El desarrollo creciente posterior de la lingüística, junto con las teorías de la información, dieron origen a las perspectivas cognitivas actuales del estudio del lenguaje humano.
Desde un enfoque científico, diversos y calificados estudios en distintos campos y especialidades, tales como la psicología, la medicina y ciencias neuropsíquicas que, como ciencias auxiliares de la lingüística, han aportado importantes conocimientos en esta materia junto con otras como la fonética y la fonología.
La memoria y el lenguaje son funciones netamente cognitivas, hasta el punto que si aparecieran determinados trastornos en relación con la incapacidad de articular sonidos del habla o de la mudez total, cosa puramente material, aun así las facultades de interpretación, entendimiento, capacidad simbólica y de abstracción, inteligencia y lucidez intelectual se mantienen intactas, pudiéndose, en este caso, establecer comunicación y darse a entender por medios de gestos u otros sistemas codificados.
Tal como lo expresó Ferdinand de Saussure, el signo lingüístico tiene dos caras denominadas significado y significante. El primero es un concepto, una idea que se tiene sobre lo que significa la palabra. El segundo es una imagen acústica, dando a entender con esto que no se trata del “sonido” material que el habla produce, sino la representación mental de ese sonido, el cual está depositado en la memoria del hablante.
La memoria semántica
Para los que estudian los procesos humanos, sobre todo en los ámbitos de la educación y la psicología clínica, la memoria es el elemento clave asociado al desarrollo de la conciencia, pies sin ella no existiría la cognición. En estos campos, la memoria, dentro de los procesos de aprendizaje envuelven aspectos como la atención, la codificación, el almacenamiento, la recuperación y la evocación de la información aprendida (Santalla P. Zuleyma, 2000).
En el caso del lenguaje, a diferencia de la memoria episódica, que tiene como referente a acontecimientos sucedidos a la persona, y que es ampliamente susceptible a interferencias y olvidos, la memoria lingüística o semántica, posee un contenido almamente inferencial, relacionada con informaciones no aprendidas de modo explícito, aunque, es de reconocer, que entre el conjunto de informaciones de tipo semántico y episódico existen relaciones ajustadas donde se apoyan unas y otras. (Santalla P. Zuleyma, op. cit. p. 24).
Algunas curiosidades asociadas al lenguaje y la memoria
Aunque en este aspecto no haremos alusión a los mecanismos propios de la memoria y la adquisición del lenguaje apuntadas en las anteriores líneas, como punto de curiosidad se puede hacer mención de aquellos individuos que han mostrado una memoria excepcional. De paso, no quiere esto decir siempre que tales “rarezas” demuestren inteligencia creadora, sino que son más bien una especie de “máquinas” repetidoras de informaciones que se podrían catalogar incluso como prodigios o portentos, que se saben de memoria y de corrido desde la Biblia, las guías telefónicas o el martirologio romano.
La historia ha conservado algunos nombres de esos personajes de capacidades avanzadas y a ratos extravagantes, tales como el famoso Juan Felipe Baratier, nacido en 1721 en Alemania. Entre los cuatro y seis años hablaba correctamente cinco idiomas: alemán, francés, latín, griego y hebreo. También compuso un vocabulario de palabras en sánscrito. Desde 1734 -a los trece años- alcanzó el grado de Magister en la Universidad de Halle. Se dedicó al Derecho y la literatura antigua, astronomía, matemáticas y publicó eruditas disertaciones como el Disquisitio chrologica de succesione antiquissima romanorum pontificum, sucumbiendo desfallecido antes de cumplir los diecisiete años (Röhl, J., 1971, p. 191). Además de ello, hacía y declamaba versos, cantaba y tocaba el laúd y a los doce años llegó a ser un sobresaliente geómetra.
Entre otros precoces individuos figuran Francisco de Beauchateau, nacido en 1915, cuyos talentos se dirigieron hacia la pintura, música y poesía. A los trece años murió de raquitismo.
Pero el más asombroso de todos fue Pic de la Mirandola, que sabía 22 idiomas a la edad de 18 años y que luego de leer un libro por vez primera podía repetirlo en voz alta desde la primera hasta la última página. Luego de una rimbombante carrera de estudios y conocimientos humanos, publicación de obras de filosofía y teología, murió a los 29 años.
En fin, en este tema se puede ver que la memoria todavía es una desconocida, como se muestra en esos destinos de la vida que un día fueron consumidas por el peso de los conocimientos (Debay A. p.p. 221-222).
Referencias
Barroso, José; Jódar, Mercé; Brun, Carme; Dorado, Montserrat; García, Arantxa; Martín, Pilar; Nieto, Antonieta (2005). Trastornos del lenguaje y la memoria. Barcelona: Editorial UOC.
Debay A. (1874). Historia natural del hombre y de la mujer. Barcelona: Jané Hermanos, Editores.
Röhl, Juan. (1971). Quinientas y unas pequeñas historias. Caracas: Monte Ávila Editores C.A.
Santalla P. Zuleyma (2000). El sistema de memoria humano: memoria episódica y semántica. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.
Fuentes de las imágenes
- https://pixabay.com/es/photos/esquizofrenia-psicolog%c3%ada-mujer-388871/
- https://pixabay.com/es/illustrations/rostro-vac%c3%ado-mujer-espere-66317/
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