A pesar de las colas kilometricas que hay en el resto del país, acá en mi ciudad es más difícil conseguir gasolina porque estamos cerca de donde minan el oro que solo el gobierno y los criminales explotan.
Al medio día fuimos a surtir gasolina prendiendo y apagando el carro en la cola, avanzando poco a poco. Como no soy muy experimentando en el manejo ya que este es mi segundo carro que he tenido a mis 38 años, se me daño la batería.
Mi esposa y mi pequeña iban conmigo en la cola, ella estaba jugando cerca de un árbol y un señor paso con unas bombas y se las regalo para que jugará.
Mi papá nos vino auxiliar comprando una batería pero tuvimos que remolcarlo al mecánico para que arreglará un sensor que se soltó.
Lo bueno es que pude echar gasolina y darle la gloria a Dios por todo lo que está aconteciendo en mi país. No es fácil vivir así pero hay que tener contentamiento.