Ha sido tan poco el tiempo que he tenido para digerir todo esto tan tremendo.
Me dejé caer en escalada para darme cuenta que no voy a caer porque me sujeta algo más fuerte que ni yo misma conozco.
Purificante fuego que consumo cada vez que medito.
Y por ello ahora veo más claras las franjas en mi carretera que van en subida y ocultan lo que debo alcanzar.
Estamos hechos de nuestro propio porcentaje de consciencia; eso que es invisible para quien no estudie su propio ser.
Y si estás aún en el suelo y no has visto que estás atado al propósito, entonces puedes enterarte de que eres tu propio enemigo.
Los propósitos están desde el inicio (y quién sabe si hasta desde antes ;). Aunque muy breve, es una linda reflexión. Saludos, Luciana.
La vida sin propósitos es muy dificil y desalentadora. Buen post!
Así es. Pero rendirte a no encontrar el tuyo es volverte cenizas.