Tan frágil, tan fría.

Algo descuidada, una triste muñeca de trapo llora en aquella fría habitación. Hermosa y melancólica joven de tez pálida mirando su cicatriz causada por sus demonios internos. Ella, una hermosa mujer, fue de a poco deteriorando su belleza y su vida, viviendo en una dolorosa oscuridad donde han muerto los sentimientos y las emociones que alguna vez tuvieron vida.

Un día, al anochecer, Noelia estaba en su taller esculpiendo lo que sería su mayor trabajo artístico, con la finalidad de lograr conseguir su primera exposición a nivel mundial, pero mientras ella esculpía, por sus mejillas pasaban ríos de agua con profunda pasión y dolor, con aquel sentimiento de rotura, tratando de entender el error que sus padres veían en ella pero ella no. Ella es tan frágil, tan fría, y decide expresar el dolor y sufrimiento vivido por un amor que nunca funcionó. Frágil, marcada por las cicatrices que le ha dejado la vida y ya desquiciada por la soledad, decide pensar jugar con su vida y la de su hijo.

Anteriormente ha pasado por momentos difíciles, el dolor de un amor destrozó su alma. Sola, en aquella habitación, decide hablar consigo misma para intentar desahogar su dolor:

Aquí me encuentro, tratando de sanar mis heridas, a lo largo de mi vida me han visto como un objeto, algo sin uso, sin tomar en cuenta mis sentimientos. Dirán que por cada materia aplazada es una cortada, pero no, soy aquella mujer que ha sido maltratada por mi esposo y he cometido el error en querer quitarme la vida y dejar a mi niño abandonado sin nadie que los cuide.

Ayer, perdí mi mano derecha. No la he recuperado. Y aunque sea más absurdo que lo absurdo, porque no responde a mis órdenes. No sé que hacer. Qué tristeza, que mal no poder entender tantas cosas, y aún así tratar de sentir alivio, su aroma quedó en mi piel impregnado como si fuera un perfume barato. No me puedo escapar de el.

Así comete el error más grande de su vida, quitándole la vida a su ser más querido como lo era su hijo, con apenas meses de nacido. Ella sola quedó, sanando las heridas que el tiempo no pudo. El mismo tiempo que ahora las cicatriza tratando de dejar todo su dolor atrás. Demasiado dolor junto es malo, pero ella estaba sufriendo, se veía triste, algo que la deprimía o un suceso terrible se reflejaba en una herida agonizante como si estuviera muriendo lentamente.

Cosiendo sus heridas, que han dejado tantos problemas, heridas difíciles de curar y que sólo cosiéndolas las puede sanar. Con cara de tristeza, mareada por el dolor, en cada perforación hay llanto y humillación, aguja de olvido llena de indignación. La estatua de aquella mujer cautivó la mirada de varias personas, que al observarla detalladamente, se dan cuenta de lo que refleja a través de sus heridas, el dolor y el sufrimiento que se ve en la realidad. La estatua, no muestra el crudo reflejo de la realidad de la vida, el cómo los seres humanos tenemos que curar nuestras heridas, puesto que la estatua usaba el hilo para sellar sus heridas, pero no borraba las cicatrices de su piel. Sí, esta mujer solo quiere reparar sus errores, y dejar todo el dolor en aquel estado o trastorno emocional del cual quiere salir, ella puede curar sus heridas después de haberse cortado por no aceptar la realidad. Pero no es así, reparar un error puede ser tan difícil como coser una herida, cada cicatriz marca el dolor físico que no puede aparentar el alma. La mujer aunque tiene heridas profundas, saca fuerzas y valentía para sanarlas ella misma. Pero es demasiado tarde, una joven muere poco a poco de tristeza y soledad.