Estudios recientes han demostrado que la dificultad que presentan algunas personas diagnosticadas con autismo para comunicarse, no se debe como se solía creer, a la falta de empatía por sus semejantes, sino más bien a un exceso de empatía, el cual los sensibiliza extremadamente ante las más mínimas expresiones emocionales de su entorno. Haciendo que estos detecten, lo que una persona neurotípica no puede captar y que se aíslen o reaccionen al sentir alguna emoción, gesto o situación donde se manifieste dolor, tristeza, rabia o frustración.
Quizás por ello el contacto con animales como los caballos o los delfines sea considerado una terapia efectiva, para este tipo de casos, ya que estos nobles animales tal vez tengan sin necesidad de hablar esa empatía, que en su naturaleza les permite comunicarse naturalmente sin una palabra.
En este universo de tantas posibilidades, siempre hay algo nuevo por descubrir, y siempre hay un motivo para que suceda.