Una oral para recordar

in #cervantes5 years ago
Hablemos de sexo oral. Cada vez que una chica hace una buena mamada, una mariposa nace en el mundo y hace de la vida algo hermoso. Una de las cosas que más disfruto es dar mamadas. Como todo el mundo, tengo mis mañas, pero ninguna de mis parejas se ha quejado de ellas. De hecho, varios me han dicho que no sabían qué era realmente un buen sexo oral hasta que se los di.
Es obvio que la higiene es fundamental, para ambas partes. La chica debe tener la boca sana y limpia y el chico... bueno ya saben, nada de vellos y todo bien lavado. Una de las experiencias que más recuerdo fue con un chico llamado Xavier. Fuimos novios por un par de años, pero fueron unos años realmente locos. Él sí sabía cómo complacerme, además de estar bien dotado, cosa que me encantaba. Tenía un auto pequeño pero acogedor. En una de nuestras primeras salidas, veníamos del cine y pasamos por un enorme helado. Nos quedamos charlando un rato en el auto, y una cosa llevó a la otra hasta que comenzamos a bromear sobre sexo. En una de esas se me salió un "¿Quieres una mamada?". El me miró sorprendido pero con una sonrisa pícara.
-Pues sí -me contestó entre risas-. A ver qué tienes.
Pero se quedó helado cuando vio que mis manos se fueron a su cremallera, la bajé y saqué su verga. Ya estaba dura por la conversación, así que no tuve que hacer mucho. Comencé a mamarla y fue ahí cuando salió mi maña; empecé a babear como loca mientras su verga entraba y salía de mi boca. Nos fuimos al asiento trasero, donde me desnudé y me puse a cuatro patas para seguir con mi faena.
-Está fría... tu bo-boca -decía gimiendo.

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El helado me había dejado la boca fría y mezclado con la acción lubricante de mi saliva, era una sensación increíble. No había nadie en los alrededores, así que subí mi culo y lo apoyé en la ventanilla para tener más estabilidad y poder mover mi cabeza con libertad. Él estiró su mano y comenzó a tocarme la húmeda panocha. Era muy placentero. Después de unos 15 minutos ya quería venirme. Lo miré a los ojos y le pregunté:
-¿Estás listo para darme esa leche?
Él apenas pudo asentir. Entonces le escupí a esa enorme verga y la froté duro hasta que explotó en mi cara, con su semen tibio. Mientras el me dio duro en el clítoris con sus dedos haciendo que e corriera también. El contraste entre el frío de mi boca y lo caliente de su leche en mi cara, se sentía divino. Luego de eso, me pedía una mamada 3 veces por semana. A veces accedía, a veces no, pero cuando lo hacía el pobre quedaba bien dopado.

Cuéntenme en los comentarios, ¿cuál ha sido la mejor mamada que les han hecho o que han dado?

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