Para los primeros años del siglo XX una comunidad de lingüistas se reúne en Praga, capital de la República Checa, antigua capital del Reino de Bohemia y de Checoslovaquia. Formalmente constituido como Círculo Lingüístico de Praga hacia 1926, su función original se dirigía a estudiar los análisis y descripción de las lenguas, literaturas y culturas eslavas.
Entre los estudiosos de ese círculo se encontraban Vilém Mathesius, Josef Vachek, Bohustav Havránek, Jan Mukarovsky y Boumii Trnka. Posteriormente se incluirían Nikolai Sergeievich Trubeztcoy y Roman Jakcobson, este último ya había fundado anteriormente el Círculo Lingüístico de Moscú (Domínguez, 1998).
El sistema lingüístico: lengua y habla
Los diversos puntos de vista sobre el lenguaje han instaurado concepciones más o menos abstractas bien sea dentro o fuera del sistema lingüístico. Es de hacer notar que el concepto o noción de “sistema” lo concibe Saussure como el conjunto de reglas interiores que organizan una lengua.
Por un lado, para Saussure, lo exterior del sistema (o lingüística externa) abarca aquellas funciones diversas y variadas más generales, pero no por ello menos complejas, tales como la comunicación y la representación lingüística, la filología, los hechos que involucran la expansión de las lenguas fuera de su ámbito territorial o las causas de la aparición de lenguas literarias frente a los dialectos, entre otros aspectos.
En cambio, la lingüística interna estudia la organización de una lengua y las reglas por las que se hace posible la obtención del sentido o semántica.
Desde esta perspectiva, se han de establecer las funciones distintivas y opositivas, llamadas dicotomías por Saussure, de cada clase de elementos en el interior del sistema que, junto con el nivel sintáctico, nos llevará a la concepción funcional entre lengua y habla. Se trata entonces de conocer las funciones generales y sociales que genera la lengua y el uso cotidiano que cada individuo hace de la misma, con la variedad de intenciones, finalidades o medios de expresión (oral, escrito o alternativo).
Ferdinand de Saussure establece claramente la distinción entre lengua y habla, elementos estos que no se oponen entre sí radicalmente, sino que establecen relaciones recíprocas. La lengua representa el aspecto mental y social, ese dilatado arreglo de convenciones ante esa compleja, multiforme y heteróclita “masa de sonidos” que es el lenguaje estableciendo un “código” colectivo que no puede modificar, que en realidad evoluciona muy lentamente en el transcurso de los siglos y debe ajustarse a él para que el individuo pueda darse a entender y comprender lo que otros dicen (Saussure, Ferdinand, 1962).
El habla, de acuerdo con Saussure, no se confunde con la lengua. El habla es el acto individual en su aspecto físico, fisiológico, el hecho concreto de alguien que habla a su semejante. Es variable, libre para manejar palabras, frases y expresiones, pero de una libertad “controlada”, que dispone y organiza signos, pero no los crea, sino que los utiliza sobre la base del código común que es el establecido por la lengua (Fages, Jean 1970).
Hay un ejemplo muy significativo por parte de Saussuse cuando compara la lengua y el habla con el juego de ajedrez, para comprender mejor en qué consiste la dicotomía entre la lengua y el habla en lo que concierne a lo interno y lo externo:
Aquí es relativamente fácil distinguir lo que es interno de lo que es externo: el que haya pasado de Persia a Europa es de orden externo; interno en cambio, todo lo que concierne al sistema y sus reglas. Si reemplazo unas piezas de madera por otras de marfil, el cambio es indiferente para el sistema; pero si disminuyo o aumento el número de las piezas, tal cambio afecta profundamente a la “gramática” del juego (Saussure, F. p.43).
Dicho en otras palabras, continuando con el ejemplo comparativo con el ajedrez, la lingüística externa estudiaría los diferentes materiales, aspectos, colores y tamaños de piezas y tableros del juego y la difusión y extensión del ajedrez a los demás países a través de la historia. La lingüística interna se encargaría de estudiar las reglas del ajedrez que lo diferencian del juego de damas y las diferentes combinaciones y movidas que surgen de las reglas establecidas para cada juego.
Las habilidades tácticas, la manera de jugar y mover cada pieza de acuerdo con las circunstancias, correspondería, en este ejemplo proporcionado por Saussure, al habla, esto es el uso, la manera concreta de jugar o las decisiones que cada individuo utilice para tomar parte del juego.
Así es que hemos visto, en el transcurso de estas pocas líneas, una parte del inmenso panorama de la lingüística, esfera en donde el ser humano se hace productor de signos, de la mano del maestro ginebrino Ferdinand de Saussure, al que quien, con justicia, se le reconoce como el pionero e inspirador de la lingüística moderna para quien, en resumen, la lengua es un sistema organizado de signos, actualizado constantemente por el habla, como un acto individual de creación.
Referencias
Domínguez Mujica, Carmen Luisa (1998). Sintaxis: el siglo XX. Mérida (Venezuela) Universidad de Los Andes.
Fages, Jean B. (1970). Para comprender el estructuralismo. 2da. Ed. Argentina: Editorial Galerna S.R.L.
Saussure, Ferdinand de (1962). Cours de linguistique générale. Paris: Payot.
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