Ya van unos cuantos años que no se ve otro boom literario entre los jóvenes. Más allá de lo cuestionable de la calidad de alguno de esos trabajos, nadie puede negar que cumplían con creces con el objetivo de introducir a millones de jóvenes, e incluso adultos, a la lectura.
Series literarias como Crepúsculo, Los Juegos del Hambre y hasta Las Cincuenta Sombras de Grey, o novelas como Bajo la Misma Estrella formaron a muchos nuevos lectores. Quizás muchos de ellos dejaron de leer una vez la moda de la obra en cuestión se haya extinguido, pero muchos otros muy probablemente siguieron explorando.
Como dije, ya van algunos años que no se ha vuelto a ver otra obra que haya calado en el corazón de los jóvenes y esto, me parece, es debido a lo que se han convertido las redes sociales en gran parte: una biblioteca de memes.
Fuente: Portal de noticias Sin Embargo
Bien, no estoy en contra de los memes. Tampoco estoy en contra de las redes sociales. Ni siquiera estoy seguro de que sean la causa del problema o mas bien el efecto de un problema mucho más grande y complejo. El asunto es que, sea como sea, la juventud en general está buscando reacciones rápidas. Abres tu cuenta en facebook, lees una historia o ves un meme, lloras o ríes, y sigues a la siguiente publicación. Así, día tras día. Solo están buscando cosas que tomar y desechar en segundos y su nivel de atención se ve altamente deteriorado.
Como profesor de personas de diferentes edades he sido testigo de cómo los niños ya muestran señas alarmantes del poco nivel de atención. Las series animadas que ven deben tener chistes rápidos, inmediatos, pasar de un tema a otro en cuestión de momentos a pesar de carecer de algún tipo de conexión lógica, o al menos un proceso de transición. Sus rostros están pegados a sus teléfonos celulares y van pasando de meme en meme, de publicación en publicación. Sucede que se hacen cada vez más intolerantes al compromiso intelectual.
Una novela requiere de compromiso. Requiere de tiempo y dedicación. Sin embargo, ¿qué dedicación le puede dar un joven promedio a una novela de, digamos, al menos 300 páginas? Cuando incluso suspiran si una publicación en Facebook o Instagram empieza a superar el párrafo. Cuando una red social como Twitter se basa justamente en la publicación de mensajes cortos. Cuando las noticias y rumores se esparcen a través de la lectura rápida de un titular amarillista en lugar de la lectura a consciencia del artículo completo y su verificación posterior en diferentes medios.
La sociedad tiene un grave problema de atención y se ve reflejado en la pérdida de la importancia de la literatura en la misma. Para nadie es un secreto que toda la vida muchos padres reniegan de orientar a sus hijos y esperan que la sociedad los eduque por ellos. Eso ha sido un mal de siempre. Pero, ¿qué podemos esperar de los chicos que crecen en la actualidad si la sociedad les dice que no deben prestarle atención a algo por más de treinta segundos?... Por supuesto, todo esto es solo una conjetura.