DÍA 1: Brasilia | 100 Fotos + 100 textos x 100 días

in #cervantes5 years ago (edited)

Este año me he propuesto el reto de escribir un poco más, y para mejorar el habito y relacionarlo con el contenido que tengo (fotografía) me he decidido a cumplir una meta personal que se basa en escribir al menos una cuartilla por cien días.

La única manera de mejorar haciendo algo es practicándolo, así se escape de los pequeños mundos de la inspiración y el querer.

Sin más que añadir, y comprendiendo que entienden el contexto de tanto el presente, como los próximos posts, empecemos con una especie de diario de anécdotas, guiones, historias reales, ficticias y refecciones.

Día 1:

La noche anterior había sido larga y vaga. Quizás por el cansancio, o por las espesas y oscuras nubes que habitaban el mar por el que se deslizaba el avión. Yacía mi cabeza como un péndulo, el frío me mantenía como un niño sin abrigo, y la fatiga quizás era mi mejor amiga, haciendo de agente capaz de ignorar todo lo demás, ayudandome a drogarme en una especie de sueño hondo y pacífico.

El reloj marcaría las siete cuando yo estaba saliendo del avión, pesado aún, y a medio despertar. Esa mañana, el sol de Brasilia seria capaz de dorar cualquier iris que se le atravesase. Había estado en Boa Vista la noche anterior, el vuelo se había retrasado, y lo que seguía en el plan era: una pequeña escala en Brasilia, para luego continuar hasta Porto Alegre, en donde esa noche tomarìa un autobús hasta Montevideo.

Seria el sueño, o simplemente el hecho de estar tonto al caminar por un aeropuerto tan grande y normal. No solo estaba viajando. Emigraba definitivamente de Venezuela, y por primera vez salia del país. Yo nunca tuve la suerte de mis conocidos, mirar el mundo exterior fuera de los límites y las barreras puestas por una frontera, era una especie de sueño que en ese momento, a mis veinte años, a penas se materializaba.

Es por allá, nos están llamando. Dijo Oscar

Oscar era un sujeto que había conocido la noche anterior mientras hacía el cheking en el aeropuerto de Boa Vista. No sé por qué, pero yo sentía que su cara me era familiar. Quizás se parecía a uno de esos muñecos de algún videojuego, o quizás solamente era una versión joven de alguna cara vieja que se encontraría perdida en el sótano de mi memoria.

Hizo un par de preguntas claves, como: de dónde eres? de dónde vienes? a dónde vas?

Al principio reaccioné un poco celoso con mi información, pero el era un tipo cálido, y curiosamente, venía de un pueblo que frecuentaba la gente del lugar donde yo nací. No fue difícil crear una especie de vínculo. Al final, quienes emigran van dispuestos, y es una especie de destino incierto en común. Un par de boletos idénticos nos hizo saber que teníamos la misma ruta, y por poco, casi los mismos puestos. El resto del camino sería igual para los dos, así que, era un buen momento para hacerse con la compañía del otro.

Brasilia, en algún momento cerca de las siete de la mañana.

Por allá, dijeron nuestros nombres. El vuelo se adelantó por el retraso de anoche. Creo que nos están llamando.

Yo sabía que algo andaba mal. La fila de las caras conocidas del vuelo, habían desaparecido, y ¿en quien más podía confiar, si no era en mi nuevo compañero o en la aerolínea?

La señorita tomó mi boleto, lo rasgó, verificó un par de datos y me indicó mi asiento. Era confuso, pero en este punto, debía poner mi fe en el personal del aeropuerto, ellos más que yo, un joven e inseguro viajero, sabían como funcionaba todo.

La entrada al avión fue rápida. Incluso el vuelo no iba lleno. Estaba cómodo en mi nuevo asiento, e incluso, a no ser por un señora que se sentó a un puesto de distancia. Hubiera estado solo todo el trayecto.

Llegaría temprano a Porto Alegre, pensé. Cuando el altavoz de mi mente fue interrumpido por el sonido de los parlantes del avión. No sé quién dio vida a la voz primero, si el capitán o la azafata, pero a los pocos segundo, sentí el frió característico y los nervios en mi estomago que me indicaba que algo andaba mal.

En mi mano reposaba un ticket que señalaba mi ruta, numero de vuelo, y alguno que otro dato que debería encajar como una pieza de tetris en lo que fuese que dictara la voz que alcanzaba a los humanos en la cabina. Nada coincidía.

image.png

01.jpg

Todas las imágenes y textos incluidos en este post son mi obra original.

Jesus Solis ©

Sort:  
 5 years ago  Reveal Comment