¿Cómo educar?, ¿Cuál es la receta para formar a nuestros hijos?. ¿Cómo saber si estamos haciendo lo correcto?. Les cuento vengo de una familia perfectamente conformada, es decir padre, madre, hermanos, un padre que siempre ha estado presente y cumple su rol a cabalidad y en mi caso ha sido mi consentidor, esta mi mamá, la mujer dedicada a su hogar, marido e hijos y con mucho espíritu de trabajo siempre haciendo algo para apoyar y hasta mantenernos y sacarnos adelante a mí y a mis tres hermanos. Debo decir que de mi madre herede la tenacidad, sensibilidad y espíritu de superación, aunque de ella no comparto el hecho de que su vida siempre ha girado en torno a la familia, se casó con mi padre siendo una adolescente y desde ese entonces su norte hemos sido nosotros, prácticamente dejo de ser mujer para estar allí, mientras estábamos estudiando nos consentía y no nos dejaba hacer nada de oficio, pues quería que nos concentráramos en lo que hacíamos, yo sin embargo a mis dos hijos desde chicos les asigno una tarea en el hogar que deben cumplir, ella no lo hacía, no se daba la oportunidad de salir, si salía alguna invitación reusaba a asistir o debía llevarnos a todos lados, dejando de lado sus necesidades de socializar con los demás. Esta situación genero un alto grado de dependencia de mis hermanos hacia ella que raya en el abuso, manipulándole constantemente, lo que le genera mucha intranquilidad pues prácticamente mi madre mantiene a dos de ellos, cuando la verdad es que deberíamos ser nosotros quienes le apoyemos a ella en estos momentos. Dicho esto, me permito reflexionar, fue mi madre una mala madre, no lo creo para mí es la mejor, que si bien es cierto no supo dosificar el exceso de amor que siente por nosotros eso es una verdad, que no debió dejar de lado sus necesidades de mujer y de esposa también es cierto, entonces considero que para querer a otro primero debemos querernos a nosotros mismos, lo cual permitirá que cada persona ocupe el lugar y rol que le corresponde y no extrapolen sus intereses y necesidades, a los hijos se les debe enseñar un oficio, dar una responsabilidad e impulsarles a ser emprendedores, a dar y recibir efecto con valores solidos donde el respeto prevalezca, de igual forma se les debe poner límites y darles la oportunidad de ser independientes en la toma de decisiones para que aprendan a ser críticos de las situaciones propias del día a día. Como padres debemos entender que los hijos están en nuestras vidas para quererlos, apoyarlos en su desarrollo y permitirles que alcen vuelo en la búsqueda de sus metas y sueños propios, es decir servirles de apoyo más no de sostén permanente. Que entiendan que la vida trascurre en ciclos y etapas. Que de niños y adolescentes sus padres serán sus guías y que ya adultos han de procurar lo que desean para sí, respetando a sus padres y profesándoles todo el amor y consideración que ya ellos hicieron lo que tenian que hacer y es hora de alzar el vuelo para que cada quien construya su futuro.