teorías cada día se van por el suelo invitándonos a "...inventar o errar", ciertamente unos más que otros son víctimas de la situación y sorprendentemente al salir a las 4 de la tarde del trabajo y caminar por el Boulevard de Sabana Grande se dibuja un panorama de abundancia, colas inmensas para comprar un helado a precios exorbitantes, una total paradoja.
Nosotros tampoco escapamos a la realidad que actualmente vivimos, pero el amor a nuestra amada patria, esa que se esconde no debajo de la piel de su gentilicio, no deja de sorprendernos y fascinarnos, mientras algunos de nuestros seres queridos migran a algún país lejano o cercano soluciones a problemas que parecían insuperables dentro de los márgenes de nuestro territorio, otros se sienten tentados a probar suerte en nuestro país de las maravillas, el cual nos invita a jugar suerte con algunas de las innumerables oportunidades que nos ofrece día tras día.
Ciertamente estamos convencidos que el amor es la respuesta a todo y nosotros amamos con locura a Venezuela. Un amor que comenzó hace muchos años en sus bloques, en las veredas, en los viajes donde por primera vez avistamos un rebaño de vacas, donde el mar nos inició en el significado de la libertad, donde nuestra naturaleza nos enseña todos los día que significa la palabra generosidad, un lugar donde la fantasía nunca acaba porque es posible observar aves de colores cruzar los cielos entonando sonidos ancestrales en plena metrópolis, con gente linda con una sonrisa pícara invitándonos a sonreír, a tener esperanza en que aún es posible soñar un mundo mejor, si antes nos veíamos con reservas y cada uno de nosotros conocíamos nuestro lugar, hoy en día nos entremezclamos y sin querer queriendo nos vamos conociendo realmente.
No sabemos realmente como termina la historia, pero nuestro pecho se llena de una emoción inimaginable cuando pensamos en Venezuela, sentimos que podemos morir si un día no caminamos por sus calles, nos da terror imaginarnos no volver a ver un llano venezolano, alejarnos un segundo de ella, oler por última vez el mastranto, pensar en no volver a probar un pastelito andino
¿Cuál es su diagnóstico lector? ¿Estamos enamorados?