La Praxis Andragógica

in #cervantes7 years ago (edited)

Praxis es práctica de vivencias, conocimiento o experiencias de vida, por lo que el hombre la ha usado durante toda su evolución. En este sentido expresó Freire (2002), "en la medida de que comenzamos no solo a saber que vivíamos sino a saber que sabíamos y por tanto podíamos saber más, inició el proceso de generar el saber de la propia práctica" (p.124), es decir, el aprendizaje de las personas viene dado por la puesta en práctica del conocimiento adquirido.

 La práctica educativa, para el autor como para los docentes “es algo muy serio”, pues durante el proceso de orientación-aprendizaje se ayuda o se perjudica al estudiante (p.67). Ésta, debe ser un proceso interactivo, de enriquecimiento constante, de intercambio de saberes y no la sola transferencia de conocimientos. Para Freire (2001), la práctica educativa “enfatiza la exigencia ético-democrática del respeto del pensamiento, a los gustos, a los deseos, a los recelos, a la curiosidad…” (p.41), y señala además que el estudiante tiene el derecho y el deber de establecer límites, de proponer tareas y de exigir que se cumplan.

 La praxis andragógica definida por Alcalá en el 2000, representa “un conjunto de acciones, actividades y tareas que al ser administradas aplicando principios y estrategias andragógicas adecuadas, sea posible facilitar el proceso de aprendizaje en el adulto”. (Alcalá, 2001) (p.7), las cuales van orientadas a propiciar el aprendizaje en el adulto de tal forma que pueda cumplir sus obligaciones y al mismo tiempo participar en un proceso de aprendizaje.

 La praxis educativa en la universidad venezolana según Gil (2007), “es sinónimo de «clase magistral», en la que un profesor «dicta» autárquicamente una serie de contenidos sin tomar en cuenta los intereses de sus estudiantes” (p.3), sin embargo, no es del todo real, porque si bien es cierto que existen facilitadores que bajo todos o algunos de esos criterios realizan su labor educativa, también existen los que hacen del experiencia educativa, participativa y significativa, centrándose en el adulto.  Al respecto Brandt (1998) expresa sobre la praxis andragógica:

“… no termina de constituirse y ser aceptada por especialistas en otras ciencias, y mantienen dudas por especialistas en ella misma, la cual en su afán de ser la ciencia o arte de la educación de adultos, es desviada por los propios educadores de adultos por falta de una sólida conceptualización”(p.47)

 En consecuencia, todo facilitador debe ser capaz de diferenciar el hecho educativo en el cual se encuentra, identificando al estudiante como eje central,  y si éste es un adulto, aplicar estrategias andragógicas. En la praxis andragógica, según Brandt (1998) el facilitador tiene la responsabilidad de lograr en sus participantes el proceso de aprender, el de autoaprender y finalmente el de autoeducarse (p.83), proceso que debe tener intrínsecamente   la metacognición.  En este sentido, mucho tienen que ver las estrategias, las técnicas y los recursos usados, los cuales varían de acuerdo a los objetivos del curso y a las necesidades, experiencias e intereses de los participantes, por lo que el facilitador debe innovar y orientar constantemente.  

 En relación al proceso de orientación-aprendizaje, propia de la praxis andragógica, expresa Adam (1990) según cita Cedeño (s/f) el papel del andragogo, más que enseñar, es el de orientar, acompañar. Es decir., aportar su experiencia y señalar para que el participante escoja la que considere más apropiada a su autoaformación.”(p.121)  

 La praxis andragógica permite además, que el facilitador por su condición de adulto y como integrante del proceso de orientación-aprendizaje, también sea favorecido en el intercambio de saberes que el hecho andragógico propicia. Por su parte, la UNESCO en la Declaración mundial sobre la educación superior en el siglo XXI: visión y acción, señala en su artículo 10, que los docentes de educación superiorde hoy en día, deberían enseñar a sus estudiantes a aprender y a tomar iniciativas, y no a ser, únicamente, pozos de ciencia (p.115).

  Otro aspecto importante en la praxis andragógica es la horizontalidad en la relación adulto participante y adulto facilitador, deben existir los espacios para la reflexión, el diálogo, la orientación y la participación continua, ya que esto enriquece el aprendizaje y hace que la experiencia de aprender sea una decisión y no una obligación, practicando  también la participación en el proceso de evaluación, por lo que debe efectuar la auto evaluación, la coevaluación y la heteroevaluación.
 
 Es importante señalar, que un facilitador en su práctica educativa debería además de reunir las competencias cognitivas y la congruencia con su ser y hacer, valores para la vida, llamados por Freire (2002) cualidades indispensables (p. 75), que se resumen en humildad, respeto, tolerancia y seguridad, las cuales hacen de la práctica docente una experiencia positiva para la vida del facilitador y para la de los participantes.

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Y también puede influir la sabiduría de ciertas personas para adquirir conocimiento y habilidades de manera inimaginables

Claro que si, acompañado del talento propio

La praxis educativa me parece un tema fascinante de cual todos los docentes debemos aprender. Gracias por la información.

Trabajar con adultos no es fácil, pero la experiencia es maravillosa, ya que el aprendizaje es en ambas direcciones